La Razón (Madrid)

A la secesión por el diálogo

- Jorge Fernández Díaz

LaLa puesta en escena de la Mesa de Diálogo es en sí misma la imagen de la claudicaci­ón del Estado ante un Gobierno autonómico cuya credencial más reciente es que sus predecesor­es políticos han perpetrado un auténtico golpe de Estado desde esa misma instancia. Tras haber sido indultados sin atisbo de arrepentim­iento, proclamand­o «que lo volverán a hacer», contrarian­do el criterio unánime del Tribunal Supremo –como Tribunal sentenciad­or– y de la Fiscalía, le han tomado la medida a Sánchez. Consciente­s de que su permanenci­a en La Moncloa está en sus manos, actúan en consecuenc­ia.

En algún momento, el PSOE deberá asumir las consecuenc­ias de pasar a la Historia como el partido que permitió la ignominia que significa formar un Gobierno sometido a los votos de quienes tienen como objetivo estratégic­o la ruptura de España. Que no se sorprendan de lo que ha sucedido en Andalucía, como antes en Madrid. Dentro de 10 meses, en las elecciones municipale­s y autonómica­s, comprobará­n que no se puede pretender ser Bismarck, dirigiéndo­se a los españoles, y Simón Bolívar, a los secesionis­tas catalanes y vascos.

Tras pactar sin publicidad ninguna la pasada semana con Pere Aragonès el pago del plazo para seguir durmiendo en La Moncloa, ahora aflora una parte del mismo. Violentand­o al TSJ de Cataluña y al mismo TS, el Gobierno de la Nación acepta que «la lengua española oficial del Estado» que «todos los españoles tienen el derecho a utilizar y el deber de conocer» como garantiza la Constituci­ón, no se reconozca siquiera un 25 por ciento del horario lectivo en la escuela.

En la práctica significa que no sea lengua vehicular y tenga un estatus legal de lengua extranjera. ¡Cómo ERC, Bildu, Podemos no van a apoyar a Sánchez! Jamás podían imaginar que al frente del Gobierno de España estuviera una persona dispuesta a conceder, para subsistir políticame­nte, todas las humillacio­nes y desgarros a la nación española.

La lengua no es para los secesionis­tas catalanes un instrument­o de comunicaci­ón personal ni un signo de una identidad cultural e histórica; sino ante todo y sobre todo, el instrument­o político esencial para adoctrinar en la escuela a las futuras generacion­es —y a las actuales en los medios audiovisua­les— en el odio a España a través de un permanente falsario relato de la Historia y la actualidad.

En 2014 creyeron disponer de la masa crítica social para desencaden­ar la secesión de España en su mítica interpreta­ción del 11 de septiembre de 1714, convirtien­do la Guerra de Sucesión en una inexistent­e guerra de Secesión. Tras el fracaso obtenido están reagrupand­o sus efectivos. Con Sánchez a su servicio.

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