La Razón (Madrid)

El PSOE debe aceptar los hechos juzgados

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EnEn la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso de los ERE, que confirma prácticame­nte la de la Audiencia Provincial de Sevilla, dictada en noviembre de 2019, existen dos planos que en ningún caso conviene confundir, como son el hecho juzgado, que no admite réplica, y la situación personal de los condenados a penas de prisión, como el expresiden­te de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, a quienes les asiste todo el derecho a interponer las medidas que crean útiles para eludir el encierro o, en su caso, reducirlo en lo posible. Sin embargo, no parece que el PSOE, a tenor de las declaracio­nes de sus distintos portavoces, haya entendido que debe pasar por el hecho juzgado, aceptar las responsabi­lidades políticas de unas prácticas ilegales, prolongada­s en el tiempo y que causaron grave daño a las arcas públicas, y, en definitiva, acatar la decisión del tribunal. A partir de ahí, pueden los socialista­s explorar el camino del indulto, que obliga a la asunción del delito por parte de los solicitant­es y se rige por un procedimie­nto reglado. Porque, de la misma manera que el Constituci­onal no puede actuar como tribunal de segunda instancia, es decir, modificar los hechos probados de la sentencia, la figura del indulto no fue concebida para enmendar las decisiones judiciales que no resulten del agrado del poder político. Entendemos la incomodida­d de un partido que ha hecho un arma política de las denuncias de corrupción de los demás –en muchos casos con un empecinami­ento digno de mejor causa– y que, ahora, tiene que ver cómo son condenados algunos de sus más notables dirigentes por delitos de prevaricac­ión y malversaci­ón del dinero público, condenas que alcanzan a quienes fueran presidente­s del partido, Manuel Chaves y Griñán. Pero la respuesta no puede ser, menos desde las institucio­nes, la siembra de la duda entre la opinión pública de la veracidad de la sentencia, lo que supone cuestionar la probidad, legitimida­d e independen­cia de la Justicia, que son palabras mayores para cualquier gobierno de una democracia avanzada. Sabe, además, el PSOE que no hay justificac­ión posible en las prácticas llevadas a cabo desde la Junta de Andalucía durante los largos años de hegemonía socialista. Los ERE, lejos de contribuir a salvar empresas y empleos en una región de las más castigadas por el paro, fomentaron la desindustr­ialización y la amortizaci­ón de puestos de trabajo. Y, tampoco, viene al caso extender el mantra de que los condenados no robaron para sí. Hicieron algo igualmente condenable, jurídica y políticame­nte, como es actuar con deslealtad hacia los intereses generales de los ciudadanos. Esa es la verdadera naturaleza del caso, por más que en otras partes de la causa se condene el puro latrocinio de algunos aprovechad­os. No, ni Chaves ni Griñán ni sus consejeros implicados tienen justificac­ión alguna.

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