La Razón (Madrid)

La alumna «fantasma» de la Junta de Andalucía socialista

► Elena cursó tres máster, pero utilizaron su informació­n personal para incluirla en la base de datos de los fraudulent­os cursos

- Ángel Nieto Lorasque.

EraEra agosto y Elena disfrutaba de días de descanso con su familia en la playa de Chiclana, Cádiz, cuando la llamaron de su trabajo porque acababa de presentars­e en su oficina la Policía Judicial preguntand­o por ella. No sabía qué querían los agentes y rápidament­e suspendió sus vacaciones. No entendía nada. Contactó con los investigad­ores y la citaron una semana después en la comisaría. «Iba un poco asustada, la Policía impone y era la primera vez que me ocurría una cosa así. Me dijeron que mí nombre aparecía en numerosos cursos de formación subvencion­ados por la Junta de Andalucía y que necesitaba­n comprobar si había realizado los máster que figuraban en su sistema. Yo les comenté que sólo había hecho tres, dos de ellos cuando estaba en paro y uno cuando ya trabajaba, pero eso había ocurrido hacía años», explica esta gaditana que, más de una década después recuerda la angustia. Elena fue una de las víctimas del fraude masivo llevado a cabo desde la Junta de Andalucía bajo el el poder socialista con la que, a través de cursos formativos, los intermedia­rios se quedaban con las subvencion­es públicas.

Ocurrió que, al figurar en el listado de personas que habían realizado algunas de esas formacione­s, cogieron sus datos y los introdujer­on en la maquinaria de la estafa. Pusieron su nombre en infinidad de cursos ficticios, máster que nunca llegaron a realizarse y cuyo dinero acabó en el bolsillo de empresas de formación, cargos políticos y sindicatos. «Fui una víctima. La Policía me confirmó, una vez les presenté los títulos de los tres cursos que había realizado, que las autoridade­s habían hecho un uso indebido de mis datos. Uno de los agentes me comentó que en la base de datos con la que se habían cometido los delitos figuraban incluso mujeres ancianas de aldeas de Galicia», recuerda.

El «caso Edu», como se le conoce a este fraude de los cursos a través de los cuales se malversaro­n caudales públicos, llevó a la imputación de casi una veintena de empresas y más de 200 personas. Tuvo lugar en toda Andalucía y se habla de más de 2.000 millones de euros defraudado­s. Elena, una de las alumnas «fantasma» que «fabricaron» desde el Gobierno andaluz, decidió no denunciar. «Era joven, no quería problemas y una vez que me dijeron que ya no me necesitaba­n y que todo lo que había hecho estaba en regla preferí olvidarme del tema. Me sentía utilizada», dice.

Además, cuando la citaron, en 2006, el caso «Edu» no estaba todavía candente, «no se hablaba del fraude de los cursos y yo preferí pasar», añade, al tiempo que explica que sí se sabía que algo raro ocurría en esos máster «aunque estaba normalizad­o». Lamenta que desde entonces no volvió a apuntarse a ningún curso. «Es una pena, porque tanto a los parados como a la gente que está trabajando les puede ser de utilidad, pero claro, según está el tema...», dice.

El primero de los máster que ella estudió está fechado en 1997, tras terminar su carrera de Relaciones Laborales. Elena quería aumentar sus conocimien­tos sobre contabilid­ad e hizo un máster administra­tivo. «Estaba muy bien la verdad. Los cursos que ofertaban eran largos, de unos cinco o siete meses, presencial­es, bastante completos. Eso sí, el profesorad­o a veces era un poco...», dice sin terminar.

El caso es que ella y toda su clase tuvieron una mala experienci­a. Les tocó un profesor de Contabilid­ad que era conocido por todos gaditanos, no por sus habilidade­s con los números sino por su arte en cuestión de chirigotas. «El Yuyu (su nombre real es José Guerrero Roldán) llegaba siempre tarde a clase, no conocía la materia para la que le habían contratado y, es más, una compañera que había estudiado empresaria­les siempre le corregía. A él parecía darle igual, venía con su moto, dejaba el casco en la mesa y venga a hablar de sus canciones», describe. Pero la historia no termina aquí. «Siempre llegaba tarde y lo primero que hacía era ponernos sus cintas de chirigotas durante la clase y nos las ofrecía para comprarlas. Era una absoluta vergüenza. Entiendo que sea un chirigoter­o popular, pero si le pagan para dar clase de contabilid­ad lo primero es saber del tema y lo segundo no pasarse la clase cantando chirigotas», dice. Los alumnos se quejaron a la secretaria de dicho master ocupaciona­l que se impartía en Chiclana, pero no pasó nada, ni siquiera le dieron un toque. «Aquello no era serio», asevera.

Ella obtuvo el título, firmado por el delegado provincial de Cádiz de turno (Emilio Delgado Torralbo) y Yuyu se ingresó su nómina «por enseñar chirigotas en clase de contabilid­ad». En el año 2000, Elena encontró trabajo en una promotora inmobiliar­ia en el área de recursos humanos. Aun así, quiso seguir formándose e hizo otros dos máster que ofrecía la Junta. Uno de Administra­tivo en gestión fiscal de empresa en el año 2000 y otro de Gestión moderna de Pymes en 2002. «Todos los cursé en Chiclana, en centros formativos que se abrieron para este fin. Curiosamen­te, una vez que estalló el escándalo, los centros cerraron y ahora no queda ni rastro de ellos», apunta. «Siempre me extrañó que en uno de los títulos apareciera­n dos academias par aun mismo curso», dice.

El que cursó que realizó Elena en el año 2000 fue organizado por el Centro de Estudios de Arroyuelo S.L., una empresa que lleva cerrada varios años . Sobre el que cursó en 2002, fueron Acfor Consulting y CES S. L, las encargadas de organizarl­o. La mayoría de estas empresas cerraron una vez explotó el escándalo. Elena echa la vista atrás y dice que, ahora, a sus 46 años y madre de una niña de 11 años, se le «remueve todo» al revivir lo ocurrido. «Lo que más me duele de esto es la imagen que se pudieron haber llevado de mí en el trabajo. Menos mal que todos me conocían y sabían que yo no había hecho nada mal, pero el pitorreo fue bueno», dice. Hace tiempo la llamaron para hacerle una encuesta sobre el uso de los fondos europeos destinados a esta formación. «Cuando le conté al encuestado­r se quedó alucinado», dice. Normal.

 ?? ?? Los cursos que sí realizó: Elena muestra a LA RAZÓN los tres cursos organizado­s por la Junta de Andalucía que recibió. Más tarde, utilizaron sus datos para crear otros falsos que no se impartiero­n. «La Policía me dijo que había más casos como el mío y que incluso en la base de datos aparecían mujeres mayores de aldeas de Galicia», desvela.
Los cursos que sí realizó: Elena muestra a LA RAZÓN los tres cursos organizado­s por la Junta de Andalucía que recibió. Más tarde, utilizaron sus datos para crear otros falsos que no se impartiero­n. «La Policía me dijo que había más casos como el mío y que incluso en la base de datos aparecían mujeres mayores de aldeas de Galicia», desvela.
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