La Razón (Madrid)

¿Vuelven a Grecia los mármoles de Elgin?

- Pedro Alberto Cruz

SeSe trata, sin duda alguna, de uno de los grandes asuntos que centra la atención de la comunidad museística internacio­nal: el Gobierno de Grecia solicita al British Museum la devolución de los mármoles del Partenón, bajo el argumento de que fueron robados –es decir: sacados ilegalment­e de su país de origen– por Lord Elgin. Para los griegos, esta negociació­n se ha convertido en una cuestión de Estado y, por qué no decirlo, en un blanco ideal para el populismo que tanto campea a sus anchas en nuestros tiempos. Y –seamos sinceros– no es que las reivindica­ciones del Gobierno griego no sean legítimas, pero sus repercusio­nes en el mapa museístico internacio­nal pueden ser de un alcance mayúsculo capaz de reconfigur­ar las coleccione­s de los museos de una manera profunda. ¿Se imaginan que todos los objetos artísticos expoliados por las potencias occidental­es durante los procesos bélicos y el periodo colonial tuvieran que volver a sus países de origen? ¿Qué pasaría con catedrales del arte como el Louvre o el British Museum: resistiría­n el desprender­se de algunos de sus principale­s atractivos? Las negociacio­nes entre el British Museum y las autoridade­s griegas para la devolución de los mármoles del Partenón han conocido, durante la pasada semana, un giro cuya importanci­a todavía no sabemos medir. El presidente de la institució­n británica, George Osborne, desveló, en el transcurso de una entrevista concedida a la BBC, que estaban tratando con el Gobierno griego la posibilida­d de un «acuerdo híbrido» para que los mármoles pudieran ser contemplad­os tanto en el British como en Grecia. De cerrarse este acuerdo, ninguna de la dos partes verían dañados sus intereses: Grecia conseguirí­a que uno de sus tesoros artísticos se exhibiera en su suelo, y el museo londinense no perdería el que, junto con la Piedra Rosetta, es su gran reclamo. El problema que entraña este acuerdo es que la referida «solución híbrida» permanecer­ía como asimétrica y abiertamen­te insatisfac­toria para las autoridade­s griegas, ya que la parte del legado del Partenón que iría para Grecia sería en forma de préstamo, mientras que la propiedad de los mármoles continuarí­a siendo del British. Y, claro está, el Gobierno de Gracia se niega a aceptar tales condicione­s. La opción del préstamo viene impuesta, además, por el marco legal al que está sometido el museo británico: la British Museum Act de 1963 prohíbe expresamen­te la devolución completa de objetos artísticos a sus lugares de origen. Evidenteme­nte, cualquier ley puede ser modificada, pero es evidente que lo que menos conviene ahora mismo a Inglaterra es alterar un contexto legal que blinda el patrimonio del principal icono de la cultura de aquel país. No es de extrañar, en este sentido, que el Gobierno griego haya dejado claro que no va aceptar otra cosa que no sea la devolución íntegra de los mármoles de Partenón. Un préstamo no dejaría de ser una solución en falso que, además, poco distaría de las fórmulas habitualme­nte seguidas por las diferentes institucio­nes museística­s internacio­nales para dejar salir obra de su colección con motivo de alguna gran muestra. El conflicto está servido. Y no tiene fácil resolución.

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EFE El British Museum está consideran­do un «acuerdo híbrido» con Grecia sobre las esculturas que conserva del Partenón

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