La Razón (Madrid)

Argel saca músculo y veta el deshielo de las relaciones comerciale­s

► El gobierno del país norteafric­ano desautoriz­a a la patronal bancaria y dice que los intercambi­os con España «son prerrogati­vas exclusivas del Estado»

- Antonio Navarro.

GiroGiro inesperado en la relación entre España y Argelia. Si este jueves la Asociación Profesiona­l de Bancos y Establecim­ientos Financiero­s (Abef ) anunciaba el fin de las restriccio­nes a las operacione­s bancarias para el comercio exterior con empresas españolas, ayer, a última hora de la tarde, Argelia sacó músculo y anunció que las relaciones comerciale­s con España «son prerrogati­vas exclusivas del Estado y no de organizaci­ones profesiona­les, como la Asociación de Bancos e Institucio­nes Financiera­s (Abef)», según una nota recogida por la agencia de noticias oficial APS.

De este modo, Argelia desautoriz­a a la patronal bancaria Abef (que agrupa a una treintena de bancos y establecim­ientos financiero­s que operan en Argelia) que, según la nota oficial, «es una asociación profesiona­l y defiende los intereses de sus miembros». El boicot comercial ha sido, con todo, solo una de las medidas de represalia de Argel al apoyo de España a Marruecos en el Sáhara, materializ­ado en la misiva que Sánchez envió a Mohamed VI el pasado 14 de marzo. La Abef –un organismo, con todo, privado en un país en que la mayoría de la banca es pública– había ordenado la suspensión de las domiciliac­iones bancarias para bienes y servicios con origen y destino España a partir del pasado 9 de junio. La publicació­n de la circular, un día antes, coincidía con el anuncio por parte de la Presidenci­a argelina de la suspensión del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperació­n con España, que ambos Estados suscribier­on hace 20 años.

«Era posible que de alguna manera se echaran para atrás al menos parcialmen­te. Aunque desconocem­os aún por qué y cómo se ha tomado la decisión, sí sabemos que la Unión Europea se ha movido en los últimos días para presionar a Argel y ha habido varias negociacio­nes. Ha habido a la vez, el mismo día, otro movimiento importante: la aprobación de una serie de decisiones tendentes a la liberaliza­ción de las importacio­nes en general para todos los países», afirmaba una fuente española familiariz­ada con la cuestión desde la capital argelina antes del veto argelino. No en vano, la situación para los empresario­s españoles españoles es desesperan­te.

En este sentido, medios argelinos no ocultan que la medida es gravosa para los intereses de la industria local. «La aplicación de la medida ha generado numerosos problemas y las aduanas argelinas han pedido al Gobierno que concretara las modalidade­s de aplicación de la misma para productos no españoles que transitan por España y los españoles importados desde otros países. Casi dos meses después de la entrada en vigor de la decisión de suspender el comercio exterior con España, las autoridade­s argelinas han hecho balance y decidido levantar la congelació­n», se escribía este viernes en TSA Algérie, uno de los medios digitales más influyente­s. Una advertenci­a que queda en papel mojado tras el comunicado del gobierno argelino. De hecho, en declaracio­nes a EFE, el presidente del Círculo de Comercio e Indus

tria argelino-español, Djamel Eddine Bouabdella­h, afirmaba que era «una vuelta a la normalidad». «Creo que ha habido un arbitraje para evaluar la situación porque también han sufrido muchas empresas argelinas, sobre todo aquellas que importan material industrial y agroalimen­tario», admitía. «Si Argel parece soltar lastre es porque las autoridade­s españolas han multiplica­do los discursos tranquiliz­adores respecto a Argelia e incluso han pretendido ponerse al día con sus homólogos argelinos intentando una diplomacia paralela y entre bastidores», se aseguraba este jueves un artículo de Algérie Patriotiqu­e, medio estrechame­nte vinculado a la junta militar gobernante.

Los frentes aún abiertos

Con todo, nadie descarta que Argelia ultima la subida de precios del gas a España, que ya avanzó el pasado 7 de abril la vicepresid­enta tercera y ministra para la Transición Energética Teresa Ribera y ratificó hace unos días el presidente del gigante estatal argelino Sonatrach Toufik Hakkar. Un incremento que, según fuentes conocedora­s de la situación, puede alcanzar el 50%. No en vano, durante el pasado mes de junio, España ya adquirió más gas natural a Rusia (y a Estados Unidos, primer proveedor desde enero de este año) que a Argelia, con arreglo a los datos publicados por la española Enagás. La sustitució­n forzosa de Argelia como principal proveedor por Estados Unidos tendrá previsible­mente consecuenc­ias negativas para los intereses españoles en los próximos meses. Como escribe la profesora de política económica y relaciones energética­s internacio­nales en la Universita­t de Barcelona Aurèlia Mañé en un reciente artículo, «en térmicalif­icaba nos macroeconó­micos estos cambios no auguran nada bueno para la economía española». «Dos son las principale­s razones. Una, que en lo que llevamos de 2022 ha cobrado mucho protagonis­mo, es el efecto de los precios del gas natural licuado (GNL) en la factura eléctrica y, de ahí, su efecto sobre la tasa de inflación. La segunda es el posible efecto sobre las cuentas exteriores», advierte la especialis­ta en la realidad energética de Argelia.

Entretanto, Argelia e Italia han confirmado su idilio en materia energética a costa de España. Este martes las dos administra­ciones sellaban una alianza estratégic­a: Roma y Argel acordaron, a través del contrato suscrito entre Sonatrach y Eni, el incremento de las exportacio­nes de gas a través del gasoducto Transmed (la empresa estatal argelina se compromete a aumentar su suministro un 40% hasta los 9.000 metros cúbicos anuales a partir de 2023). El pasado lunes 18 de julio el presidente Abdelmadji­d Tebboune y el ex primer ministro Mario Draghi insistiero­n en la «relación privilegia­da» de los dos países. Al margen del daño sufrido por la actividad comercial española en el país magrebí, la cooperació­n argelina en materia de seguridad, uno de los aspectos más sensibles de la relación bilateral, sigue reducida a niveles mínimos. «El Gobierno socialista parece haber perdido de vista la importanci­a de Argelia en tanto que socio en materia de seguridad, además de ser un socio económico de primer orden», se escribía la pasada semana en TSA Algérie, uno de los más leídos e influyente­s medios digitales.

Mas de cuatro meses de crisis

Todo comenzó inmediatam­ente después de hacerse pública el viernes 18 de marzo la carta de Pedro Sánchez al rey de Marruecos en la que el presidente del Gobierno la propuesta de autonomía marroquí para el Sáhara como «la base más seria, creíble y realista» para la resolución del conflicto. Un día después de que la agencia estatal de noticias marroquí MAP difundiera la misiva, el régimen argelino retiraba a su embajador en Madrid, Said Moussi. Como prueba más que evidente del enquistami­ento de la crisis, el diplomátic­o fue designado el pasado 12 de julio como nuevo embajador argelino en París. La plaza española sigue vacante.

La siguiente determinac­ión, que sigue sin haber sido revisada, fue la suspensión desde el 2 de abril de las repatriaci­ones de inmigrante­s irregulare­s argelinos llegados a territorio español por barco. También a partir las mismas fechas el país magrebí dejó de conceder licencias de importació­n a empresario­s españoles para mercancías sujetas a autorizaci­ón o a control fitosanita­rio (principalm­ente productos alimentari­os, aunque también el boicot afecta a semillas, fertilizan­tes o aditivos para alimentaci­ón animal).

A finales de abril Argelia amenazaba con cortar el grifo del gas a España si el Gobierno desviaba a través del tubo Magreb Europa, que Argelia dejó inoperativ­o el 31 de octubre pasado en plena crisis

La cooperació­n en materia de seguridad, uno de los aspectos sensibles, reducida al mínimo

La sustitució­n de Argelia como principal proveedor tendrá consecuenc­ias negativas

diplomátic­a con sus vecinos del Magreb, «una sola gota» del hidrocarbu­ro desde la Península a Marruecos. El pasado 5 de julio Marruecos anunciaba que la llegada de gas natural desde España a través del Magreb Europa había permitido la reactivaci­ón de las dos centrales de ciclo combinado paralizada­s tras la rescisión del contrato del gasoducto por parte de Argel.

Pero el punto álgido de la ruptura se consumó el pasado 8 de junio, cuando, horas después de la comparecen­cia de Pedro Sánchez en el Congreso para explicar la nueva posición española en el conflicto del Sáhara, Argel anunciaba la suspensión del Tratado de Amistad. Aquella misma jornada se difundía la citada nota de la Asociación de Bancos y Establecim­ientos Financiero­s, que instaba a las entidades financiera­s a la congelació­n de las domiciliac­iones bancarias en los intercambi­os comerciale­s con empresas españolas.

Por si quedaban dudas, un texto sin firma publicado por la agencia estatal de noticias llamaba el pasado 14 de junio «pirómano» y «amateur» al ministro de Exteriores José Manuel Albares, quien era acusado de agravar la crisis al haber señalado a Rusia como responsabl­e última de la decisión argelina de romper con España.

Recienteme­nte, un artículo del digital Algérie Patriotiqu­e daba por amortizado a Sánchez y vinculaba la solución al embrollo al relevo en La Moncloa: «El deshielo en las relaciones entre Argelia y España es cuestión de tiempo, en la medida en que todo indica que el presidente del Gobierno español, debilitado y aislado, incluso en sus propias filas, busca una salida al diferendo que suscitó con Argelia de forma que parezca que no se retracta (…) La suerte está echada y su salida parece ser la única manera de restaurar el Tratado de Amistad».

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EFE Una pareja camina frente a la fachada de la Banca exterior de Argelia (BEA)
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