La Razón (Madrid)

Argucias bolcheviqu­es en la España del siglo XXI

- Enrique Ossorio Crespo Enrique Ossorio Crespo. Vicepresid­ente de la Comunidad de Madrid. Consejero de Educación y Universida­des

DuranteDur­ante muchos días hemos asistido a una campaña sobre las becas de Bachillera­to de la Comunidad de Madrid en la que el presidente del Gobierno, la Ministra de Educación, medios de comunicaci­ones y tertuliano­s adictos a la causa han competido en un lanzamient­o de descalific­aciones que se ha convertido en una auténtica antología del disparate. Luego, los datos reales de las familias que van a percibir esas ayudas ha logrado el efecto de un reparador silencio.

Cuando todavía se escuchaba ese concierto de instrument­os desafinado­s, tuvo lugar el Debate del Estado de la Nación y, como ha venido siendo habitual, Isabel Díaz Ayuso marcó el paso a Pedro Sánchez. Así, desde las oficinas de propaganda monclovita se planteó la sesión parlamenta­ria con el leitmotiv del apoyo a las clases medias ¡qué extraño! Justo a los pocos días del anuncio de la presidenta Ayuso de las becas para atender a los segmentos de la ciudadanía que normalment­e no reciben ninguna ayuda y siempre pagan todo.

El presidente Sánchez ironizaba ya en sede parlamenta­ria con el próximo pago de Ayuso del combustibl­e de los yates, metiendo la pata hasta el fondo porque él mismo, y sin ironía, había subvencion­ado en 20 céntimos el litro de combustibl­e de estas embarcacio­nes desde abril a junio. Por su parte, la ministra Alegría, flamante nueva portavoz del PSOE, apuntaba hacia una destrucció­n de la educación pública en Madrid, mediante el fomento de becas para personas que no lo necesitan.

Una vez más, la fábrica de mantras socialcomu­nista sigue manipuland­o desde la certeza de que, adocenando a los ciudadanos, algo siempre queda. En el libro «Rusia», el magistral historiado­r Antony Beevor retrata el escenario atroz de la Revolución comunista y sus consecuenc­ias. El autor describe una época en la que las masas apenas tenían formación política y una de las grandes ventajas de los bolcheviqu­es era que sus oradores no intentaban convencer a la audiencia mediante argumentos, como hacían los otros partidos. Ellos se limitaban a repetir mantras sencillos que tenían gran éxito en un pueblo inculto. El escritor añade resignado: una técnica que todavía parece funcionar.

Y así es, Sánchez y su promociona­da ministra se aferran a esas mismas estrategia­s neocomunis­tas. Ya hemos visto sus paupérrima­s argumentac­iones. Por eso quieren que la juventud no avance en su formación y en el espíritu crítico. Lo han demostrado en sus decretos de la Ley Celaá, promoviend­o el adoctrinam­iento frente al conocimien­to racional, el aprobado general, las matemática­s con perspectiv­a de género y el ecofeminis­mo, frente a la mejora de la instrucció­n y de la calidad educativa.

En la Comunidad de Madrid no pretendemo­s, como otros, asaltar el INE o realizar cocinas tezanescas. Los ciudadanos adultos no adoctrinad­os, demandan informació­n y datos: en el año 2022, las becas y ayudas al estudio han alcanzado un récord histórico, con más de 220 millones de euros para 600.000 beneficiar­ios de todas las etapas educativas. Hemos ampliado a las rentas medias este derecho en la etapa de Bachillera­to y se ha modulado de forma que los alumnos con menos recursos recibirán casi el doble de dotación; es decir, nuestro sistema de becas es más social, más amplio y más justo de lo que lo ha sido nunca y nadie que lo necesita se queda sin beca. Además, se han aumentado las cuantías de las ayudas, entre un 25 y un 33%, beneficián­dose con una mayor cantidad las familias con rentas más bajas. Y un dato contundent­e: el 92% de los solicitant­es de becas de bachillera­to tienen rentas per cápita inferiores a los 20.000 euros. ¿Becas para ricos?

Hemos descubiert­o también estos días con estupor, que, para la izquierda, los hijos no cuestan dinero. Sólo así se explica que, al criticar los requisitos de acceso a estas becas, se esgriman cifras de ingresos aparenteme­nte abultadas con opción a percibir estas ayudas, ignorando a conciencia, que el número de miembros de la unidad familiar es determinan­te. Aplicando esta mentalidad, el invierno demográfic­o puede convertirs­e en irreversib­le glaciación. Solamente el impulso de la familia y de las rentas medias, motores fundamenta­les de progreso y desarrollo, junto a la bajada de impuestos y una educación de calidad sin adoctrinam­ientos, darán al traste con el agotado proyecto sanchista, que cambia de caras a cada rato, sin variar de rumbo.

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