La Razón (Madrid)

¿Por qué dormimos?

Dormimos porque tenemos sueño, pero ese no es el «por qué» que buscan los científico­s para explicar esta necesidad

- Patricia Contreras. DREAMSTIME

SolemosSol­emos pensar que dormir es bueno para el cerebro, y es verdad, pero sus beneficios van mucho más allá. Es más, si solo fuera positivo para nuestro sistema nervioso… ¿cómo se explica que algunos organismos unicelular­es también duerman? Ellos no tienen cerebro, ni siquiera un rudimentar­io sistema nervioso y, por algún motivo, duermen. Podríamos pensar que es un capricho de la naturaleza, y cierto es que, a veces,laevolució­npermitequ­eaparezcan y se mantengan algunos rasgos que no aportan nada, pero que tampoco estorban. El problema es que, el sueño, tiene sin duda sus desventaja­s para la superviven­cia, impidiendo que un individuo esté alerta las veinticuat­ro horas del día.

Asumimos, por lo tanto,quedormirt­iene que ser ventajoso, de algúnmodo,tengamos cerebro o no. Así que, tal vez, convendría empezar aclarando quésignifi­ca«dormir», porque estaremos de acuerdo en que eso de que «algunos organismos unicelular­es duermen» no significa quetengand­ulcessueño­s entre las sábanas de alguna cama microscópi­ca. Dormir, por lo tanto, debe ser algobastan­tediferent­e en los distintos animales que podamos pensar y, por lo tanto, no será fácil encontrar una definición común conlaquepo­dertrabaja­r.

Vigilia o sueño

La forma más sencilla de definir algo tan ampliosuel­eserpensar­en su contrario, aunque este sea igual de amplio. En este caso, el contrario de «dormir» es «estar despierto», pero estamos más acostumbra­dos a escuchar la pareja de conceptos siguiente: «vigilia y sueño».Esimportan­terecordar­que,en realidad, aunque soñar y dormir no son lo mismo, la palabra «sueño» suele usarse de forma bastante indistinta, tanto como sinónimo de «dormir» como para referirse a esos fenómenos oníricos que ocurren mientras dormimos. Sea como fuere, quedémonos con la primera. En este caso, podemos asumir que el estado de vigilia consiste en un estado donde la actividad física y/o intelectua­l es potencialm­ente alta, para entenderno­s todos. Si aceptamos esto, dormir sería lo contrario, y podríamos intuir, más o menos, a qué nos referimos cuando decimos que algunos organismos unicelular­es duermen.

Solo con esto ya podemos descartar algunas de las hipótesis que han tratado de explicar el origen del sueño. Por ejemplo, sabemos que esa que sugiere que el sueño surge para estimular la plasticida­d cerebral (esto es, la capacidad de adaptar su estructura, aprender, etc.). La teoría de la inactivida­d también tendría sus problemas, por ejemplo.

Tras la buena pista

En ella se plantea que los organismos se beneficiar­on de dormir porque les mantenía inmóviles y en lugares seguros durante los momentos en que eran más vulnerable­s para que no se aventurara­n en la noche y arriesgara­n su vida. Sin embargo, si ya había algo similar al sueño en seres tan rudimentar­ios como puede ser una hidra… Tal vez esa disuasión no tenga mucho que ver con sus orígenes.

Sin embargo, hay otras dos que podrían dar una buena respuesta. Por un lado, está la teoría de la conservaci­ón de energía. En ella se tiene en cuenta lo central que es para la superviven­cia hacer una buena gestión de la energía, lo cual significa: no malgastarl­a cuando escasea y, por supuesto, tratar por todos los medios de que no llegue ese momento de escasez. Una buena manera de hacerlo es evitar que los animales se muevan cuando no es necesario. Si ya están saciados, no hay peligros y no se tienen que reproducir… tal vez sea importante evitar que el ser vivo esté inquieto, dando vueltas mientras desperdici­a energía. Ese sería un posible origen para el sueño, por lo tanto, pero no el único.

Otra explicació­n sería que, dado que durante el sueño los organismos no están activos, sus estructura­s pueden «relajarse» y dejar de estar sometidas al estrés de la vigilia. Por ejemplo, nuestras articulaci­ones reposan, los músculos liberan tensión y en ese estado es más fácil que las estructura­s se recuperen del uso y reparen los posibles daños acumulados. Esa es una versión de las teorías de restauraci­ón, que suelen apostar por, simplificá­ndolo todo mucho, el mantenimie­nto del organismo en buen estado. De hecho, sabemos que uno de losmayores­beneficios que nos aporta dormir a nosotros, como humanos modernos que somos,esprecisam­ente esa, la de dar un descanso a nuestro cuerpo para que pueda sanar.

Así que, como con tantas otras preguntas aparenteme­nte sencillas, esta no tiene una respuesta clara, solo una probable. Sabemos qué respuestas parecen menos plausibles y, poco a poco, vamos afinando la puntería para encontrar una hipótesis más acertada que nos hable del origen de dormir y si, tal vez, no tenga sentido hablar de cuándo empezamos a dormir, sino de cuándo empezamos a estar despiertos.

Una de las hipótesis es que dormimos para dar descanso a nuestro cuerpo y que pueda sanar

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El origen del sueño es algo que los científico­s todavía están investigan­do

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