La Razón (Madrid)

El último rescate de Alberto antes de ser atropellad­o en Moratalaz

► El conductor que acabó con la vida del bombero, que acudía a salvar la vida de un gato, se entregó ayer

- Rocío Ruiz.

Eran las 22 horas del lunes y el grupo «Los Cuatro de la Empanadill­a», dedicada al rescate de gatos incapturab­les de forma altruista, recibió un aviso de que una gata se había caído por una bajante. Inmediatam­ente, Alberto, bombero de profesión, casado y de 45 años, se puso en marcha para acudir al lugar donde se precisaba la intervenci­ón, próximo a su casa. Sus compañeros lo hicieron en coche. Él no tenía y decidió trasladars­e en una de las bicicletas de Bicimad por la proximidad. No acudía y sus compañeros empezaron a inquietars­e y a llamarle repetidame­nte al móvil. Pero en uno de los intentos quien respondió no fue Alberto, sino un policía municipal que les informó del trágico atropello del que había sido víctima su amigo en Moratalaz por un coche que se había dado a la fuga, según relataron miembros del grupo con el que colaboraba el bombero.

El atropello se produjo en torno a las 22 horas en el camino Vinateros, esquina con calle Marroquina y fue atendido por Samur-Protección Civil con múltiples traumatism­os. Fue trasladado con pronóstico grave al Hospital de la Paz, donde falleció.

Alberto, que en el momento del accidente se encontraba fuera de servicio, era una persona muy querida también por sus compañeros de profesión. Tenía asignado su destino como bombero en el Parque 2, situado en la calle Rufino Blanco, junto a la plaza de Manuel Becerra.

A raíz de lo ocurrido, la Policía Municipal abrió una investigac­ión para esclarecer lo ocurrido y tratar de localizar al conductor fugado. De hecho, en la mañana de ayer ya tomó declaració­n a todos los testigos del siniestro. Además, contará con el material disponible de las cámaras de la zona y pistas claras de quién podía ser el autor del atropello. Finalmente, el conductor del vehículo que se dio a la fuga acudió a una comisaría para entregarse, tal y como adelantó Europa Press. La Policía Municipal le trasladó a las dependenci­as de su Unidad Judicial para continuar con las pesquisas.

«Para nosotros la pérdida de Alberto, un chico joven con 45 años, luchador por los derechos de los animales, se jugaba la vida por llegar donde otros ni llegaban y donde luchaba día en su trabajo como bombero en que un gato tiene los mismos derechos de ser rescatado como cualquier otro animal y defendía que se actuase en cualquier intervenci­ón donde un gato estaba en peligro. Alberto nos ha dejado un vacío enorme, éramos cuatro y nos quedamos tres». Sus compañeros le han definido como «una muy buena persona, siempre alegre, sonriendo y dispuesto a salvar a un animal. Estamos destrozado­s por esta gran pérdida que nos dejará un tiempo fuera de este mundo. Esperamos que caiga todo el peso de la ley sobre el asesino que mató a Alberto», expresaron a través de las redes sociales sus compañeros de «Los cuatro de la Empanadill­a».

Alberto pertenecía a un grupo de voluntario­s que trabajaban en distintas protectora­s y que decidieron unirse al darse cuenta de que eran siempre los mismos los que coincidían en los rescates. Compraron un cepo gigante, al que llamaron «empanadill­a» y, a partir de entonces, han participad­o en misiones de lo más complicada­s, como el auxilio de un bebé que se había colado por una tubería de alta tensión y que estaba a cinco metros bajo tierra o el rescate de otro atrapado en un muro. También pusieron a salvo en Móstoles a uno tras permanecer ocho días en una azotea, otro fue rescatado de una alcantaril­la tras ser atropellad­o, mientras que otro de Alcorcón fue atendido tras llevar algo clavado en la boca después de que supieran que le habían puesto alfileres en las salchichas. Estos amantes de los animales se dedican a hacer una media de 800 intervenci­ones al año.

Ayer las condolenci­as no dejaron de sucederse, entre ellas la del Cuerpo de Bomberos de Madrid, que trasladaro­n su más sentido pésame a la familia. Lo mismo que la delegada Seguridad, Emergencia­s y Portavocía del Ayuntamien­to de Madrid, Inmaculada Sanz, quien solicitó colaboraci­ón ciudadana para tratar de encontrar al conductor huido. Lo mismo que el alcalde, José Luis MartínezAl­meida, quien tachó de «cobarde y miserable» al conductor que se dio a la fuga.

«Se jugaba la vida por llegar a donde otros no y actuaba donde había un gato en peligro»

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TWITTER Alberto tenía 45 años y estaba casado

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