El consumo impulsa el PIB un 1,1% pero la inversión hiberna
► La demanda nacional creció un 3,2%, pero el gasto empresarial cayó un 2,3%. El despegue coincide con el inicio del «efecto verano»
La economía española creció el 1,1% entre abril y junio, impulsada por el rebote del consumo de los hogares pese al contexto de inflación elevada. El crecimiento se ha acelerado nueve décimas respecto al primer trimestre del año, en el que la sexta ola de la pandemia y la guerra de Ucrania provocaron una contracción del consumo de las familias que frenó en seco el avance del PIB al 0,2%.
Según adelantó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su avance de la Contabilidad Nacional, el consumo de las familias se ha recuperado un 3,2%, después del frenazo en seco del 0,2 % vivido entre enero y marzo, tras registrar tasas superiores al 2 % en los dos trimestres previos.
Sin embargo, el PIB a precios corrientes –sobre el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda– aumentó a una tasa interanual del 9,5%. Pero este crecimiento es nueve décimas inferior al registrado en el primer trimestre. Con ello, el deflactor implícito de la economía presenta una variación interanual del 3%, nueve décimas inferior a la del cierre de marzo.
Tampoco hay buenas noticias sobre los niveles de inversión empresarial. Hasta ahora se habían mantenido valores aceptables, pero las malas perspectivas para el segundo semestre ha desplomado un 2,3 % este índice, pese a que la inversión en vivienda, edificación y construcción repuntó notablemente, con un incremento del 7,8%. Sin este aporte, la caída habría sido más que preocupante. El consumo en gasto final de las Administraciones Públicas también descendió, un 0,5%, la segunda tasa negativa en los tres últimos trimestres.
Este impulso tomado por el crecimiento hasta junio viene dado por el «efecto verano». Así, las actividadades que han dado aire a esta recuperación han sido los servicios, que han crecido el 0,9% trimestral –con mayores crecimientos de las actividades artísticas y recreativas (11,6%) y las de comercio, transporte y hostelería (1,8 %)–. También crecieron la industria, un 0,8%; y la construcción, un 0,3%. Por contra, la agricultura sigue a la baja y cedió el 1,9%.
Este crecimiento trimestral del PIB, que se suma a los cinco anteriores que terminaron en positivo ha superado las expectativas de analistas y organismos, incluso las del Banco de España, que había proyectado en sus últimas previsiones un avance del 0,4% para el segundo trimestre, siete décimas menos que lo presentado por el INE. Sin embargo, el instituto estadístico advierte de que este adelanto de datos del segundo trimestre se ha realizado «en base a datos hasta mayo, a resultados adelantados de algunas fuentes referidos al mes de junio y estimaciones de indicadores basadas en datos administrativos y otras fuentes adicionales que complementan a las usuales», por lo que puede haber una desviación a la baja una vez se concrete toda la información.
Pero el Ministerio de Asuntos Económicos volvió a tirar de optimismo y manifestó que estos datos ponen de manifiesto «la solidez de la economía española, así como la eficacia de las medidas de política económica para reducir los efectos de la inflación y sostener las rentas de las familias y el tejido productivo, y los efectos positivos del plan de recuperación para mantener el dinamismo de las inversiones». Nada sobre el parón de la inversión, la presión negativa de la inflación o el fin del «efecto verano».
Los servicios lideraron el avance interanual, con un aumento de su valor añadido bruto del 7,7%