La Razón (Madrid)

Unicaja, campeón de película

► Conquistó su segunda Copa del Rey al imponerse al Lenovo Tenerife con remontada incluida y después de haber tumbado a Barcelona y Real Madrid

- Mariano Ruiz Díez.

EliminarEl­iminar al Barcelona en cuartos y al Real Madrid en semifinale­s solo podía tener un final feliz para Unicaja. El equipo malagueño se proclamó campeón de la Copa del Rey ante el Lenovo Tenerife 18 años después de su primer título. De 2005 con Sergio Scariolo y Jorge Garbajosa, entre otros, a 2023 con Ibon Navarro, Alberto Díaz y un bloque indestruct­ible, al menos en Badalona. El triunfo del Unicaja es la victoria de un colectivo en el que ha habido momentos para que brillasen todos sus componente­s. Darío Brizuela y Perry lo hicieron en cuartos; Kravish, en realidad todo el bloque, en semifinale­s. Y esa tendencia se mantuvo en la final con el liderazgo en el banquillo de Ibon Navarro, como reconoció Díaz instantes después de levantar la Copa. Kalinoski y Carter, el escolta estadounid­ense fue el MVP, se encargaron de aupar al equipo en el momento más crítico, cuando el Lenovo Tenerife mandaba por nueve puntos y Marcelinho gobernaba la final.

Porque Huertas casi podía estar sentado entre la primera fila de invitados en el Olímpico. El base brasileño cumple 40 años en mayo, pero sigue siendo la referencia indiscutib­le en su equipo. Cuando a un número importante de los finalistas todavía les podían los nervios, él se encargó de adornar la Copa del Rey con un par de inventos en forma de triple. Uno fue a la desesperad­a en el final de posesión. Era el comienzo del segundo cuarto y la final no terminaba de despegar. El último fue una décima antes del descanso, equilibrán­dose a una pierna y desde el centro de la pista. Exactament­e igual que el que anotó con el Barça frente al Real Madrid en el primer partido de la final de la ACB hace once años. Era la prueba de que pocos estaban tan a gusto en la final como él. En realidad casi ninguno. Si los dos triples del brasileño fueron inesperado­s, su conexión con Shermadini fue la de toda la vida. Ellos y Jaime Fernández

Ibon Navarro ha conseguido que todos los jugadores en algún momento fueran importante­s

fueron los que mejor empezaron en el día sin vuelta atrás.

A Unicaja le sostuvo antes del descanso un factor que depende del deseo, la intensidad y la concentrac­ión. El rebote ofensivo fue el recurso que mejor supieron manejar los malagueños. Dispusiero­n de nueve posesiones más gracias a las capturas debajo del aro de los isleños. No fue necesario que ninguno de los héroes que apareciero­n ante el Barça o el Real Madrid, y mira que fueron muchos, tuviera otro día superlativ­o. Díaz y Kalinoski dieron un aire nuevo al equipo cuando entraron en pista, pero lo que sumaba Unicaja en el rebote lo perdía con unos porcentaje­s de tiro muy flojos.

Si Huertas se había ido a los vestuarios a la carrera tras su triple volvió con el mismo grado de intensidad y acierto. Fue la respuesta inmediata y rotunda a una breve racha de acierto de Brizuela. El base tomó el balón y dijo «aquí mando yo». Jugó e hizo jugar. Y eso que Ibon Navarro retiró a Perry y metió a Alberto Díaz para frenarle. Nada. Se reencontró con Shermadini y anotó siete puntos consecutiv­os que impulsaron un parcial de 14-0 (53-44). Para cortar la hemorragia surgieron los exteriores del Unicaja. Kalinoski, que ya había mostrado su puntería, encontró el respaldo de Carter con diez puntos (60-60). La carrera hacía el MVP ya había empezado.

La final se adentró en el último cuarto con un duelo entre Huertas y Carter (17 puntos y 3 asistencia­s). El estadounid­ense, en blanco en los dos primeros cuartos, siguió sumando y encontró ayuda con sendos triples de Barreiro y Osetkowski. Fue el momento en que entre los malagueños fueron consciente­s de que ya todos sumaban. Y esa ha sido la clave de lo que han vivido estos días en Badalona.

La mínima tregua que Txus Vidorreta dio a Marcelinho Huertas le costó carísima al Lenovo Tenerife (69-77, min 37). El cupo de heroicidad­es del base brasileño (21 puntos, 4 rebotes y 10 asistencia­s) se había agotado.

Y Unicaja en medio de la interminab­le agonía de los tiros libres volvió a ganar una Copa del Rey 18 años después. Esta película, como dijo después Alberto Díaz, no podía acabar mal.

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EFE Dylan Osetkowski grita con el trofeo de la Copa del Rey en la mano

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