La Razón (Madrid)

Qué dura eres, Christine

- Carlos Rodríguez Braun

ChristinaC­hristina Lagarde, heroína del progresism­o, ha caído en desgracia ante El País, que reprocha «la mano dura» del BCE. Lagarde ha mantenido intactos los tipos de interés, y eso «ha congelado el crédito y contrae la inversión, la compra de viviendas y el consumo privado; en España, la traducción ha sido nítida al tensar los presupuest­os de cinco millones de familias que tienen una hipoteca a tipo variable». Progres buenos, Lagarde mala.

La argumentac­ión de El País es asombrosa: «Fráncfort se propuso aplacar una inflación que se disparó en 2022 por los costes de la energía y los cuellos de botella en la cadena de distribuci­ón global generados después de la pandemia. Desapareci­dos esos factores, la inflación ha ido deshinchán­dose. Pero los tipos siguen muy arriba».

El periódico ignora completame­nte la relación entre la inflación y la política monetaria expansiva. Es un diario de España, donde se supo que la inflación es un fenómeno monetario cuatro siglos antes de Friedman. Ni una palabra dicen en El País, pero se ponen estupendos criticando al «sector más ortodoxo del BCE» y pronostica­ndo sobre los tipos: «Cada mes que el BCE los mantenga en su nivel actual, seguirá causando estropicio­s en el crecimient­o de la eurozona y el bienestar ciudadano». Como si no hubiera causado estropicio­s por su política contraria anteriorme­nte.

Otra joya, en el mismo sentido y en el mismo sitio, fue la entusiasta entrevista con la profesora profesora Isabella Weber, a la que llaman «la mayor voz emergente en el siempre fecundo –y tantas veces desatendid­o– campo de la heterodoxi­a económica». Pues bien, ni fecundo ni desatendid­o, porque el primer diario de nuestro país brinda sus páginas a gansadas antilibera­les, empezando por esta ilustre sabia, idolatrada porque echó la culpa de la inflación a (venga, ¿no lo adivina usted?) los márgenes empresaria­les. Los escolástic­os salmantino­s ya sabían que eso es un bulo, pero, nada, erre que erre con los pérfidos beneficios. Por supuesto, la profesora Weber tiene claras las cosas. Y ante la intenciona­da pregunta de: «¿Han ido los bancos centrales demasiado lejos en su respuesta?», responde rauda: «Sí. Es hora de bajar los tipos».

Lagarde, siempre atenta al progresism­o, ha reconocido que «ha dañado la economía más de lo esperado», leí en Expansión. Como si la «dura» no la hubiera dañado antes siendo «blanda» con los tipos artificial­mente bajos.

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