La Razón (Madrid)

El juez imputará a los jefes de ETA por Santa Pola

► La Guardia Civil apunta a cinco etarras y el juez aguarda un último informe antes del aniversari­o del atentado el 4 de agosto

- Irene Dorta.

Eran seis los etarras contra los que inicialmen­te se dirigió la querella de la asociación Dignidad y Justicia para revisar el atentado que se produjo en Santa Pola (Alicante) el verano de 2002 y poder procesar a los jefes de la banda terrorista ETA que, como sostienen las víctimas, eran los que daban la orden y tenían en su poder frenar el crimen. La Guardia Civil ha remitido un informe al juez Manuel García Castellón en el que apuntan a cinco de los etarras y sobre el sexto, Ramón Sagarzazu Gaztelumen­di (alias «Ramontxo»), el magistrado ha pedido a la Policía la informació­n de la que dispongan ellos para decidir si lo incluye. Fuentes consultada­s en la investigac­ión aseguran que en los próximos días se producirá la imputación de la cúpula que dio la orden de poner el coche bomba que mató a un guardia civil y una menor, antes de que se cumpla el aniversari­o del atentado.

Sería así la segunda causa -después de la relacionad­a con el asesinato de Miguel Ángel Blanco- por la que se empieza a investigar formalment­e a los líderes de ETA coincident­es con las fechas de los crímenes. Los agentes de la Guardia Civil señalan a Juan Antonio O larra, conocidoco­mo« Jok in »; aAinhoaMug­i ca ,« Olga»;Mik el Al b is u,«Mik el Antza»; María Soledad Iparraguir­re «Anboto» y Félix Ignacio Esparza, «Navarro». De hecho, a finales de junio el instituto armado remitió un informe revelando de que tenían en marcha un análisis de cartas manuscrita­s remitidas por Francia en 2018 sobre la banda terrorista vas ca. Señalaban que por encima del comando Argala, cuyos integrante­s materializ­aron el atentado, podían estar «Jokin» y «Olga» como cabecillas del aparato militar. Ocurre que en un nuevo informe amplían el cerco a cinco de los seis querellado­s, explican fuentes judiciales. Y sobre el sexto ,« Ramontxo », García C as tellón quiere saber si la Comisaría General de Informació­n de la Policía tiene algo más de documentac­ión para decidir a quién imputar.

Los trabajos han tenido que acelerarse teniendo en el horizonte una fecha: el 4 de agosto de 2002. La semana que viene se cumplen 20 años del coche bomba y además de ser la efeméride es el plazo que recoge el Código Penal para la prescripci­ón. En teoría, según los juristas consultado­s, ésta para de contar desde el momento en el que se interpone la querella, es decir, que una vez el juez reabrió el caso a finales de marzo el cómputo quedó congelado. Pero lo cierto es que últimament­e las discrepanc­ias sobre la prescripci­ón en el seno de la Audiencia Nacional han suscitado dudas entre los propios investigad­ores y ante estas incógnitas los conocedore­s de la causa no quieren correr riesgos.

El choque entre el magistrado García Castellón –que también es instructor de las pesquisas sobre el asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco– y la Fiscalía de la Audiencia Nacional quedó patente hace dos semanas en el interrogat­orio a dos de los imputados por el crimen del concejal del PP. El fiscal Vicente Mota fue relevado de la causa al no compartir el criterio de la prescripci­ón que el fiscal jefe Jesús Alonso había decidido, después de consultarl­o con la Fiscalía General del Estado. Mota sostenía que los hechos no estaban prescritos porque el plazo corría desde que fueron detenidos (2004) y no cuando se produjeron los hechos (1997), por lo que prescribir­ían en 2024. Sin embargo, el criterio que la Fiscalía ha querido preservar ha sido el que se ha venido utilizando hasta ahora y es de un plazo de 20 años desde el momento del atentado. Se da la circunstan­cia de que el fiscal de este caso también es Mota, pero en la jefatura de la Fiscalía de la Audiencia Nacional no han querido aclarar si de igualmente se le ha apartado de la causa.

La tesis que ha impulsado la asociación Dignidad y Justicia sobre la comisión por omisión y autoría mediata (que las cabezas pensantes del crimen tenían el poder de pararlo y también son responsabl­e) es novedad y no hay jurisprude­ncia en asuntos de terrorismo, por lo que lo que digan las instancias superiores a partir de ahora determinar­á hasta dónde pueden llegar los instructor­es para procesar a las distintas cúpulas de ETA a lo largo de los años.

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REUTERS En el verano de 2002, ETA atentó contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola

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