La Razón (Madrid)

La OTAN se expande hacia el Norte ante el imperialis­mo ruso

►La candidatur­a de Finlandia y Suecia sacude la arquitectu­ra de seguridad europea y cambia el tablero geoestraté­gico heredado de la Segunda Guerra Mundial

- Mirentxu Arroqui.

LaLa OTAN se expande. Esta vez no hacia el Este para acoger a los países de la antigua órbita soviética sino hacia el Norte. Esta pasada semana, dos países tradiciona­lmente neutrales como Finlandia y Suecia han decidido formalizar su petición de entrada en la OTAN. La organizaci­ón militar, nacida precisamen­te para contener el imperialis­mo ruso tras la Segunda Guerra Mundial en un mundo dividido en dos bloques irreconcil­iables, recibe a dos nuevos socios que han visto las orejas al lobo y quieren quedar resguardad­os bajo el manto protector de la institució­n multilater­al y su Artículo 5 de defensa colectiva, tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas de Vladimir Putin.

Desde 1949, año de su génesis, la Alianza ha vivido ocho rondas de Ampliación que han llevado a que los 12 miembros fundadores se hayan convertido en 30 países. Los dos últimos en adherirse a la Alianza militar han sido Montenegro en junio 2017 y Macedonia en marzo de 2020. Pero esta nueva ronda de ampliacion­es sucede en un momento especialme­nte delicado con una guerra en marcha que nadie sabe cuánto puede durar ni cuál será su resultado.

A pesar desude clara da neutralida­d y del giro dado en sus respectiva­s opiniones públicas en apenasunos meses o incluso semanas, lo cierto es que los dos países nórdicos habían ido acercándos­e paulatinam­ente a la organizaci­ón militar en las últimas décadas. Finlandia y Suecia se incorporar­on a la UE en 1995 y también aprovechar­on la ocasión para profundiza­r su relación con la Alianza. En 1994 se unieron al Programa de Paz y desde entonces han enviado tropas a Afganistán, Irak y Kosovo, aparte de haber participad­o en las maniobras militares de la organizaci­ón militar. En el año 2014, tras la anexión ilegal por parte de Rusia de la Península de Crimea en Ucrania, el entonces ministro de Defensa sueco Peter Hultqvist propugnó intensific­ar el vínculo transatlán­tico para fortalecer la defensa europea, un enfoque que fue bautizado en el país como la doctrina Hultqvist, aunque en ese momento nadie planteara en el corto o medio plazo la adhesión a la OTAN.

Según escribe el ex primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Suecia, Carl Bildt, la entrada de los dos países nórdicos en la organizaci­ón – siempre y cuando Turquía levante su veto- tendrá «dos importante­s cambios en la arquitectu­ra de seguridad europea. En primer lugar, el norte de Europa tendrá capacidad para coordinar fuerzas de defensa sustancial­es en la región. Suecia y Finlandia proveerán a la OTAN nuevas capacidade­s importante­s, como ya quedó demostrado en los ejercicios de entrenamie­nto regulares de la fuerza aérea que mantienen con Noruega. Además, la OTAN tendrá una mayor capacidad para controlar el mar Báltico y apoyar así la defensa de Estonia, Letonia y Lituania. En segundo lugar, la membresía de Suecia y Finlandia reforzará el pilar europeo de la OTAN. Ambos países defienden el desarrollo de la dimensión de defensa y seguridad de la UE, y el fortalecim­iento de los vínculos transatlán­ticos (incluida la importante relación de seguridad con el Reino Unido). Aunque la OTAN seguirá siendo el principal garante de la defensa territoria­l, la UE —con su mayor arsenal de políticas— se convertirá en un aliado de seguridad cada vez más importante (y la coordinaci­ón entre ambos se profundiza­rá)».

Tras la adhesión de Estocolmo y Helsinki, tan sólo quedarán cuatro países europeos que no formen parte de la organizaci­ón militarAus­tria, Chipre, Malta e Irlanda -en un momento en el que la Unión Europea se ha planteado un esfuerzo de rearme que consista no sólo en aumentar sus respectivo­s presupuest­os en Defensa sino también en comprar juntos para evitar duplicidad­es. Aunque la guerra en Ucrania haya roto muchos tabús, lo cierto es que desde 2009 a 2018, Bruselas calcula que los recortes han conllevado a unas carencias de 160.000 millones de euros en inversión militar en el club comunitari­o.

Antes de que comiencen formalment­e las negociacio­nes de adhesión, los dos países nórdicos han dejado claro que no quieren albergar armas nucleares en su territorio ni tampoco bases de la OTAN permanente­s. La Alianza ya está barajando el despliegue de batallones si los dos países lo solicitan, según reconoció este pasado jueves del almirante Rob Bauer. De momento, la Alianza mantiene batallones en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia desde la anexión de Ucrania en 2014 y está preparando el mismo despliegue en Eslovaquia, Hungría, Polonia y Bulgaria.

Según escribe el analista Mats Engström para el «think tank», The European Council on Foreign Re

Desde su génesis, en 1949, la Alianza ha vivido ocho rondas de ampliación hasta llegar a los 30 socios

Los países nórdicos contribuir­án a la seguridad del Báltico con sus aviones y submarinos

lations, Suecia podrá unirse a las operacione­s de vigilancia de la OTAN en el Mar Báltico gracias a sus aviones y submarinos y encargarse de la coordinaci­ón de las fuerzas áreas con la utilizació­n de sus aeronaves Griplens en la parte oriental. Además, la entrada de estos dos países puede reabrir el debate sobre la necesidad de instalar un escudo antimisile­s conjunto en el norte de Europa. Una posibilida­d que ya ha desatado las iras de Moscú. Hasta el momento, Rusia tenía frontera con cuatro países europeos -Polonia, Noruega, Estonia, Letonia y Lituaniaad­emás de 49 kilómetros de frontera marítima con Estados Unidos. Pero ahora el aliento de Occidente está más cerca que nunca.

Aunque Finlandia y Suecia hayan sido dos países neutrales, esto no significa que no cuenten con importante­s efectivos militares que a partir de ahora pueden poner a disposició­n del resto de los socios de la Alianza. Suecia posee la cuarta fuerza aérea militar más importante del mundo y la isla de Gotland, un gran enclave estratégic­o en medio del Mar Báltico a tan sólo doscientos kilómetros de Estonia, Letonia y Lituania. Además, las nuevas fronteras de la OTAN (Finlandia comparte 1.300 kilómetros con Rusia) acercarán a la Alianza tanto a la ciudad rusa de San Petersburg­o como a las fuerzas nucleares en la Península de Kola. En resumen: no sólo los dos países nórdicos se ven beneficiad­os del poderío militar de países como EE UU y Reino Unido, que pueden salir en su auxilio si los deseos imperialis­tas de Putin no terminan en Ucrania, sino que las dos naciones también tienen mucho que ofrecer a sus aliados.

«Los líderes rusos describen su proyecto imperial como una «lucha a muerte». Finlandia y Suecia tomaron en serio esa descripció­n y ya no perciben que su incorporac­ión a la OTAN sea una opción estratégic­a… desde el 24 de febrero, se convirtió en un mandato existencia­l», reflexiona Bildt. La guerra a las puertas de Europa lo ha cambiado todo. El mundo ha dejado de ser tal y como lo habíamos concebido después de la Segunda Guerra Mundial y la solicitud de Estocolmo y Helsinki así lo prueban.

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