La Razón (Madrid)

El olvido del «Falcon» que llevó a Franco a la cita con Hitler en Hendaya

► Construido para Alfonso XIII, espera en Soria una restauraci­ón completa

- Andrés Bartolomé.

El vagón SS-3, un coche-salón del Ministerio de Obras Públicas utilizado por Francisco Franco para acudir a su reunión con Hitler en Hendaya en octubre de 1940, agoniza en una nave a las afueras de Almazán (Soria) a la espera de una restauraci­ón que lo adecente por completo y pueda ser aprovechad­o como atractivo histórico y turístico.

Lleva allí desde 1997 al cuidado de la que hasta ahora más se ha preocupado por esta pieza de museo, la Asociación para el Desarrollo Endógeno de Almazán (Adema). El vagón, que estuvo en activo desde 1929 hasta bien entrada la década de los 50, fue subastado en 1974 por la RENFE, siendo adquirido por un particular. Estuvo un tiempo en una parcela privada en Villamanri­que (Albacete) y diez años después pasó a un nuevo propietari­o que lo reubicó en una finca denominada Navalcabal­lo, en la provincia de Ciudad Real.

En 1984 fue rescatado por los técnicos del Museo del Ferrocarri­l, que firmaron un convenio de rehabilita­ción con Adema, a quien se cedió el coche en depósito. En una primera restauraci­ón a cargo de la escuela taller «Ars Conservare» de Soria se retocó el interior en 2005, «pero desde entonces no se ha vuelto a hacer nada», explica a LA RAZÓN Matías Ágreda, presidente de Adema.

El vagón permanece en una nave «a salvo de las inclemenci­as del exterior» desde hace más de veinte años, y «probableme­nte siga así, porque no sale adelante ningún proyecto que sea factible», lamenta Á greda, para quien «queda mucho por hacer» y «gran parte se ha deteriorad­o al no tener mantenimie­nto».

Considera que «hace falta financiaci­ón, ideas». Uno de los intentos fue buscar el amparo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o (MITECO), «pero tampoco se llegó a nada».

El responsabl­e de Adema asegura que han «intentado venpero derlo como lo que fue en su día, el “Falcon” de la primera mitad del siglo XX, pero con el estigma que lleva a cuestas no sale», dice en referencia a su pasado franquista, «aunque fue antes vagón de la Casa Real y la República no lo utilizó porque rechazaba su origen». El Caudillo sí lo usó para su célebre viaje a Hendaya –se le ve bajar del coche mientras Hitler extiende la mano para saludarle– y en otros desplazami­entos como jefe de Estado «e incluso familiares».

En la actualidad se puede visitar en una nave cerrada rodeada de andamios «por la que hay que ir con cuidado. Pero el interior es un viaje en el tiempo», apunta Matías. El espacio se distribuyó en una zona para las personalid­ades, con tres departamen­tos dormitorio­s. El principal tenía aseo propio y un salón de reuniones, con un cómodo sofá y sillones en torno a una gran mesa central. Todas las paredes estaban revestidas con maderas nobles, tulipas y diversos ornamentos. Del mobiliario original «no se ha encontrado nada; por dentro está vacío y aunque falta el baño por montar, el sistema de calefacció­n sí está colocado», explica el presidente de Adema. «Es que estuvo a la intemperie, la mitad se medio pudrió; se ha hecho mucho,

El presidente de la Fundación Franco afirma que se trata de «un desprecio a la Historia»

queda otro tanto».

En su día se cifró en 250.000 euros el presupuest­o para culminar los trabajos, «pero el mercado se ha vuelto loco y se quiere calcular de nuevo», dice Ágreda. «Ese importe en lo que atañe al acabado del vagón, que habría de instalarse en una estación u otro lugar apropiado y a cubierto, porque es una joya». Pero se trata de una cantidad que es «inasumible para municipios pequeños e incluso corporacio­nes más grandes como la de Almazán», lamenta.

El anterior ayuntamien­to barajó la idea de crear un museo del ferrocarri­l e incluir el vagón junto con otros, «pero cambió el equipo de gobierno y se guardó en un cajón». También se ha «intentado colocar en Arcos de Jalón, que tiene bastante tradición ferroviari­a, e incluso en Madrid». El asunto es qué sería de esta histórica pieza en un futuro.La propiedad es de la Fundación de los Ferrocarri­les Españoles, por lo que si Adema culmina su restauraci­ón, lo podrían reclamar «para llevarlo donde consideren. Pero nosotros queremos que acabe en Soria», concluye Ágreda.

Por su parte, el presidente de la Fundación Franco, Juan Chicharro, cree que el abandono del vagón «es increíble, un desprecio a la Historia». Recuerda que en Hendaya «paró Franco a Hitler en su apogeo y libró a España de la invasión alemana y de la entrada en la II Guerra Mundial. Siquiera fuera por cuestión histórica al margen de ideologías debería ser tenido en cuenta y guardado. Pero eso en este país cainita es algo imposible. Es una vergüenza».

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ADEMA Exterior del vagón, en el que faltan por montar parte de los paneles laterales, en la nave de Almazán donde se guarda

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