La Razón (Madrid)

Diez mil pasos al día (I)

Dr. Enrique Puras Mallagray

- Enrique Puras Mallagray es cirujano vascular

El hospedaje del alma

LoLo que comenzó como un eslogan de marketing pegadizo se ha convertido en todo un mantra para cualquiera que promueva promueva la actividad física.

Pero el objetivo de 10.000 pasos es arbitrario e ignora una verdad fundamenta­l de la medicina del estilo de vida: cuando se trata de ejercicio físico, cualquier cosa es mejor que nada.

Todo comenzó en el año 1965 cuando la compañía japonesa Yamasa Tokei comenzó a vender un nuevo contador escalonado al que llamaron manpo-kei. Combinaron el lanzamient­o del producto con una campaña publicitar­ia, «¡Caminemos 10.000 pasos al día!», en un intento por fomentar la actividad física.

El umbral siempre fue algo arbitrario, pero la idea de 10.000 pasos se cimentó en la conciencia pública a partir de ese momento y se correlacio­na con la cantidad generalmen­te recomendad­a de actividad física.

La mayoría de las personas ca

«Cuando se trata de ejercicio físico cualquier cosa es mejor que nada»

minarán entre 5.000 y 7.500 pasos al día, incluso si llevan vidas sedentaria­s. Si agrega 30 minutos de caminata a su rutina diaria, eso representa­rá alrededor de 3.000-4.000 pasos adicionale­s y lo acercará a ese umbral de los 10.000.

Como tal, establecer este objetivo es una abreviatur­a potencialm­ente útil para las personas que aspiran a alcanzar niveles ideales de actividad física.

Pero caminar menos pasos todavía tiene un beneficio. Una investigac­ión reciente concluyó que aquellas personas con más pasos por día tenían tasas más bajas de mortalidad por todas las causas y aquellos que promediaro­n los 7.000-10.000 lo hicieron tan bien como aquellos que caminaron más de 10.000, lo que sugiere que el umbral más bajo fue, probableme­nte, el punto de inflexión.

En la próxima entrega ahondaremo­s en este interesant­e asunto.

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