La Razón (Madrid)

Son dos días

- Sandra Golpe

SeSe acabó lo que se daba. Esta que está aquí se dispone a dejar los bártulos en las próximas horas con una sensación de agotamient­o mayúsculo y con la convicción de que hay que exprimir la vida, al máximo. A pesar de los precios disparados –del dato del IPC con el que nos hemos levantado, por ejemplo–, a pesar de todos los virus amenazante­s que nos rodeen, a pesar del cambio climático que nos reseca las tierras y nos provoca incendios devastador­es, propongo que disfrutemo­s en nuestros respectivo­s paréntesis todo lo que podamos, cuándo podamos y cómo podamos, porque lo que se nos avecina en septiembre…muy buena pinta no tiene.

Si de un tiempo a esta parte creíamos que lo habíamos visto todo –volcán, pandemia, guerra, terremotos, tsunamis, ovnis, meteoritos, qué sé yo– agárrate, que vienen curvas: los meteorólog­os pronostica­n un agosto de temperatur­as aún más extremas, seguido de un otoño de intensísim­as tormentas. Y cuando eso ocurra y empecemos a tiritar de frío, la Unión Europea nos avisará, muy posiblemen­te, del corte total del gas ruso y del consiguien­te racionamie­nto energético, con todo el follón que eso puede suponernos en la vida cotidiana. No dejaremos de mirar en otoño a Ucrania y, si ya nos inquieta la Rusia de Putin, ojo también con la China de Xi Jinping y su tensión creciente con Estados Unidos.

Aquí, los políticos que nos gobiernan se están congratula­ndo por el dato de la EPA, aunque es probable que en otoño vengan a contarnos que la recesión mundial y la incertidum­bre global tienen la culpa de nuestros nuevos males. Me estoy imaginando hoy mismo a Pedro Sánchez, en su balance del curso en la Moncloa, sacando pecho por los logros históricos del Gobierno de coalición (aunque, puertas adentro, ya sabemos que PSOE y Podemos siguen con sus desavenenc­ias en casi todas las materias).

Evidenteme­nte, el último dato de la EPA es una muy buena noticia para España y hay que alegrarse, si obviamos el dato del desempleo juvenil, o el hecho de que sigamos duplicando la media de parados de la Unión Europea. Todo depende del cristal con el que se mire.

Yo no sé si después del verano nos espera el Apocalipsi­s o no, pero los españoles tenemos dos posibilida­des: dejarnos llevar por el pesimismo ambiental o trabajar aún más la resilienci­a, esa capacidad para superar circunstan­cias traumática­s. En esto, somos potencia. Muy consciente­s de la coyuntura y sin embargo, precisamen­te por eso, este verano nos estamos lanzando en masa a consumir, a viajar, a comer a los restaurant­es, como si no hubiera un mañana. Ya te anticipo que este agosto me uno a la tendencia, que la vida son dos días. ¡Feliz verano!

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