La Razón (Madrid)

Truss, cada vez más cerca de Downing Street

► La ministra de Exteriores toma ventaja para suceder a Johnson. Hoy se enfrentará a su rival, Sunak, en un debate televisado

- Celia Maza.

Pocas transforma­ciones políticas han sido tan radicales como la de Liz Truss. Hace seis años, en Westminste­r se daba su carrera por terminada. Ahora todo el mundo da por hecho que será la próxima inquilina de Downing Street. La responsabl­e de la diplomacia británica se coló en último momento en la final de las primarias del Partido Conservado­r gracias al núcleo duro de la formación. Pero se ha convertido en la favorita de las bases, que son los que tienen la última palabra. Las últimas encuestas le dan una ventaja de hasta 24 puntos respecto a su rival, el ex Chancellor Rishi Sunak. Por lo que tiene todas las papeletas para convertirs­e en la tercera mujer en de historia de Reino Unido en ponerse al frente del Gobierno. La primera, Margaret Thatcher, siempre ha sido su gran heroína. Pero en realidad tiene que deberle todo a la segunda, Theresa May.

Cuando David Cameron presentó su dimisión en 2016 tras el triunfo del Brexit y May se mudó al Número 10, el puesto de Truss se daba prácticame­nte por muerto. En una formación dominada por euroescépt­icos nadie que había hecho campaña por la permanenci­a en la UE tenía muchos amigos. Estaba completame­nte aislada. Y la única razón por la que sobrevivió como ministra de Justicia es porque May quedó demasiado débil como para deshacerse de ella tras las desastrosa­s elecciones de 2017 y no pudo hacer la reestructu­ración de Gabinete que tenía en mente.

Y fue entonces, en el espacio de tres años, cuando Truss se reinventó. Tanto política como personalme­nte. De hacer campaña por la UE pasó a abrazar el Brexit de manera apasionada. De ser íntima amiga de Cameron pasó luego a ser una de las primeras en apoyar a Boris Johnson –aun sabiendo que eran enemigos acérrimos– para el liderazgo. Al ser nombrada responsabl­e de Comercio, se posicionó como la encarnació­n de Instagram de la Gran Global Britain, haciendo una crónica de todos los nuevos acuerdos que Londres cerraba con terceros países, que no eran otra cosa que un copia y pega de los que tenía cuando era miembro de la UE.

Por lo que ahora, a los 46 años, tiene la oportunida­d de mudarse a Downing Street convertida en la niña mimada de la derecha conservado­ra, una «thatcheris­ta» que apuesta por la intervenci­ón mínima del estado y los bajos impuestos.

Nada queda de la activista liberal demócrata que abogaba en su día por la abolición de la Monarquía. Las imágenes de la jovencísim­a Truss hablando en la conferenci­a de los liberal demócratas en 1994 corren como la pólvora ahora en redes sociales.

Pero ni siquiera eso merma ahora la gran popularida­d que tiene entre los 200.000 afiliados del Partido Conservado­r quien decidirán quién sucederá a Boris Johnson el próximo 5 de septiembre. Hoy los rivales se verán las caras en un debate en la televisión pública británica, la BBC.

La primera encuesta de YouGov realizada entre las bases desde que las filas «tories» eligieran el miércoles a los dos finalistas otorga a Truss un apoyo del 62% frente al 38% que apuesta por Sunak, una vez se excluye a los indecisos.

Los afiliados sencillame­nte no perdonan al ex Chancellor que presentara su dimisión desencaden­ando así el motín que acabó con

Las últimas encuestas otorgan a Truss 24 puntos más que el ex ministro de Finanzas

la carrera de Johnson. Le acusan de traidor. El 40% de los afiliados aseguran que no confiaban en él en medio de acusacione­s de «conspiraci­ón e intriga». Por su parte, el 63% considera que se puede confiar en Truss, que hasta el último momento se mantuvo fiel al todavía primer ministro.

Por otro lado, a las bases tampoco parece preocuparl­es las prediccion­es de los analistas de la City que temen que, con la victoria de Truss, la libra caiga por las medidas económicas que plantea para hacer frente a una inflación disparada que puede superar el 11%.

Mientras que Sunak considera que no es el momento de bajar los impuestos, la responsabl­e de la diplomacia considera que eso empujará a Reino Unido a la recesión, por lo que busca ganarse a los miembros de la formación con su promesa de reducir los impuestos de inmediato, incluida la reversión del aumento de la seguridad social que se implementó en abril, la suspensión suspensión de los gravámenes verdes en las facturas de energía y la eliminació­n de un aumento propuesto en el impuesto de sociedades. La City considera que estos planes podrían conducir a un gran aumento en el endeudamie­nto del Gobierno y la devaluació­n de la moneda. Pero las bases parecen estar encantadas con la mujer que aspira a ser la próxima Dama de Hierro.

El Partido Conservado­r es una de las máquinas políticas más exitosas del mundo democrátic­o. Ha estado ganando elecciones desde la década de 1830, dominando la política británica durante la mayor parte del siglo XX y XXI. Su capacidad de regeneraci­ón es memorable. Nada tiene que ver la formación que lideró David Cameron, con la de Theresa May y ya no hablemos de Boris Johnson. Pero está por ver si con Truss al frente –como todo apunta– podrán retener el poder cuando lleguen los próximos comicios en 2024 y la «nueva Thatcher» tenga su verdadero examen con las urnas.

Las bases «tories» no le perdonan que su dimisión haya desencaden­ado la caída de Johnson

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REUTERS La ministra de Exteriores, Liz Truss, posa con simpatizan­tes de su campaña, ayer, en Marden

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