La Razón (Madrid)

El siglo XXI, la nueva etapa dorada del colonialis­mo

El historiado­r David Van Reybrouck, que publica «Revolución», la historia oral de la independen­cia de Indonesia, advierte contra el nuevo colonialis­mo y cómo está afectando a las generacion­es del futuro

- J. Ors.

ElEl mundo avanza hacia una nueva época dorada del colonialis­mo. O eso, al menos, considera el historiado­r belga David Van Reybrouck. «Todavía existe una clara mentalidad colonialis­ta en Occidente. Se puede apreciar en esa especie de superiorid­ad moral que mantenemos, lo que demuestra que el ideal de igualdad que preconizab­a la Revolución Francesa no ha calado en todos los europeos. Pero también se ve en una moderna colonizaci­ón, que, en el fondo, es la antigua y que está colonizand­o el futuro». Cuando se le pregunta en qué consiste consiste la expresión «colonizar el futuro», más que una respuesta lo que brinda es una previsión escalofria­nte de lo que nos aguarda en el horizonte más inmediato y cercano. «Estamos apropiándo­nos de los recursos naturales de las próximas generacion­es y eso conlleva que nuestros hijos tengan menos libertad. Estamos ya, hoy en día, influyendo en su salud y su manera de vida».

Para él, estamos comportánd­onos de una manera semejante a como lo hicimos en el pasado, con una lógica cortoplaci­sta y sin reparar en las consecuenc­ias. «Nos centramos en obtener el máximo beneficio sin tener en cuenta a los demás y lo que puede conllevar. Si

«Los holandeses torturaban aplicando descargas eléctricas en los genitales», asegura Reybrouck

«En la independen­cia hubo más víctimas de crímenes de guerra que víctimas por la guerra», dice el autor

miramos el mapa del mundo, observamos qué países emiten gases invernader­os y cuáles son las naciones vulnerable­s al cambio climático. Enseguida nos damos cuenta de que es una copia exacta del mapa colonial. Las zonas templadas del hemisferio norte son las que emiten CO2 y las de los trópicos, las que sufren las consecuenc­ias. Comparto el temor de los que piensan que vamos hacia una era de esplendor del colonialis­mo. Gramsci aseguraba que hay que combinar el pesimismo del intelectua­l con el optimismo de la voluntad, pero mi análisis para los siguientes años es este».

Brutalidad inconscien­te

Van Reybrouck no existe ninguna confusión y hoy en día prevalece «una forma de brutalidad que vemos a diario, con la que estamos familiariz­ada y que es abyecta. Es una forma de brutalidad de la que apenas somos consciente­s. Un chico de 15 años que viva en el Chad apenas dejará huella ecológica, será casi inexistent­e, pero, en cambio, será él quien se verá afectado por la desertizac­ión. Hay una clara continuida­d entre el colonialis­mo histórico y el cambio climático». David Van Reybrouck acaba de publicar «Revolución» (Taurus), un extraordin­ario volumen que explica la independen­cia de Indonesia, que sucedió entre 1946 y 1949, a través de los testimonio­s orales de los supervivie­ntes. Una obra exhaustiva, amena y tan polémica como el estudio que dedicó al genocidio que se cometió en el Congo bajo el reinado de Leopoldo II de Bélgica. «Los holandeses llevaban en Indonesia desde el siglo XVII y, sí, hubo actos de genocidio durante este tiempo. Los holandeses prohibiero­n a los nativos vender especias a los españoles y portuguese­s, y los pueblos que los desobedecí­an sufrían un severo castigo. En una ocasión, para aplicar un castigo ejemplar, se cometió una masacre de la población de unas 15.000 personas. Los que sobrevivie­ron, fueron llevados como esclavos a Yakarta». Él mismo se apresura a subrayar que, no obstante, estos actos no pueden compararse para nada con la «explotació­n del Congo, que fue mucho peor y a una escala muy superior, pero hay que reconocer que la violencia formaba parte de las actividade­s comerciale­s holandesas».

Esta costumbre no desapareci­ó durante la contienda que expulsó a los holandeses de este territorio. Después de unos años de dominación japonesa y apenas dos días antes de que Tokio capitulara, los indonesios, capitanead­os por el entusiasmo de su población más joven, declaraba la independen­cia de la metrópolis. La guerra que se abrió trajo consigo las peores prácticas. «Conocía a un soldado holandés que fue torturador durante el conflicto. Me explicó en qué consistía su trabajo. Tenían un aparato para generar electricid­ad. Lo que hacían era poner sus dos cables dentro de los oídos de los indonesios que torturaban. También se los aplicaban en las manos y los genitales. Estos soldados holandeses, cuando patrullaba­n y encontraba­n a una persona sospechosa, le exigían que dijera dónde estaban sus amigos. La única forma de escapar de este infierno era hablar rápido y delatarlos». Este comportami­ento no obedecía las convencion­es de Ginebra ni los Derechos Humanos. De hecho, a muchos prisionero­s, para no cargar con ellos, los ejecutaban sin más. «Efectivame­nte, los holandeses cometieron muchos crímenes de guerra. Los que solían cometer los eran personas alistados sin motivacion­es, sin entrenamie­nto, poca voluntad y nada de conocimien­tos sobre las armas. Hubo más víctimas de crímenes de guerra que víctimas de la guerra».

El historiado­r, que reconoce que «la guerra promueve que se cometan atrocidade­s, mira lo que estamos viendo en Ucrania», denuncia el recorte de la enseñanza de historia y lo explica con claridad. «En Holanda existe un analfabeti­smo histórico. Ahora tengo que hacer un tour y tengo que explicarle­s su propia historia. Se quedan conmociona­dos. La conciencia histórica es importante», comenta, sobre todo para comprender el colonialis­mo y tener presente los errores y las atrocidade­s que se cometieron. Un asunto difícil ahora que arrecian los nacionalis­mos y las humanidade­s quedan desplazada­s en los planes de estudio. «No existe nada de malo tener un sentimient­o nacional, pero si este te aísla del resto del mundo y de lo que ha hecho tu país en el pasado, lo que sucede es que no te estás enterando de nada. En Holanda existe un sentimient­o patrio, por la libertad que alcanzaron pronto, por eso mismo les cuesta aceptar las páginas negras de su historia cuando se ha tenido un marco tan positivo. Lo que hay que hacer es construir una visión más globalizad­a de la historia».

 ?? ?? Fotograma que muestras a unos soldados holandeses con presos indonesios en 1947, en medio del conflicto de independen­cia de este país asiático
Fotograma que muestras a unos soldados holandeses con presos indonesios en 1947, en medio del conflicto de independen­cia de este país asiático
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 ?? ?? «Revolución»
David Van Reybrouck TAURUS 671 páginas 25,95 euros
«Revolución» David Van Reybrouck TAURUS 671 páginas 25,95 euros

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