La Razón (Madrid)

El juez amonesta a Trump por sus andanadas al proceso penal

► El tribunal sigue buscando a los doce miembros del jurado tras descartar a un centenar de personas

- Mamen Sala.

«Un contable que no sabía lo marcó como un gasto legal», le ha dicho Donald Trump a los periodista­s que le esperaban ayer en los juzgados del bajo Manhattan. «Eso es exactament­e lo que fue». Así justificab­a el exmandatar­io el presunto encubrimie­nto del pago de 130.000 dólares a Stormy Daniels a cambio de su silencio sobre una supuesta relación sexual con el expresiden­te. El candidato republican­o se queja de que no le están dejando hacer campaña, dice que él tendría que estar recorriend­o recorriend­o el Estado de Pensilvani­a en ese momento para ganar votantes cuando quedan poco más de siete meses para que millones de ciudadanos vayan a las urnas.

El juez al frente del caso, Juan M. Merchan, le ha dicho que tiene la obligación de asistir físicament­e a todo el proceso. Si no lo hace, se emitiría una orden de arresto en su contra. Sería considerad­a algo similar a una violación de acuerdo de libertad bajo fianza. Al cierre de esta edición, el magistrado todavía no había confirmado si le permitiría al exmandatar­io saltarse alguna sesión y asistir a la graduación de su hijo menor, que se celebra en mayo.

«Este juicio es una vergüenza», decía ante los periodista­s poco antes de entrar en la sala del juzgado. «Es un juicio que nunca debería haber ocurrido». Trump está ignorando desde el primer día la ley mordaza que le aplicó el juez, que limita sus comentario­s públicos. Tanto es el caso que la Fiscalía ha presentado una moción que le pide al juez que castigue al expresiden­te de Estados Unidos por saltarse la norma. Quieren que se multe a Trump con 1.000 por cada violación de la ley, lo que sumaría un total de 3.000 por las tres ocasiones que lo ha hecho hasta el momento.

En esta segunda jornada, desde primera hora de la mañana varios profesiona­les de los medios de comunicaci­ón se agolpaban a la puerta de la Corte Suprema de Nueva York para conseguir estar entre el centenar de periodista­s elegidos que pueden seguir el juicio desde dentro. Son ojos que ven al exmandatar­io durante toda la sesión, y algunos observaron cómo a última hora de la tarde del lunes, Trump parecía quedarse dormido después de una larga jornada. La noticia, que ha corrido como la pólvora entre los medios, no le ha gustado nada al republican­o. Sobre todo porque los demócratas han aprovechad­o aprovechad­o para devolverle sus ataques con un «Sleepy Donald» (durmiente Donald), haciendo referencia a cómo suele llamar al presidente, «Sleepy Joe». Trump siempre ha tratado que sus 77 años no sean blanco fácil de sus enemigos, sabe que la edad de su rival demócrata electoral –Joe Biden tiene 81– ha sido motivo para que el octogenari­o pierda apoyo entre sus bases.

Trump está siguiendo muy de cerca la selección del jurado, de ellos depende su futuro. Pero selecciona­r a doce miembros para un proceso legal histórico no es fácil, y menos aún si tienen que decidir la inocencia o culpabilid­ad de Donald Trump, exmandatar­io de Estados Unidos, candidato republican­o para las próximas elecciones presidenci­ales y el hombre que más ha polarizado ese país. Hay que elegir ciudadanos que prometan ser imparciale­s con uno de los acusados más famosos del mundo, y otros seis que actúen como sustitutos. Fiel a su estilo, Trump quiere hacer las cosas a su manera, y ha pedido subir al estrado mientras el juez entrevista a los posibles candidatos, una práctica bastante inusual en este tipo de procedimie­ntos.

Hay citados más de 500 neoyorquin­os para contestar el cuestionar­io de 42 preguntas del magistrado Juan M. Merchan en el que se pregunta sobre el estado civil, intereses, profesión y si ha trabajado alguna vez para el FBI, la Fiscalía o en el campo del derecho penal. También se les pregunta sobre sus afiliacion­es políticas, «creencias morales y religiosas» que podrían impedirles seguir las instruccio­nes del juez. Se les pregunta también qué vías de informació­n utilizan, los periódicos, radios y television­es que siguen, y sus opiniones sobre Donald Trump.

Los nombres de los selecciona­dos no serán revelados, para evitar «probabilid­ad de soborno, manipulaci­ón del jurado o lesiones físicas o acoso», ha anunciado el magistrado. De momento, casi un centenar ya han sido descartado­s, por una u otra razón. Una de ellas por haber estado saliendo con un abogado en el pasado. «Acabamos bien», dijo provocando la risa de los periodista­s y un mayor enfado de Trump, que no está para bromas. Otro ha dicho directamen­te que no cree que pueda «ser imparcial como le gustaría».

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AP Donald Trump acude por segundo día al Tribunal de Nueva York
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