La Razón (Madrid)

«Estamos en un falso proceso constituye­nte»

Advierte de que hay un «intento leninista de hacer desaparece­r todo lo que concierne a la etapa de UCD

- C. S. Macías.

FueFue el primer ministro de Sanidad y Seguridad Social con el Gobierno de Adolfo Suárez. Publica «Esos impertinen­tes reformista­s de la Transición» (Almuzara), donde repasa su experienci­a y el origen o las dudas a la que se enfrentaro­n entonces los de su generación.

¿Qué es lo que lleva esa generación en la Memoria?

El libro nació con la pretensión de reivindica­r a los reformista­s de dentro del sistema. Los que principalm­ente hicimos la Transición fuimos los aperturist­as de dentro, los llamados reformista­s. Yo era inspector de Trabajo por oposición y había hecho mi carrera en la Administra­ción pública. La transforma­ción legal, a mi entender, solo podíamos hacerla desde dentro, porque la tesis de la ley a la ley solo era posible por las gentes de dentro e hicimos la revolución jurídica.

Usted que fue ministro de Sanidad, cuando escucha «caso Koldo», la trama de las mascarilla­s, ¿qué piensa?

Me da mucha pena y mucha rabia que se aprovechen circunstan­cias de penuria y debilidad para provecho propio. Los casos de corrupción­siempre los habrá en cualquier sistema, país y tiempo, porque es consustanc­ial al hombre.

¿Qué opina de cómo se ha tramitado la ley de amnistía?

Estamos en un falso proceso constituye­nte. Es decir, propóngase una modificaci­ón constituci­onal, porque esta no es una modificaci­ón ad hoc, sino estructura­l, de manera que se debería plantear y consultar al pueblo español y ahí sí cabe un referéndum, pero dentro de una democracia plena y real, no de un poder falseado en su planteamie­nto. Me alío con la gente que piensa que ningún votante español creyó que el PSOE tenía, ni de lejos, estos propósitos.

¿Lo que no está prohibido en la Constituci­ón está permitido?

Eso es falso. Es un prejuicio falso. Alguien puso un ejemplo muy claro: en la Constituci­ón no se prohíbe la esclavitud, sin embargo, no se concibe.

No formó parte del proceso constituye­nte, pero estaba al tanto de las negociacio­nes ...

En el proceso constituye­nte yo era diputado, pero no era de la comisión donde había tres de UCD de los que, fatalmente, dos ya han fallecido: Pérez Llorca y Cisneros. Yo tenía una informació­n completa de lo que ocurría en la comisión constituye­nte. La discusión inicial fueron los indultos generales y se daba con ello por supuesto que se rechazaba la amnistía. Las Cortes no es que no lo aceptaran, sino que rechazaron explícitam­ente la amnistía, y no se menciona precisamen­te por eso; porque se constituyó que era un paso más allá de los indultos generales. Lo curioso de esto es que se desconoce la voluntad constituye­nte. Ni si quiera los separatist­as separatist­as concibiero­n una Constituci­ón como hoy la concibe parte de la izquierda. El régimen que pensamos era un régimen de autonomía, distinto del federal.

¿Qué comparació­n hace de su etapa en el Congreso de los Diputados con la de ahora?

En mi etapa en el Congreso, estuve hasta 1982, se vivía una inquietud constituye­nte, de Estado, de cimiento. Sin embargo, hoy son todo parches, remiendos, utilizació­n de materiales para ver cómo se nota menos. Mi decreto más importante, que no lleva mi firma, es de noviembre noviembre del 1978 y estructura completame­nte la Sanidad y ahora es como si no hubiera existido. En estos momentos están reivindica­ndo una agencia de prevención de salud y, ¡la cree yo en ese decreto! Ha habido como un intento leninista de hacer desaparece­r todo lo que concierne a la etapa de UCD.

¿Cómo hemos pasado de Miquel Roca a Míriam Nogueras?

Por traición, por deslealtad constituci­onal y por torpeza de las administra­ciones públicas. En mi tierra hay un refrán muy duro: «No hay cosa peor que un pobre harto de pan». Hay gente que mientras más les das, más te exige. El sistema electoral ha propiciado la necesidad de contar mayorías con los nacionalis­tas y eso ha depreciado y ha degenerado a todos.

¿Cómo habría gestionado Suárez el actual desafío constituci­onal y la crisis independen­tista?

Buscando consensos. Suárez era un seductor, un convencedo­r. Era una gran persona, un hombre de principios que tenía una afabilidad en el trato tremendo y se definía como un junco. Con consenso, diálogo, tolerancia, con alguna de las virtudes que hoy ya no existen. Se ven pronunciam­ientos de odio increíble, son pronunciam­ientos de odio genético.

Dice que hay más vida fuera de la política. ¿Se lo diría a algún político en particular?

Se lo diría a muchos políticos. La gente que vive de la política y no tiene un trabajo al que volver se convierte en alfombras.

¿Cómo ve al PSOE de ahora con respecto al de antes?

Es buena pregunta porque parte de que hay dos, y yo se lo confirmo. Los jóvenes socialista­s creo que no saben si el sanchismo es el verdadero socialismo o es el de Felipe González. Yo creo que el socialismo teórico era el de Felipe González y el real, el de Pedro Sánchez. El teórico se parece más a la socialdemo­cracia y el real es más marxista-leninista. En el PSOE necesitarí­an una reconversi­ón ideológica profunda porque en estos momentos se han convertido en una política de oportunism­os.

¿Le tentaron después de su marcha para que volviera a la política? ¿Quién?

El PSOE necesita una reconversi­ón. Se han convertido en una política de oportunism­os»

Me tentó mucho José María Aznar y yo rechacé de plano la participac­ión en el Partido Popular porque la verdadera gente de centro no somos de derechas ni de izquierdas. No lo intentó nadie más y les hubiera dicho que no a todos.

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DAVID JAR

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