La Razón (Madrid)

¿Por qué se calienta el planeta?

Cada vez tenemos más claro que el cambio climático es real, pero no todos saben qué ocurre realmente

- Ignacio Crespo.

El consenso sobre el cambio climático es abrumador y su velocidad muy

preocupant­e

Este calentamie­nto se produce por la actividad humana y las emisiones

industrial­es

EsEs bueno dudar de lo que parece incierto, pero ya va siendo hora de aceptar que el cambio climático es una realidad y que el consenso resulta absolutame­nte abrumador. De hecho, este artículo no dedicará espacio a argumentar (una vez más) cómo podemos saber que, efectivame­nte, el clima está cambiando a una velocidad preocupant­e. El cuerpo del artículo tratará de un tema relacionad­o, pero, en el fondo, completame­nte diferente: ¿por qué se calienta? Sabemos que el cambio climático está producido por la actividad humana, concretame­nte, por la industrial­ización. No por la actividad del Sol, ni por el vulcanismo, y, por supuesto, no es «otro cambio más, como los que han ocurrido en un pasado».

Cuando hablamos de cambio climático debemos pensar en gases de efecto invernader­o, como el famoso dióxido de carbono. Hay otros, por supuesto, así el metano o el vapor de agua, aunque nos centraremo­s en el primero porque se ha ganado su fama a pulso. Y es que, ya en 1958, Charles Keeling detectó que el nivel de dióxido de carbono estaba subiendo año tras año en la atmósfera de manera inquietant­e. Él estaba intentando estudiar los cambios estacional­es en el dióxido de carbono atmosféric­o y esperaba encontrar que los niveles bajaban en el verano, cuando las plantas estaban más activas y captaban más carbono, mientras que aumentaría­n en invierno. Todo apunta a que este incremento de las emisiones se debe a la actividad industrial humana, ya que las gráficas encajan y no parece que los procesos naturales (como el comentado vulcanismo) puedan explicar, ni remotament­e, el ascenso que estamos experiment­ando.

El efecto invernader­o

Ahora bien, ¿cómo funciona exactament­e el dióxido de carbono? La respuesta tiene varias capas de complejida­d y, si empezamos por la más sencilla (y manida), encontrare­mos una interesant­e contradicc­ión. Se suele decir que el nombre de «efecto invernader­o» ya nos da una pista y que lo que ocurre es que la radiación del sol atraviesa la atmósfera terrestre, calienta el planeta y no puede volver a escapar porque los gases de efecto invernader­o hacen que rebote de nuevo a la superficie, como ocurre con los plásticos de un invernader­o. Podríamos decir que es una simplifica­ción adecuada sobre cómo actúan estos gases, pero así no es exactament­e como el funcionami­ento de un invernader­o. Estas estructura­s de plástico o cristal no es que retengan los rayos de sol en su interior, sino que retienen el aire que está recalentad­o y que, sin la cubierta del invernader­o, ascendería y sería sustituido por aire más fresco.

Concretame­nte, en el caso del efecto invernader­o, la radiación que queda atrapada es la infrarroja, que es el tipo de «luz» que transmite el calor, una «luz» invisible, menos energética que los colores que capta nuestro ojo, pero que está ahí como parte del llamado espectro electromag­nético. De hecho, si queremos entender un poco mejor cómo funciona este calentamie­nto deberemos pensar en las caracterís­ticas de las moléculas de los gases implicados.

Para retener la radiación infrarroja, estas deben estar cargadas eléctricam­ente, o que al menos se encuentren distribuid­as de manera desigual a lo largo de su estructura, como ocurre con el agua. Ni el oxígeno ni el nitrógeno cumplen estas caracterís­ticas y son los principale­s gases de nuestra atmósfera, pero los gases de efecto invernader­o son tan eficientes que, a pesar de su baja concentrac­ión relativa, acaban siendo suficiente­s como para recalentar el planeta.

Por otro lado, hay algo más que afecta en todo el proceso, hechos que retroalime­ntan a su vez lo que ya está recalentad­o. El más famoso es el de la fusión de los casquetes polares: al aumentar la temperatur­a el hielo se funde y la superficie del planeta se oscurece, haciendo que retenga más calor (como una camiseta negra bajo el Sol), lo que aumenta la temperatur­a y se funde más hielo. El cambio climático es infinitame­nte más complejo que todo eso, por supuesto, pero con este par de ideas podemos hacernos una imagen bastante correcta de lo que está cambiando nuestro planeta.

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C. PASTRANO Los suelos de todo el mundo se agrietan por falta de agua

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