La sombra de la violencia planea de nuevo sobre las elecciones en Kenia
► El vicepresidente Ruto y el veterano ex «premier» Odinga parten como favoritos
Kenia tiembla frente a las próximas elecciones del 9 de agosto. Muchos recuerdan la oleada de violencia que siguió a los comicios de 2007, cuando 1.200 personas fueron asesinadas durante los disturbios posteriores al anuncio de los resultados, 900 sufrieron algún tipo de abuso sexual y más de 500.000 tuvieron que huir temporalmente. Las elecciones de Kenia vienen marcadas por este castañeo de dientes que intoxica en gran medida su democracia, mientras figuras locales y organizaciones internacionales apelan a la calma por adelantado y señalan a los candidatos como responsables de lo que pueda ocurrir. Los expertos de la ONU consideran el respeto a los derechos humanos básicos como uno de los puntos fundamentaç para conseguir un proceso electoral pacífico en Kenia, mientras la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos emitió recientemente un comunicado indicando que «todos aquellos involucrados en el proceso electoral deben comprometerse a llevar una conducta pacífica antes, durante y después de las elecciones».
Cuatro candidatos se han presentado a las elecciones, aunque solo dos de ellos tienen opciones de alzarse con la deseada victoria. El primero es un poderoso rival aunque finalmente perdedor de los últimos cuatro comicios generales, el septuagenario Raila Odinga, antiguo primer ministro y líder del Movimiento Democrático Naranja. Su fuerza a batir es el actual vicepresidente, William Ruto, líder de la coalición Kenya Kwanza. Pese a ser un hombre con una fortuna considerable, la campaña de Ruto se ha empeñado en configurarle como el portavoz de los sectores más vulnerables, una estrategia que según los expertos parece estar dando sus frutos.
Un curioso detalle es que el actual presidente, Uhuru Kenyatta, no apoya ninguna de las dos candidaturas. Con Raila Odinga mantiene una relación de amor-odio que se remonta 60 años. Los padres de Kenyatta y Odinga fueron dos líderes de la independencia que también mantuvieron una fría relación debido a los distintos puntos de vista que sostenían acerca del futuro político de Kenia. No sería
Unas 1.200 personas fueron asesinadas en los disturbios de 2007 tras conocerse el recuento de votos
sería hasta 2018 que Kenyatta y Odinga enterraron el hacha de guerra, en un gesto que no gustó en absoluto al vicepresidente Ruto. Kenyatta no puede apoyar ahora a Odinga, un rival histórico, de la misma manera que su reciente enemistad con Ruto le impide secundarlo.
Existe un fuerte vínculo entre la cuestión étnica y el proceso electoral keniano desde los años de la independencia. Es un vínculo que se difumina más a cada proceso electoral, pero que todavía supone un importante condicionante para el pleno desarrollo de la democracia. Se calcula que Kenia sirve de hogar para más de 40 grupos étnicos, aunque los tres más importantes son los Kikuyu (principales creadores del grupo independentista radical Mau-Mau), los Luo (reconocidos por su habilidad en el comercio) y los Kalenjin (famosos corredores). Los cinco grupos étnicos más numerosos conforman un 70% de la población, mientras solo los Kalenjin suponen un 20%.
Aunque los organismos internacionales y figuras locales han hecho continuos llamamientos a desvincular la cuestión étnica de los procesos electorales, la tentación está allí, aunque no tanto para los candidatos, sino para los propios votantes.