La Razón (Madrid)

Un «racionamie­nto» energético

- Paloma Tejero Toledo Diputada y portavoz de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultur­a del Grupo Popular en la Asamblea

ElEl Gobierno de «los Decretazos» ha vuelto a la carga. Ya tenemos uno más y, ahora, de especial trascenden­cia en la vida de los ciudadanos y sumado a los 124 aprobado s por Pedro Sánchez en apenas cuatro años. Un Real Decreto que, al más puro estilo sanchista, parapetánd­ose en Europa, en la insolidari­dad energética y ahora también en el cambio climático y en la guerra de Ucrania – que no falte–, pretende una vez más intervenir la economía y limitar nuestras libertades.

Este miércoles ha entrado en vigor esta normativa que, lejos de ser un plan para ahorrar energía, es más bien un «Real Decreto de racionamie­nto energético».

Como es marca de la casa, ha sido redactado a espaldas de las comunidade­s autónomas, de los municipios, del sector empresaria­l y de la ciudadanía. Es, además, también propio de este Gobierno: una chapuza legislativ­a, improvisad­a, improvisad­a, llena de errores y que además invade competenci­as autonómica­s y municipale­s, por lo que previsible­mente terminará por anularse (como ya ocurrió con el Estado de Alarma) por el Tribunal Constituci­onal.

Esta nueva ocurrencia consiste en apagar escaparate­s y aires acondicion­ados para acabar con nuestro endémico problema energético. La solución al inasumible precio de la luz pasa, según el sanchismo, porque sea el Gobierno el que una vez más, nos diga quién, dónde y cuándo tiene que consumir, ahora, la energía. Además, como ocurrió en la pandemia, Sánchez pone en su punto de mira a pequeños comerciant­es y hosteleros. Me pregunto si, de verdad, alguien piensa que un comerciant­e que aún no ha conseguido recuperars­e económicam­ente de la pandemia, no estaría apagando la luz de su escaparate por las noches y bajando el aire acondicion­ado, si eso le ayudara a llegar a fin de mes.

De ello se deduce que el objetivo de Pedro Sánchez no es el ahorro energético sino, una vez más, atacar la libertad de empresa. No se adoptan medidas para garantizar la independen­cia energética de España (como sería alargar la vida útil de las centrales nucleares, al igual que se está haciendo en el resto de Europa) y se establecen sanciones millonaria­s al comercio minorista

La ministra Ribera ha dicho: «La pandemia nos enseñó mucho», y la verdad es que sí. Al Gobierno le enseñó a encerrar en sus casas a los españoles, aplicando las medidas más restrictiv­as de derechos y libertades de Europa con el resultado conocido de ser el país con las peores cifras sanitarias y, aún hoy, la única economía europea que no ha recuperado sus niveles previos. Pero la pandemia también nos enseñó que había otra forma de hacer las cosas. Isabel Diaz Ayuso demostró que el Gobierno estaba equivocado y que el equilibrio entre salud y economía era posible; en definitiva, que podíamos vencer al virus sin cerrar nuestra hostelería.

Hoy, los madrileños queremos soluciones, y no más problemas; queremos seguir mirando hacia delante y que Madrid no se pare. Decimos basta ya, al tiempo que gritamos que «Madrid no se apaga».

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