La Razón (Madrid)

Primero Ucrania y ahora Taiwán

- Jorge Fernández Díaz

YaYa se ha desvelado que finalmente Nancy Pelosi, la intrigante presidenta de la House –la Cámara de Representa­ntes de los Estados Unidos–, equivalent­e a nuestro Congreso de los Diputados, y al igual que aquí y por lo mismo, tercera autoridad del país, ha incluido Taiwán en su gira por el Extremo Oriente asiático que comenzó por Singapur, e incluye, Malasia, Corea del Sur y Japón. Con Pelosi al frente de una delegación parlamenta­ria, esa visita ha puesto el foco informativ­o en el contencios­o político latente entre la China continenta­l comunista y Taiwán, la isla de 23 millones de habitantes, de la que le separa el estrecho de Formosa, y que data de 1949 cuando triunfó la revolución comunista de la mano de Mao Tse Tung tras 22 años de guerra civil. El líder comunista Xi Jinping había reiterado a Biden que «EEUU jugará con fuego si esa visita se produce» por considerar­la una violación de su integridad territoria­l. Planteadas así las cosas, parecería que Biden se encontraba ante una coyuntura en la que cualquier decisión iba a ser lesiva para sus intereses, ya que si Pelosi no hubiese aterrizado en la isla –como así ha sido–, dañaba la reputación norteameri­cana y su imagen presidenci­al quedaba muy deteriorad­a– y al hacerlo, una grave crisis está asegurada. Es tan elemental el planteamie­nto que resulta difícil eludir la posibilida­d de una provocació­n calculada por parte de Washington, y en esta hipótesis, preguntars­e acerca de qué beneficio se extrae de esta escalada de tensión. Como era de esperar, Rusia ya ha acusado a EEUU por lo que considera una iniciativa hostil, no pudiendo desvincula­rse la actual situación de lo que sucede en Ucrania desde hace más de cinco meses, y las consecuenc­ias económicas, energética­s y alimentari­as, provocadas en todo el mundo. A estos efectos, no se debe olvidar el pacto sellado en Pekín, entre Putin y Xi Jinping unos días antes del comienzo de la «Operación militar limitada» en Ucrania, como tampoco la fundación del AUKUS, versión de la OTAN en la región indo pacífica entre Australia, el Reino Unido y los EEUU que le precedió, y que fue duramente replicada por Pekín como una iniciativa hostil. Tal parece –y no es un ejercicio de conspiraci­ones– que exista un deliberado interés en resucitar los dos bloques geopolític­os, económicos y militares, que se creyó desapareci­eron con el final de la guerra fría, y además elevar la tensión militar entre ellos. Con la UE de convidada de piedra en todo este escenario pese a sus 450 millones de habitantes y su PIB.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain