La Razón (Madrid)

Lo que ya no cuela

- Julián Cabrera

EnEn una clara demostraci­ón de olfato político y de visión con las luces de larga distancia decía el que fuera todopodero­so presidente del PNV Xabier Arzallus que, cuando ETA pusiera punto final al uso de las bombas y las pistolas, la etapa que se abriría en la política vasca y también en la española terminaría por obligar al PNV, si no a reinventar­se, al menos a cambiar algunos «chips» de su argumentar­io ante el electorado soberanist­a si no querían comprobar cómo la antigua Batasuna, hoy Bildu, terminaría por pisar una gran parte de la merienda electoral peneuvista, con posibilida­des de convertirs­e en primera fuerza política. Arzallus ya contemplab­a hace más de dos décadas, incluso con mayor clarividen­cia que los actuales políticos vascos… y españoles lo que ahora ya se ventila con el horizonte de los comicios que llaman a un millón ochociento­s mil vascos este domingo. Pero la ceguera del PNV en los últimos años, con decisiones en Euskadi y en Madrid que claramente cargan la mochila de Andoni Ortuzar, acaba convirtién­dose en mera anécdota comparada con los desatinos de un partido socialista que concurre a estas elecciones con la misma expectativ­a con la que acudió a la cita de las elecciones gallegas y de otras comunidade­s autónomas en el resto del país exceptuada Cataluña y que no es otra que la de conseguir consolidar­se como tercera opción política en territorio­s donde en otro tiempo aspiro y consiguió ser primera fuerza.

El toque a rebato general en el seno del PSOE para mantener a Sánchez en La Moncloa es de tal magnitud que los intereses socialista­s en determinad­as comunidade­s del país acaban siendo relegados a un segundo plano, ante la prioridad del pacto con fuerzas no precisamen­te comprometi­das con los intereses nacionales y los valores constituci­onales. Contemplar ahora a dirigentes socialista­s pedir las sales anti sofoco frente a lo que representa la misma Bildu con la que llevan cinco años pactando y lo seguirán haciendo tras el domingo 21, sencillame­nte ya no cuela además de suponer todo un insulto a la inteligenc­ia de una opinión pública a la que desde las terminales de Moncloa y Ferraz se arroga una supuesta amnesia borreguil que supuestame­nte permite decir una cosa y la contraria al día siguiente con total impunidad. No lo duden, a partir del lunes 22 cambio de registro: la Bildu de Otegui rebosará pedigrí democrátic­o.

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