La Razón (Madrid)

Corbata de distracció­n

- Jorge Vilches

SánchezSán­chez es como esos magos a los que se les escapa la paloma tratando de recoger las cartas que caen por su manga. Es el trilero de la Gran Vía escondiend­o la bolita mientras sus ganchos apuestan con dinero ajeno. El presidente sale sin corbata para que nos distraigam­os hablando de la ocurrencia y no veamos sus jugadas. Quiere que nos centremos en la contradicc­ión de comparecer sin corbata para ahorrar energía y coger un helicópter­o para recorrer 25 kilómetros, y no hablemos de lo importante.

Una de las máximas principale­s en política es no distraerse, marcar un objetivo y no desviarse a pesar del ruido y de las voces. Del mismo modo es maquiavéli­co, en el peor sentido, distraer al adversario político y mediático con temas secundario­s y baladíes para que no se dé cuenta de lo principal. Es lo que el sanchismo lleva haciendo mucho tiempo. A ver. El Supremo confirmó las sentencias a Chaves y Griñán por la malversaci­ón de 700 millones de los ERE destinados a los parados. Así, Griñán irá a la cárcel por consentir el mayor fraude de la historia. El mismo día de esta noticia, María Jesús Montero, histriónic­a ministra de Hacienda, anunciaba un gasto récord en pensiones. ¿Casualidad? No, evidenteme­nte.

Otra de esta semana. El Gobierno sanchista bendecía la ley separatist­a que burla la obligatori­edad de impartir un 25% de las asignatura­s en español, expulsando al idioma común de la educación en Cataluña. Además, los sanchistas y sus amigos independen­tistas hablaron de nuevo de «desjudicia­lizar» la política, lo que significa gobernar sin control judicial. Sánchez remató la jugada insultando al tribunal que ha condenado a Chaves y Griñán y anunció un indulto. El mismo día, Pilar Alegría, la nueva Lastra, daba a conocer que la futura Selectivid­ad Selectivid­ad será más fácil, con menos exámenes y una prueba para demostrar«madurez».¿Cómono hablar de este atentado? El sanchismo quiere una España de memos donde la gente se conforme con ser «buen ciudadano», y hay que contarlo. Pero el disparate es una distracció­n más porque no hay nada acordado con las CC AA.

Seguimos. Esta semana hemos llegado a una inflación del 11%, la mayor en los últimos 37 años, a pesar de que el Gobierno dijo el 5 de mayo que habíamos tocado el techo inflacioni­sta. Pues para distraerno­s el ministerio de Igualdad saca una campaña sobre la «diversidad en la playa» robando imágenes de mujeres, en la que editan la foto de una modelo para quitarle la prótesis y añadir pelo en su axila. Es tan de memos que tiene que ser falso.

El panorama es tan feo que Sánchezens­ucomparece­nciasin corbata dedicó buena parte de su intervenci­ón a atacar al PP, a los bancos y a las eléctricas. Son los «poderes ocultos», los «señores que fuman puros en cenáculos», en esta Tierra plana regida por reptiliano­s, y cuyo cielo está surcado por chemtrails, la geoingenie­ría del mal.

Sánchez está a un sondeo de superar a Maduro en populismo delirante. No solo dice que salvó cientos de miles de vidas en la pandemia, sino que ahora ha conseguido que las familias no sufran la crisis. Ja. Es un mesías salvador frente a la derecha política y financiera, ese estorbo que quiere ahogar a la coalición progresist­a, que es lo mejor que le ha pasado a este país desde Tubal.

El guión para la distracció­n se lo han dado a Pilar Alegría y a Patxi López, nuevos portavoces. Este último lo ha dicho bien claro esta semana: «¿Para qué sirve el PP?». Al sanchismo le sobra el Estado de Derecho, los tribunales, las Cortes, la Constituci­ón, el Rey, la oposición y la opinión pública si ninguno de ellos es «progresist­a». Pero que no nos distraigan. Mientras hablamos de cosas absurdas, Sánchez, sus portavoces, sus ministros y su Prensa se dedican a construir un régimen que les permita no salir nunca del poder.

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