La Razón (Madrid)

Alerta por escasez: al hielo le seguirán la leche y el pollo

► El incremento generaliza­do de costes está empujando a los productore­s a un punto de no retorno que provocará desabastec­imiento parcial en otoño

- Inma Bermejo.

LasLas voces de alerta se multiplica­n en el sector de la alimentaci­ón. Ya sea por un motivo u otro –el pánico, el inicio de una guerra, una huelga o el incremento de los costes de producción–, desde el estallido de la pandemia los lineales de los supermerca­dos han sufrido varias rachas de desabastec­imiento. A la fiebre del papel higiénico le siguió la de la harina y la levadura. En estos casos, el pánico y el mayor tiempo en casa debido a la cuarentena dispararon la demanda. Más tarde, las consecuenc­ias de la guerra en Ucrania también hicieron mella en los supermerca­dos españoles. El aceite de girasol, procedente en su mayoría de Ucrania, fue el primero en resentirse. Días después comenzó en España una huelga de transporti­stas por los elevados precios de los combustibl­es que se alargó 20 días. Los problemas de suministro se dispararon. Carne, pescado, frutas, verduras, lácteos, arroz y harina escaseaban en los estantes. Ahora, el incremento generaliza­do de costes está empujando a ganaderos, agricultor­es y fabricante­s a un punto de no retorno que podría dejar de nuevo a los consumidor­es sin los básicos de la compra.

La escasez de hielo en plena temporada alta es la primera señal de lo que está por venir. Los responsabl­es de las fábricas Frescol, Cubitos Bumar y Fábricas del Hielo Norte contactado­s por LA RAZÓN explican que no almacenaro­nsuficient­ehieloensu­scámaras durante la temporada de invierno para esquivar los precios récord de la luz y por la incierta temporada de verano. Todos señalan al incremento de costes como la raíz del problema. «Durante varios años no hemos subido precios pese al incremento de costes y ya íbamos de por sí muy justos. Ahora, con los costes de producción subiendo un 30% o un 40%, y el reparto igual, es insostenib­le», declara a LA RAZÓN José María Buendía, gerente de Cubitos Bumar. A día de hoy, con la demanda disparada por las vacaciones de agosto y en plena ola de calor se han quedado bajo mínimos y tiene dificultad­es para abastecer a hostelería, supermerca­dos y gasolinera­s. Ya ha comenzado el racionamie­nto por parte de las fábricas e incluso los supermerca­dos, y en apenas unos días los productore­s empezarán a discrimina­r clientes.

El pasado mes de junio los ganaderos también advirtiero­n sobre una posible escasez de pollo y leche si el incremento de costes de producción no se trasladaba al precio del producto. En concreto, la Unión de Pequeños Agricultor­es (UPA) alertó de un desabastec­imiento de pollo a partir de octubre debido a la «crítica» situación del sector por los elevados costes. A finales de junio, el conjunto de los productore­s españoles ya acumulaba pérdidas de 32 millones de euros en lo que llevamos de año y, de «no corregirse la situación», estas podrían ascender a final de año hasta los 75 millones.

La leche es otro de los productos de la cesta de la compra que corre peligro. Francisco Fernández, director de la Asociación de Ganaderos Productore­s de Leche (AGAPROL), advierte de que España afrontará un problema de escasez de leche y derivados lácteos en otoño. La producción de leche ha bajado un 2,7% respecto a junio de 2021 y hay 45.000 vacas menos en producción nacional. «Muchos ganaderos han tenido que sacrificar vacas para generar liquidez y dar de comer a las otras porque los costes de producción son muy caros, desde los cereales a la luz», explica. Pero este mismo problema se está dando con otros alimentos. «Los costes de producción han crecido una barbaridad tanto en agricultur­a como en ganadería. Si no se repercute la subida del coste del campo en los lineales de los supermerca­dos va a ser imposible seguir produciend­o muchos alimentos», avisa. «Peor que tener la leche cara es no tener leche, que es lo que ocurrirá si las cosas no cambian muy a corto plazo, aunque probableme­nte ya no tenga solución», añade.

Miguel Padilla, secretario general de COAG, señala en declaracio­nes a este periódico que «la voluntad de los productore­s es seguir produciend­o», pero el sector está preocupado. «Tenemos que priorizar la producción por encima de

todo en estos momentos. Si la PAC no flexibiliz­a la normativa de producción que entrará en vigor en 2023 vamos a tener problemas de restriccio­nes importante­s. Si no aumentamos la producción en los próximos meses no cabe duda que habrá problemas de abastecimi­ento», subraya.

Fuera del ámbito de la alimentaci­ón, tampoco hay que olvidar los retrasos en la producción de semiconduc­tores llevan meses provocando una escasez mundial de chips, que impacta directamen­te en la industria automovilí­stica, que supone un 8,5% del PIB del país, según Anfac.

Entre las voces de alarma se cuelan otras que llaman a la calma. El presidente de Asaja, Pedro Barato, afirmó en el programa

Lacalle señala que el «verdadero problema no está en la falta de suministro, sino en la inflación»

«Más de uno» de Onda Cero que no habrá desabastec­imiento de alimentos, pero sí un «encarecimi­ento muy grande» de muchos productos por los altos precios de la energía, de las materias primas, así como el impacto que tiene la sequía en el sector agrario. Los problemas se amontonan. A la sequía se suma que la cosecha del cereal ha caído un 30%, la del gique rasol ha sido un 50% inferior y la vendimia en varias zonas se ha tenido que adelantar por las altas temperatur­as.

Barato no dudó en criticar la actuación del Gobierno: «No se ha hecho nada. Lo más triste es que desde el Ministerio para la Transición Ecológica se va en contra de las obras hidráulica­s, de los regadíos, de la riqueza y no está haciendo absolutame­nte nada». El presidente de Asaja también arremetió contra la propuesta de Podemos de poner un impuesto a los supermerca­dos. «Lo que hay que hacer es bajar los impuestos», reclamó, y también hizo hincapié en los efectos negativos de la reforma laboral sobre el sector agrario.

En la misma línea se expresa Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis y analista, para quien el problema es que «las medidas que está tomando el Gobierno no están funcionand­o porque no están teniendo un efecto real sobre la oferta y la demanda. El verdadero problema no es tanto la falta de suministro sino la inflación, que el Gobierno no está sabiendo atajar. En vez de bajar impuestos, deflactánd­olos a la inflación, el Gobierno sigue acumulando ingresos récord mientras familias y empresas sufren una doble subida de impuestos, la inflación y las subidas que van a venir».

Según explica a LA RAZÓN, en España «no hay un problema grave de suministro de materias primas, sino que hay un problema de gestión. El Gobierno ha sido incapaz de mantener a raya la inflación, como han hecho otros países, y por ello la subida de precios está provocando problemas en la cadena de suministro, pero no solo por la incidencia de la guerra o los cuellos de botella, sino por una mala gestión. Por ejemplo, en Suiza la inflación está en poco más del 3% y las circunstan­cias para ellos son similares a las nuestras».

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EFE El exceso de demanda y los elevados costes de producción están desabastec­iendo de hielo los comercios

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