Berlín entregará a Kyiv lanzacohetes múltiples y obuses autopropulsados
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El Gobierno alemán ha aprobado la venta a Ucrania de 100 obuses autopropulsados para los próximos años, según una información de la revista «Der Spiegel», que asegura que el Ministerio federal de Economía otorgó el pasado 13 de julio una licencia al fabricante germano de armamento KraussMaffei Wegmann (KMW) para la producción de estos blindados. Una acción con la que Berlín abre nuevos caminos a la ayuda militar para Ucrania, ahora también con armas pesadas y a largo plazo, y con la que acepta la petición hecha por el Gobierno ucraniano cuando en abril preguntó a KMW si los obuses –denominados «Panzerhaubitze 2000»– se podían comprar directamente al fabricante alemán.
Según «Der Spiegel», un portavoz de la empresa armamentística dijo que KMW presentó la solicitud correspondiente al departamento de Economía el 11 de julio y solo dos días después recibió la aprobación. El portavoz añadió que la operación supondrá un coste de 1.700 millones de euros, lo que –según la revista alemana– cuadruplica el volumen autorizado de entregas de armamento a Ucrania hasta ahora, unos 600 millones de euros.
En las últimas semanas, el Gobierno federal ya había entregado al Gobierno de Kyiv una serie de sistemas «Panzerhaubitze 2000» pertenecientes al Gobierno federal, por lo que, previamente, un grupo de soldados ucranianos había recibido entrenamiento en Alemania. En ese aspecto, la ministra germana de Defensa, la socialdemócrata Christine Lambrecht, dejó claro que Alemania estaba superando los límites de lo que las tropas podían prescindir, al suministrar bienes de propiedad de la Bundeswehr. No obstante, el portavoz de política de defensa del Partido Socialdemócrata (SPD), Wolfgang Hellmich, acogió con satisfacción la medida. «Esta es una medida que realmente puede ayudar a Ucrania», declaró el miércoles en declaraciones al periódico «Süddeutsche Zeitung».
Sin embargo, aunque la fabricación de los blindados comenzará de inmediato, queda aún por aclarar cuándo llegarán los primeros obuses obuses a Ucrania y es probable que la producción de todos ellos se alargue durante varios años. La industria armamentística también sufre en la actualidad cuellos de botella en el suministro y el requisito previo para atender a esta demanda es que se pueda adquirir suficiente material, incluido acero blindado y otros componentes importantes. Según círculos cercanos a la empresa, hay optimismo en este sentido y además se dispone de suficiente personal para la fabricación de las armas.
El «Panzerhaubitze 2000» puede disparar con precisión milimétrica hasta 40 kilómetros dependiendo de la munición utilizada, causando una gran destrucción gracias a la ayuda del ordenador de control de fuego incorporado. Con un peso de más de 55 toneladas y tripulado por hasta cinco soldados, es una pieza de artillería móvil de gran potencia diseñada para apoyar al fuego amigo, incluso desde una distancia mayor. En la jerga militar, esto se llama «apoyo de fuego indirecto».
Con una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora, el obús puede desplegarse rápidamente. Es considerado por los expertos como uno de los más modernos del mundo, al disparar hasta diez proyectiles por minuto.
La «Bundeswehr» lleva utilizando el obús autopropulsado 2000 desde el año 1998 y, de hecho, cuenta con más de un centenar de estos cañones, de los cuales solo 40 estaban operativos en el último recuento. El obús se fabrica en un lugar de Alemania que la empresa no quiere identificar públicamente aunque sí se ha hecho público que el Grupo Rheinmetall, con sede en Düsseldorf, suministrará los tubos para el equipo militar.
La entrega se sumaría a la hecha efectiva el pasado lunes, cuando Ucrania confirmó la entrega de los tres primeros blindados antiaéreos Gepard de fabricación alemana, del total de quince destinados al Ejército ucraniano y supone un punto de inflexión a la táctica seguida por Berlín desde el inicio de la invasión rusa. De hecho, Kyiv ha venido reprochando al Ejecutivo germano la lentitud en la entrega de armas, una cuestión que ha provocado fuertes tensiones entre el Gobierno del canciller Olaf Scholz y el del presidente ucraniano, Vlodomir Zelenski. La decisión llega en el mismo momento en que el Gobierno federal ha acusado a Rusia de un juego de poder debido al estrangulamiento del suministro de gas a través del gasoducto Nord Stream 1.