La actividad en la sombra dispara la presión fiscal hasta el 47,3%
► La economía paralela sobrecarga a los contribuyentes «cumplidores»
La economía sumergida impacta directamente en la recaudación, y, por ello, distorsiona la presión fiscal e introduce un elemento de competencia desleal, provocando importantes desigualdades entre ciudadanos y empresas, ya que los «cumplidores» se encuentran en inferioridad de condiciones al no participar en el juego económico con las mismas reglas que emplean aquellos que defraudan y ocultan su actividad.
El Instituto de Estudios Económicos (IEE) y la Tax Foundation revelan que España es uno de los países con una fiscalidad más agresiva sobre el sector productivo. El país se situaba en 2022 en la posición 34 de 38 analizados, siendo uno de los Estados con peor competitividad fiscal de la OCDE, algo que el peso de la economía sumergida no hace más que agravar.
La presión fiscal, entendida como la recaudación tributaria en relación al PIB, se situó en España en el año 2021 en el 39,3%. Sin embargo, si esta se ajusta a la economía sumergida de dicho ejercicio (16,9%), se dispararía notablemente, hasta alcanzar el 47,3%.
Es evidente que, en nuestro país, los contribuyentes que cumplen con sus obligaciones tributarias sufren una gran presión fiscal, precisamente, porque hay una importante capa de la población que paga poco o nada, sobrecargando, de esta manera, a aquellos que están al día con el fisco y realizan actividades de forma transparente.
«Por el hecho de que hay contribuyentes que escapan al control tributario, el IEE defiende que la recaudación debe venir por el aumento de las bases imponibles (ensanchando el número de contribuyentes que pagan impuestos) y no elevando el pago de tributos a los que ya cumplen religiosamente con sus compromisos con Hacienda. Este es un claro ejemplo de cómo la economía sumergida distorsiona las mediciones de presión fiscal, porque infrarrepresenta el cargo de los impuestos presentes y toma parte de la ratio del PIB aunque no participe en la recaudación», concluye Gregorio Izquierdo, director del IEE.