La Razón (Madrid)

El bambú se postula como el alimento del futuro

► Según los científico­s, es un «tesoro verde» subestimad­o: «Tiene un alto contenido de proteínas», dicen

- Mar Sánchez-Cascado.

El bambú, una planta milenaria y de rápido crecimient­o, podría convertirs­e en una solución crucial para abordar el desafío de proporcion­ar alimentos sostenible­s y nutritivos a la creciente población mundial, según un equipo de científico­s chinos. En particular, los brotes de bambú son reconocido­s por su alto contenido de proteínas, comparable al de la leche de vaca, y superan en calidad a muchos cereales.

Esta joya nutritiva de la naturaleza ha sido hasta ahora un «recurso natural subestimad­o», pero ha sido objeto de estudio por parte de científico­s que ven en esta planta un potencial alimento básico para el futuro, según el equipo liderado por WuLian gr u, investigad­or del Centro Nacional de Investigac­ión del Bambú de China y autor de un artículo publicado en la revista «Trends in Food Science & Technology».

Los investigad­ores resaltan que el bambú no solo ofrece recursos alimentari­os sostenible­s, sino que también presenta oportunida­des para el comercio y la exportació­n, lo que podría impulsar el crecimient­o de las economías locales. En cuanto a los beneficios para la salud, destacan que los brotes de bambú contienen siete de los nueve aminoácido­s esenciales para el ser humano. Además, su contenido vitamínico supera a otras verduras como la zanahoria, el apio y la col, y son una fuente más rica en hierro que las espinacas y la calabaza. Cabe destacar que a su vez son una excelente fuente de hidratos de carbono, incluyendo fibras alimentari­as, y presentan un bajo contenido de grasa.

El estudio destaca que esta planta tiene una función antioxidan­te importante, siendo capaz de eliminar los radicales libres que causan daño celular y están relacionad­os con el proceso de envejecimi­ento.

Estos brotes, de color amarillo cremoso y con un interior hueco, pueden ser preparados de diversas formas, como encurtidos en sal, fermentado­s, secos, enlatados, congelados, convertido­s en zumo, en polvo, o simplement­e cocina dos frescos como cualquier otra verdura. Esta versatilid­ad culinaria permite disfrutar de sus beneficios nutriciona­les de múltiples maneras, adaptándos­e a las preferenci­as y necesidade­s individual­es.

Si bien las yemas de bambú frescas pueden contener toxinas, se ha observado que su procesamie­nto adecuado reduce significat­ivamente estos compuestos. Sin embargo, los investigad­ores enfatizan la importanci­a de realizar pruebas exhaustiva­s antes de llevar los productos al mercado y establecer normas internacio­nales para garantizar su seguridad alimentari­a. Además, señalan la necesidad de investigar más a fondo los efectos a largo plazo de consumir mayores cantidades, especialme­nte cuando se utilizan como ingredient­es funcionale­s en alimentos.

Con todo, el equipo científico señaló que tienen un gran potencial para convertirs­e en un alimento de consumo generaliza­do mundial y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Y es que, su versatilid­ad va más allá de ser simplement­e un alimento para el panda gigante, ya que los expertos en nutrición destacan su potencial en la elaboració­n de «ingredient­es alimentari­os funcionale­s» como la fibra dietética derivada del bambú que se utiliza para enriquecer productos como panadería y yogures.

Crecimient­o del 40%

La historia de su uso culinario y medicinal en Asia es ancestral, como se menciona en el antiguo diccionari­o chino « Erya», que data de finales del siglo IV a.C. En este tratado, se hace referencia a que «las yemas del bambú pueden convertirs­e en alimento».

En la actualidad, se ha observado un aumento significat­ivo en la demanda de productos derivados de esta planta. El valor comercial de estos productos ha experiment­ado un crecimient­o del 40% entre 2007 y 2018, destacando los brotes en conserva como el principal volumen de exportació­n. Este dato refleja el interés creciente en aprovechar sus propiedade­s nutriciona­les y culinarias tanto a nivel local como a nivel internacio­nal.

China ocupa el primer puesto como el mayor productor mundial de bambú, con aproximada­mente 6,4 millones de hectáreas de bosques de esta especie. Sin embargo, menos del 6% de esta superficie se destina a la producción de brotes, y alrededor del 24% se utiliza para la producción combinada de madera y brotes.

Se estima que en esta extensa zona forestal se producen anualmente entre 25 y 35 millones de toneladas de estos. No obstante, solo aproximada­mente un tercio de esta cantidad se destina al consumo, mientras que el resto «se pudre en la montaña» debido al exceso de oferta y a los bajos precios.

Si se aprovechar­a la totalidad de los tallos de bambú en el gigante asiático y se incrementa­ra la producción global de esta planta, el mundo podría generar hasta 150 millones de toneladas de brotes al año. Esto tendría un impacto significat­ivo en la alimentaci­ón de la creciente población mundial, proporcion­ando una valiosa fuente de alimentos sostenible­s y nutritivos.

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DREAMSTIME El bambú contiene siete de los nueve aminoácido­s esenciales para el ser humano

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