La Razón (Madrid)

Más de 50 muertos en un campo de prisionero­s

► Ucrania acusa a Rusia de perpetrar una matanza de soldados en el área de Donetsk

- Rostyslav Averchuk.

Un nuevo drama se está desarrolla­ndo en la provincia de Donetsk en Ucrania, donde docenas de prisionero­s de guerra ucranianos, incluidos los defensores de Azovstal, fueron asesinados ayer en lo que Kyiv afirma que es un acto de intimidaci­ón y encubrimie­nto de tortura masiva y asesinatos de los prisionero­s ucranianos por Rusia. visita de ayer del presidente Zelenski, este ex legionario del Tercio Gran Capitán llevaba casi un mes contratado por el Ejército de Ucrania con el grado de teniente. Fue el 6 de julio, el día que cumplía 43 años. Antes del ataque ya le había sido concedida una condecorac­ión al mérito militar que ahora quizá le imponga el propio presidente. «Le he preguntado por mi medalla y me ha dicho que si hace falta viene él a ponérmela en persona. Se ha reído mucho conmigo. Le he dicho que tengo ganas de volver al frente y me ha respondido que me recupere, que me necesita vivo. Aún me funciona el dedo para disparar».

Los medios estatales rusos informaron ayer de un supuesto ataque de artillería ucraniana en una conocida prisión en Olenivka, en la parte de la provincia de Donetsk ocupada por Rusia, donde se encuentran recluidos cientos de prisionero­s de guerra ucranianos.

Según RIA Novosti, 53 presos murieron y 75 resultaron heridos. Las imágenes muestran cuerpos carbonizad­os y miembros amputados en un edificio dañado. Las cuentas rusas vinculan el presunto ataque con una serie de vídeos publicados recienteme­nte de los combatient­es de Azov capturados en Mariupol que estaban «confesando» haber cometido «crímenes» en la ciudad. Según los medios rusos, de esta forma Ucrania quería «silenciar» a sus soldados.

LA RAZÓN publicó el pasado 10 de abril una conversaci­ón con este tirador cuando apenas llevaba un mes en suelo ucraniano. Por entonces ya contaba con que la posibilida­d de resultar muerto en acción era muy alta y explicaba a este periódico su motivación. Asegura que su única motivación para participar en esta guerra es la protección de los civiles: «Me parece injusto lo que está sucediendo. A mí lo que me preocupa es la gente y necesito ayudarles. He encontrado hasta explosivos en peluches, en cajas de alimentos con el símbolo de Cruz Roja. Totalmente surreal. Lo que he visto es increíble. No es normal, de verdad, no

El Ejército ucraniano ha negado haber llevado a cabo ataques de artillería o aviación en la zona y acusa a Rusia de matar a los prisionero­s.

La declaració­n de la Asociación de las familias de los defensores de Azovstal, cientos de los cuales fueron retenidos en Olenivka, subraya que no tendría sentido para las tropas ucranianas atacar el lugar donde Rusia ha mantenido a miles de los capturados soldados ucranianos. Según la Asociación, el probable objetivo principal del asesinato es ocultar la escala de los crímenes de guerra y tortura rusos, así como evitar nuevos intercambi­os de soldados capturados entre los dos países.

La muerte de los prisionero­s ucranianos se produce un día después de que se publicara un vídeo impactante que mostraba a un soldado ruso, posiblemen­te un mercenario de Wagner, castrando a un prisionero de guerra ucraniano con un cuchillo de mesa.

Otro vídeo muestra al mismo soldado ucraniano siendo ejecutado. Las imágenes, que fueron publicados al mismo tiempo por muchas cuentas en Twitter y Telegram, y el consiguien­te asesinato en masa son vistos por muchos, incluido el intelectua­l Svyatoslav Pavlyuk, como motivados por el «odio patológico hacia Ucrania» de Rusia. La mejor respuesta, escribe Pavlyuk en su página de Facebook, es apoyar al Ejército ucraniano en su lucha para proteger al país del genocidio. sé a qué jugamos. He estado con la Legión en varios destinos, esto no me viene de nuevas. Pero aquí ves cosas... Procuro no darle muchas vueltas, pero es que el día a día que vivo no tiene sentido».

Ahora este ciudadano español no sabe qué será de él. Asegura que no paran de ofrecerle ayuda diversas personalid­ades ucranianas desde que resultó herido: «Se están portando estupendam­ente conmigo desde el primer día. Nada más poner un pie aquí me di cuenta de que esta gente es increíble, muy sana. Hay una cultura de la hospitalid­ad impresiona­nte». Aún le quedan varias operacione­s y, por el momento, vive pegado a una máquina de alta tecnología para regenerarl­e los tejidos de la pierna que ha estado muy cerca de perder. «No sé qué pasará, mi contrato es hasta final de guerra. Me podrían licenciar o jubilar, pero yo he visto a gente mutilada en el campo de batalla. Podría quedarme de instructor. Hasta que no salga del hospital no sabré nada», dice. Sus hombres, los mismos que él entrenó para que pudieran entrar en combate, siguen luchando sobre el terreno. Y a él le queda la «enorme satisfacci­ón» de que se puso del lado correcto de la Historia.

«Estábamos en un colegio al lado de un río, nuestro objetivo era que los soldados rusos no cruzasen»

«Le dije a Zelenski que quiero volver al frente cuanto antes y me ha respondido que me necesita vivo»

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REUTERS A la izquierda, estado del edificio en el que se cobijaba Juan y su batallón. Al lado, el rastro de sangre que dejaron sus heridas
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