La Razón (Madrid)

El profesor que enterró el consenso

► Es partidario de la pena de muerte y contrario a la igualdad entre el hombre y la mujer

- A. Navarro.

Ha sido un profesor de Derecho Constituci­onal de la Universida­d de Túnez quien ha enterrado definitiva­mente la Carta Magna de 2014, la primera elaborada fruto de un proceso de debate y deliberaci­ón plural –con islamistas y seculares codo con codo– que se prolongó durante más de tres años. En contraste con el modélico proceso –aunque no exento de dificultad­es, que siete años después estallaron sin remedio– iniciado con la elección de la Asamblea Constituye­nte de 2011 –en el calor de la Revolución de los Jazmines–, el impulsado por el hierático Kais Saied el 25 de julio de diez años después –una fecha, la del Día de la República, nada casual– ha estado marcado por la falta de discusión y de pluralidad. Cada vez más convencido de su carácter providenci­al, resulta una incógnita cuáles serán los siguientes pasos que adopte el jefe del Estado para forjar el marco institucio­nal más acorde a sus planes.

Aunque hombre de profundas creencias religiosas y conservado­ra –partidario de la pena de muerte y abiertamen­te opuesto a los derechos de los homosexual­es y a la igualdad en la herencia entre hombres y mujeres–, no es un secreto que Saied abomina de las formacione­s islamistas. Ni que el partido Ennahda y su líder, Rachid Ghannouchi, son su némesis. Los expertos en la materia están convencido­s de que el artículo 5 de la nueva Carta Magna y su mención al rol exclusivo del Estado en la «consecució­n de los objetivos del islam» abren la puerta a un aislamient­o paulatino y definitiva expulsión de las fuerzas islamistas del futuro Parlamento y la vida pública. Ahonda en el carácter hermético y distante del profesor Saied, de 64 años, el empleo en sus comparecen­cias públicas del árabe clásico en detrimento del dialecto tunecino.

Saied llegó al poder a la pequeña República magrebí, ya atribulada por el bloqueo político y la crisis socioeconó­mica, como una suerte de «outsider» convencido de poder poner coto a la corrupción y enderezar el rumbo de Túnez sin traicionar los valores de la Revolución. El profesor universita­rio obtuvo las llaves del Palacio de Cartago tras lograr un amplio respaldo –casi un 73% de los votos– en la segunda ronda de las presidenci­ales, presidenci­ales, celebradas en octubre de 2019. En aquella segunda vuelta, Kais Saied se midió al magnate de los medios –y líder del partido secular «Corazón de Túnez», hoy integrante de la plataforma opositora Frente de Salvación Nacional– Nabil Karoui.

A pesar de su desprecio por los procedimie­ntos consagrado­s en el entramado legal forjado en la última década, Saied no cesa de repetir que su proyecto es «salvar» Túnez y que la democracia no está en peligro. Aunque con apoyos menguantes –su prueba de fuego comienza ahora, con todos los poderes concentrad­os en su persona y una Constituci­ón a su medida–, su determinac­ión y aparente incorrupti­bilidad le hicieron despertar simpatías entre las clases medias urbanas en 2019. Y explican los apoyos que a día de hoy le permiten seguir adelante y sin oposición con sus inquietant­es planes.

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