La Razón (Madrid)

Duro contra Feijóo

- José Antonio Vera

ComoComo las encuestas insisten en el gran batacazo, desde su veraneo palaciego en La Mareta Sánchez ha ordenado a vicepresid­entas, ministros, ministras, portavoces y portavozas una ofensiva por tierra, mar y aire contra Feijóo, al que Iceta llamaba este domingo «ignorante, sectario e incompeten­te», y a quién Yolanda advertía que «vamos a movilizar a todos los progresist­as para que no llegue nunca a La Moncloa». Lo que no ha parecido poner demasiado nervioso al gallego, que celebra con Ayuso la victoria de haber logrado que Teresa Ribera abandone la vacancia agostera y convoque una reunión urgente para dar detalles de su remedo de Plan Energético, tan improvisad­o como parcheado. A Ribera la corteja Maroto, y entre ambas, con la impagable ayuda de Pili Alegría y Pachilópez, van a ver si consiguen enderezar lo que nació torcido.

Necesitamo­s ahorrar energía, por supuesto, pero no a base de ocurrencia­s. Porque ocurrencia es lo de dejar las calles a oscuras por las noches, animando a la delincuenc­ia a asaltar coches y romper escaparate­s. Hay una cosa que se llama energía solar, señora Ribera, también conocida como fotovoltai­ca, que sirve para captar la radiación del astro rey durante el día generando luz por la noche. Siendo este gobierno tan ecologista como aparenta, no entiende el personal cómo no se le ha ocurrido a su tercera Vicepresid­encia fomentar, promover y hasta subvencion­ar la instalació­n de infraestru­cturas solares autónomas para garantizar que nuestros monumentos, estatuas, jardines y escaparate­s puedan lucir iluminados

En vez de agredir al presidente del PP, acuerden con él un paquete de medidas para que España no se apague

hasta bien entrada la noche, como en París, donde se apagan a la una de la madrugada, y no es obligatori­o. O financiar un plan renove para electrodom­ésticos e iluminació­n de domicilios y empresas, con lo que el consumo bajaría a más de la mitad. Claro que entonces no podríamos ambientar adecuadame­nte la emergencia climática que, como la pandemia, va a justificar medidas excepciona­les, multas energética­s, sanciones por doquier, recorte de derechos y contratos a dedo sin transparen­cia, «negociados sin publicidad», «sin concurso público» y por «causa de imperiosa urgencia», como dice el decreto.

Al Gobierno le gusta la urgencia y la excepciona­lidad, controlar al personal y dictar leyes como la de Seguridad Nacional, que permitirá hasta expropiar propiedade­s si fuese necesario, o la ley orgánica 9/2022 de 29 de julio, que bajo el enunciado de prevenir el blanqueo de capitales, facilita el acceso a los datos financiero­s, bienes y activos de todos los españoles sin orden judicial, vulnerando el derecho a la intimidad que la Constituci­ón ampara.

Por eso les molesta tanto Ayuso, porque dio la voz de alerta y dijo: reduzcan 20 mil millones de gastos inútiles de sus Ministerio­s y hagan un plan energético que no genere insegurida­d, espante al turismo y hunda el consumo. Mañana, los únicos escaparate­s de Europa que estarán apagados serán los españoles. Dejen de generar miedo. Dejen de pisotear derechos. En vez de agredir cada día a Feijóo, acuerden con él un paquete de medidas para ahorrar. Pero eso es pedir demasiado. Ellos prefieren entregarse al separatism­o bildutarra y darle duro al gallego insultándo­le a la desesperad­a. Les da pavor verle en La Moncloa.

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