Aumenta la tensión entre China y EE UU por Taiwán: «Es peligroso»
► Los presidentes Joe Biden y Xi Jinping hablarán hoy para intentar asegurar un entendimiento pacífico sobre la isla
El presidente estadounidense, Joe Biden, hablará hoy con el líder chino, Xi Jinping, en un momento de máximas tensiones entre ambas potencias por las recientes disputas sobre Taiwán. Biden, que ayer justo dio negativo después de haberse contagiado de covid-19, expresó su intención de hablar con su homólogo chino a principios de mes. Será la primera llamada que mantienen los líderes desde marzo, y se espera que continúen conversaciones sobre Ucrania y el impacto mundial de la guerra, pero su reto inminente es asegurar un entendimiento pacífico sobre Taiwán.
La semana pasada, tras el anuncio de una posible visita de la presidenta de la Cámara de los Representantes de EE UU, Nancy Pelosi, a la isla, Pekín respondió enfurecido que tomaría medidas «firmes y decididas». Advirtió también del «grave impacto» en las relaciones bilaterales si el viaje se llevaba a cabo. El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian, indicó entonces que China no dudaría en «tomar medidas contundentes para salvaguardar con firmeza la soberanía nacional y la integridad territorial». «Todas las consecuencias que se deriven serán asumidas por la parte estadounidense», añadió Zhao.
El lunes, coincidiendo con el día en que Taiwán realizaba su mayor simulacro de ataque aéreo, Zhao volvió a recordar las intenciones de China y recalcó que el país se estaba «preparando seriamente» para el posible viaje de Pelosi a la isla.
Algunos asesores de la Casa Blanca ya habían mostrado su preocupación por la visita incluso antes de las advertencias del portavoz chino. El mismo Biden sugirió la semana pasada que tenía dudas sobre si una visita de Pelosi sería
Pekín recordó que se estaba «preparando seriamente» para el viaje de Nancy Pelosi a Taipéi
necesaria en estos momentos o podría suponer riesgos para la seguridad de Taiwán. Por ahora no se ha confirmado si el viaje se llevará a cabo. Esta no es la primera vez que las autoridades chinas responden con furia a acercamiento so muestras de apoyo aTaiwán,unterri torio que considera suyo. El Gobierno intensifica su actividad militar para expresar su descontento en fechas señaladas, como tras la confirmación de ventas de armamento. Estados Unidos es el principal proveedor de armas de Taiwán, y desde que Biden comenzó su mandato, se han aprobado cuatro proyectos de ayuda militar. La semana pasada notificó de otra propuesta de venta de armas por valor de 110 millones de euros.
Pekín ha dejado claro en varias ocasiones que no descarta emplear la fuerza si Occidente sobrepasa líneas sobre el principio de «una sola China».
EE UU adopta una política deliberadamente opaca respecto a este principio, lo que se conoce como «ambigüedad estratégica». Con ella se abstiene de indicar claramente en qué circunstancias intervendrían para defender la isla. Con las crecientes amenazas a lo largo de este año, algunos expertos estadounidenses creen que ha llegado el momento de que Washington adquiera una política de «claridad estratégica». En mayo, Biden declaró que el país estaba dispuesto a intervenir para defender Taiwán de un ataque chino, algo que escandalizó a las autoridades chinas y la Casa Blanca se retractó rápidamente.
Como líder con espíritu imperialista, Xi tiene claro que su principal objetivo es convertir a China en la mayor potencia mundial y para ello es imprescindible la reunificación de sus territorios. Las amenazas de Pekín son cada vez más inminentes y las preocupaciones por que se produzca un ataque a Taiwán se han intensificado con la guerra de Rusia en Ucrania. Altos funcionarios estadounidenses prestan mucha atención a la reacción de China ante el conflicto y observan qué lecciones puede extraer China de la agresión de Moscú.
Más allá de que ambas partes reconozcan el peligro de un error de cálculo respecto a Taiwán, es poco probable que China cambie de rumbo de su política antes de las elecciones del «midterm» o del Congreso del Partido Comunista, que tendrá lugar en octubre. La llamada será una conversación para recordar mutuamente colaborar por una solución pacífica. Después, se espera que ambos países se reúnan en noviembre, en el G-20.