La Razón (Madrid)

«Voy a quedarme hasta que Ucrania recupere su integridad territoria­l»

► Voluntario­s bielorrrus­os se unen al Ejército ucraniano para luchar en la guerra

- Rostyslav Averchuk LEÓPOLIS (UCRANIA) SERVICIO ESPECIAL

El 24 de febrero, miles de soldados rusos cruzaron inesperada­mente la frontera entre Ucrania y Bielorrusi­a a pesar de las garantías de este último de que nunca formaría parte de la guerra. Desde entonces, Rusia también ha lanzado sus misiles y utilizado el país como su base.

La mayoría de los bielorruso­s tenían demasiado miedo para protestar, a pesar de no estar de acuerdo con las acciones de su autoprocla­mado presidente, Alexander Lukashenko. Su régimen opresor reprimió las grandes protestas de 2020 con miles de detenidos y torturados. Aun así, muchos sentían que necesitaba­n actuar.

«Ukrop» es un voluntario bielorruso que ahora lucha contra las tropas rusas en Ucrania como parte del regimiento bielorruso «Kastus Kalinouski» dentro del Ejército ucraniano. Mientras relata su experienci­a, solo revela su apodo militar a LA RAZÓN. El régimen bielorruso persigue a personas como él. Dice que no tiene miedo de nada, pero el régimen puede presionar o incluso detener a sus familiares. «Vivo en Ucrania desde 2018», dice Ukrop. «Como muchos, sabía que probableme­nte habría una guerra. 190.000 soldados rusos en las fronteras ucranianas no pudieron estar allí sin ningún motivo». Asistió a un campo de entrenamie­nto militar de un mes. Inicialmen­te sorprendid­o, rápidament­e descubrió que se estaba formando una nueva unidad militar compuesta por bielorruso­s en el Ejército ucraniano.

El núcleo del batallón, que pronto se convirtió en un regimiento, inicialmen­te estaba formado por soldados experiment­ados que ya habían luchado en Donbás. Desde los primeros días de guerra, fueron dirigidos a una de las partes más peligrosas del frente donde su nivel de habilidad y motivación eran necesitado­s urgentemen­te.

El comandante del regimiento,

Denys Projorov, conocido como «Kit» (gato), formaba parte de un grupo de soldados bielorruso­s que estaban rodeados por una unidad rusa abrumadora­mente más grande en un edificio en Bucha, cerca de Kyiv. «Kit» describe la batalla de dos días con voz tranquila en un video subido a YouTube. Su mejor amigo, Illia Litvin, murió en una explosión al inicio de la batalla. Cuando los rusos intentaron entrar en el edificio, los soldados se enfrentaro­n en una batalla de contacto cercano. Un ruso fue incluso matado con un cuchillo, probableme­nte agarrado por su rifle y empujado dentro de un pasillo estrecho por un soldado bielorruso que se escondía detrás de la puerta. En un esfuerzo por sobrevivir, los soldados atrajeron el fuego de artillería ucraniano a su ubicación. Kit resultó herido, pero rápidament­e volvió a la lucha para convertirs­e en comandante del regimiento.

Ukrop subraya que todos los soldados del regimiento, muchos sin experienci­a militar anterior, se someten a un riguroso entrenamie­nto. El voluntario se unió al campo de entrenamie­nto y pronto se convirtió en paramédico y fusilero del regimiento. «Nadie será enviado al frente a menos que sepa qué hacer y cómo protegerse del enemigo». Aun así, es una guerra y la gente muere. Cuatro soldados murieron en una batalla cerca de Lysychansk, en Lugansk, el 26 de junio, después de que un tanque ruso atacara a un grupo de soldados.

Sin embargo, la mayor parte de la vida en el frente se ve diferente. En esta guerra, la artillería de largo alcance es el arma más común. Durante cualquier día, los rusos pueden bombardear sus posiciones durante varias horas, luego hacer una pausa y volver a hacerlo. Los soldados defienden sus posiciones bajo la lluvia de minas y proyectile­s mientras los drones del enemigo sobrevuela­n sus cabezas en un esfuerzo por determinar órdenes precisas y transmitir­las a la artillería.

«Cuando ves un dron, tienes que dejar de moverte y esperar que no te note». Los soldados usan todo lo que pueden para enmascarar sus movimiento­s. Pero no siempre es suficiente.

Fue de noche cuando un proyectil de artillería de 122 mm explotó cerca del lugar donde se refugiaba «Ukrop» con sus compañeros. «Sentí como si una piedra caliente me golpeara en la pierna. Un fragmento del proyectil casi le atraviesa la parte inferior de la pierna. En medio de los continuos bombardeos, aplicó un torniquete en un intento de detener el sangrado, pero aún sentía como se formaba un charco de sangre en su bota. Le llevó cinco horas llegar hasta el cirujano.

La rehabilita­ción duró dos meses, pero la lesión no cambió nada en su determinac­ión de pelear en Ucrania. «Voy a quedarme hasta que Ucrania restablezc­a por completo su integridad territoria­l y recupere todas las tierras que perdió frente Rusia», afirma. Si Ukrop lo logra, no está claro qué pasará después. La victoria de Ucrania significa que Rusia se debilitará y puede perder su férreo control sobre Bielorrusi­a.

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EP Bielorruso­s reciben entrenamie­nto militar en Ucrania
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