Sacrificio de Illa
Tomás Gómez
PuigdemontPuigdemont tiene cogido el pulso de Sánchez y le ha puesto una nueva condición:laPresidencia de la Generalitat. Lo ha formulado como amenaza «si el candidato del PSC, Salvador Illa, maniobra después de las elecciones para impedir un gobierno independentista». Es sabido que todos los sondeos dan como primera fuerza al PSC, pero los independentistas saben que el Govern se juega en Moncloa. Puigdemont tiene claro que la única oportunidad de Sánchez de estirar la legislatura es seguir contando con el apoyo de ERC y Junts, y eso solo es posible sacrificando a Illa.
En otros tiempos, los socialistas hubiesen trabajado para desactivar al independentismo sacándole del Gobierno en Cataluña, pero el PSOE ha dejado de elegir secretario general para coronar un emperador y su acción política gira en torno a sus intereses, ya no hay sentido de Estado ni priman los intereses de partido sobre los del líder.
El otro problema del líder socialista está en Euskadi. Como necesita seguir contando con abertzales y nacionalistas, el puzle consiste en dar el apoyo a uno de ellos sin que el otro retire el suyo en el Congreso. Desde el cuartel general monclovita valoran cualquier posibilidad. Si el PNV consigue aguantar el tirón de Bildu, no hay problema en reeditar el pacto actual, pero si Otxandiano se hace con la primera plaza, las cosas se complican. Una opción sería pactar con Bildu, pero perdería automáticamente el triste apoyo de Ortuzar y la legislatura estaría finiquitada. La otra sería dar a Otegi lo que quiere, la liberación de los presos de ETA. Muchos analistas se llevarían las manos a la cabeza y tacharían de descabellada semejante hipótesis, pero eso es no conocer a Sánchez.
Las europeas darán una holgada mayoría al PP y eso es un avance de lo que podría suceder si hubiese convocatoria electoral en noviembre. Esta cuestión ha hecho enfriar la idea de mover pieza adelantando las legislativas. La principal tarea de Sánchez en el Gobierno es mantenerse en él y sabe que, en este momento, el clima electoral no es el del pasado julio. Si llega a la conclusión de que es la única manera de mantenerse, lo hará.