La Razón (Madrid)

Déficit de vitamina D ¿pandemia o alarmismo?

► España es uno de los países con mayor población carente de esta sustancia fundamenta­l para la salud

- Jorge Alcalde

NoNo es una vitamina (en realidad, no es una sola sustancia), no solo se obtiene del Sol y tampoco sabemos muy bien cuánta es suficiente para estar sano. Aun así, la vitamina D se ha convertido, un siglo después de su descubrimi­ento, en una suerte de nuevo Santo Grial de la salud, un compuesto deseado que cada vez más usuarios buscan paseando bajo la luz solar o consumiend­o suplemento­s ricos en él. Aunque todavía existe mucha incertidum­bre científica sobre ella, la vitamina D es la molécula de moda.

La presidenta de la Fundación Española de Psiquiatrí­a y Salud Mental, Ana González-Pinto, contribuyó al «boom D» con sus declaracio­nes acerca de la carencia de vitamina en el organismo de muchos españoles. Aseguró que el déficit de vitamina D está relacionad­o con enfermedad­es mentales como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofre­nia o el autismo.

«La vitamina D es un factor de vulnerabil­idad para la enfermedad psiquiátri­ca. Las personas con enfermedad mental tienden a salir menos al aire libre y a tener peor alimentaci­ón, especialme­nte en los momentos agudos de sus patologías.Por lo tanto, son una población en riesgo de déficit vitamínico», dijo. De hecho, la vitamina D debería ser tenida en cuenta, a juicio de los expertos, a la hora de complement­ar los tratamient­os de algunos trastornos psiquiátri­cos.

Hace unos días se ha informado de ciertos estudios publicados por «Internatio­nal Journal of Endocrinol­ogy» en los que se alerta de que los niveles bajos de vitamina D están relacionad­os con trastornos de la función sexual masculina, principalm­ente disfunción eréctil.

Sexo y mente son las últimas aportacion­es científica­s al fervor vivido en los últimos años por esta moléculaqu­e,másbien,esuncomple­jo sistema hormonal.

En agosto de 1922, el químico Ellmer McCollum descubrió una sustancia que favorece el depósito de calcio en los huesos a la que denominó Vitamina D. Él mismo acababa de descubrir las vitaminas A y B. Pero en realidad, lo que McCollum había hallado no se comportaba como una vitamina.

El 70%, por debajo del mínimo

Estas sustancias se definen como nutrientes esenciales para la realizació­n de alguna función vital y que el cuerpo no puede sintetizar por sí solo, es necesario adquirirla­s a través de una acción exterior, como la dieta. Sin embargo, la vitamina D sí que se sintetiza en el organismo. Es cierto que para ello hace falta la labor favorecedo­ra del sol, pero es nuestro cuerpo el encargado de producirla. También es cierto que una parte pequeña de la vitamina Dqueemplea­moslaadqui­rimosde la dieta a través del consumo de alimentos ricos en ella como el pescado azul o las setas. En cualquier caso, el 90% de la producción de este complejo hormonal básico entre otras cosas para fijar el calcio durante la formación del tejido óseo es endógena y modulada por la radiación solar.

Existe en la actualidad una gran preocupaci­ón por la que se ha dado en llamar «nueva pandemia» de déficit de vitamina D. Estudios liderados por la Fundación Internacio­nal contra la Osteoporos­is sugieren que más de un tercio de la población mundial presenta niveles insuficien­tes de esta sustancia. El déficit es un problema que afecta de igual manera a países ricos y pobres e incluso en países con una gran exposición a la radiación solar (como India o España) el problema es creciente.

En Europa las cosas son más peliagudas. Entre el 50% y el 70% de la población del continente no llega a los mínimos exigibles de este compuesto en su organismo. Lo malo es que realmente no está claro cuáles son esos umbrales mínimos.

El término Vitamina D se refiere a la acción de varios compuestos que son metaboliza­dos por nuestro sistema endocrino. Uno de ellos es el colecalcif­erol, un nutriente esencial para la mineraliza­ción del hueso que se obtienen a partir de la acción del sol en un tipo de colesterol. El otro es una prohormona producida en el hígado a través del colecalcif­erol y que se denomina técnicamen­te 25-hidroxivit­amina D3 o calcifedio­l.

Es está última la sustancia que se usa como valor en los análisis de sangre. Se considera normal una cantidad de calcifedio­l de entre 30 y 70 nanogramos por mililitro. Menos de 10 sería señal de deficienci­a severa de vitamina D.

Carencia grave

Pero estas recomendac­iones están siendo muy discutidas y algunos expertos plantean la necesidad de revisarla. Según estos criterios de umbrales mínimos, el 80% de los españoles con más de 60 años están por debajo del valor 30. Estudios de varias sociedades científica­s sugieren que entre el 7% y el 40% de ese grupo de edad en Europa podrá llegar a tener déficits graves de menos de 10 ng/ml en algún momento de sus vidas.

En cualquier caso, la falta de consenso a la hora de establecer los

valores mínimos deseables de estas sustancias afecta al posible tratamient­o.

La escasez de vitamina D está relacionad­a con un número muy amplio de patologías. Las más obvias son los defectos de mantenimie­nto de tejido óseo. Pero también se ve involucrad­a en enfermedad­es autoinmune­s, diabetes, depresión, deficienci­as del sistema car dio vascular, propensión a infeccione­s.Precisamen­te durante la pandemia de Covid-19 se encontró que las personas con menor cantidad de vitamina D tenían más probabilid­ades de padecerla versión grave de la enfermedad. Muchas de estas afirmacion­es están todavía pendientes de confirmaci­ón definitiva y la ciencia sufre una generaliza­da carencia de ensayos clínicos que puedan determinar con exactitud las consecuenc­ias de la falta de la sustancia «mágica».

Ante este panorama, tampoco resulta fácil recomendar cuándo deben tomarse suplemento­s de vitamina D de los que se encuentran en el mercado. La Sociedad Española de Endocrinol­ogía y Nutrición es muy cauta. No recomienda medir la vitamina D en la población general –solo en personas con factores de riesgo– ni es partidaria de la ingesta de suplemento­s vitamínico­s en menores de 50 años.

Hay que tener en cuenta que, si el defecto de vitamina D puede ser un mal generaliza­do y preocupant­e, el exceso es igualmente dañino. El pasado martes, la revista «British Medical Journal» (BMJ) publicó un estudio de caso sobre la intoxicaci­ón de un hombre deme diana edad por sobredosis de vitamina D.

El paciente fue llevado al hospital tras varios episodios recurrente­s de vómitos, dolor abdominal, calambres musculares, diarrea y pérdida de peso. Los síntomas empezaron a aflorar un mes después de que comenzara un tratamient­o intensivo de suplemento­s de vitamina por consejo de su nutricioni­sta. Su organismo presentaba niveles de calcio varias veces superiores a los normales. Había consumido mil veces más cantidad de vitamina que la recomendad­a para la población general.

El trabajo de BMJ reconoce que la sobredosis de vitaminas es un problema creciente en el mundo desarrolla­do. Para algunas sociedad es científica­s, resulta urgente definir correctame­nte qué entendemos por dosis correcta de vitamina Dy establecer parámetros claros sobre el uso correcto de los sumplement­os nutriciona­les.

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