«La hostilidad nos vuelve a todos hostiles»
Su novela «Bajo tierra seca», Premio Nadal 2024, es un thriller rural que contiene fuego, hambre y violencia
NadaNada bueno puede germinar debajo de la tierra seca, porque del hambre y la pobreza solo puede nacer hostilidad y esa violencia brutal que en entornos rurales cerrados y oscuros puede ser devastadora. Y eso es «Bajo tierra seca» (Editorial Destino), la última novela de César Pérez Gellida, ganadora de la 80 edición del Premio Nadal y un thriller rural negro, con fuego, sangre, barro y violencia. En la Extremadura de 1917, tiempos difíciles de latifundios y caciquismo, a un teniente de la guardia civil, Martín Gallardo, le ordenan investigar el incendio de una hacienda cuya propietaria ha desaparecido. El capataz, antiguo amante, es el principal sospechoso, pero durante el largo interrogatorio se va descubriendo que hay un plan trazado por una mujer sin escrúpulos, Antonia Monterroso, protagonista de la historia inspirada en Belle Gunness, una de las primeras asesinas en serie de la historia.
¿Esta novela marca un punto de inflexión en su carrera?
Desde mi subjetivismo, la afronto convencido de que ha llegado el momento de subir un par de peldaños en ese proceso de crecimiento profesional por la experiencia de once años de oficio y el aprendizaje de trece novelas, te sientes preparado para otro proyecto con nuevas ambiciones y premisas, pero si habrá un antes y un después es pronto para saberlo, hay que esperar la respuesta de lectores y crítica, aunque ya me confirman una segunda edición.
Ha conseguido llevar el thriller a un galardón de prestigio, cuando no hace mucho este género estaba reñido con lo literario.
Es cierto, cuando en 2013 publiqué mi primera novela «Memento Mori», la literatura de género era considerada con minúsculas y creo que eso ha cambiado, ha habido un proceso muy avalado y empujado por los lectores, para los que el thriller o novela negra es el género más demandado en librerías y el que lidera las listas de ventas. Su criterio ha hecho cambiar esa visión peyorativa sobre la literatura de género.
¿Hasta qué punto el contexto histórico y su trasfondo político y social condiciona su novela?
Es que ese es justo el punto de partida y lo realmente importante, suelo repetir que la hostilidad del lugar nos vuelve hostiles y eso tiene una razón de ser, no es casual que haya buscado esa zona geográfica y ese momento histórico, tiene unas motivaciones, que son explicar la conducta de unos personajes condicionados por el entorno, duro, hostil, con dificultades económicas, miseria y mucha hambre, una sociedad latifundista donde la tierra está en manos de muy pocos y el poder del cacique es el eje vertebrador de lo político, lo social y lo económico, y mientras la mayoría vive miserablemente, unos cuantos privilegiados viven en sus haciendas como auténticos señores feudales y esto genera una tensión social que acaba trasladándose a lo cotidiano.
Recuerda la España profunda. ¿Que sea un thriller rural le añade connotaciones más crueles que lo urbano?
Crímenes se han cometido indistintamente en zonas rurales y urbanas, lo que cambia es la motivación, en el campo, las rencillas entre familias por lindes, amoríos, envidias o ambiciones, se arrastran durante mucho tiempo. Al final todo se convierte en algo muy endogámico, los odios quedan enquistados y pasan de una generación a otra hasta que alguien al final agarra una escopeta, le mete dos tiros a otro y desencadena una desgracia, como ocurrió en Puerto Hurraco, también en Badajoz.
Construye la historia a partir de Antonia Monterroso, un personaje siniestro.
Viene de un hecho real y es el motor de ignición de toda la novela, conocí la historia de Belle Gunness, una emigrante noruega que llegó a Oregón. Ella traza una línea recta entre el punto de absoluta miseria donde está y donde quiere llegar, se da cuenta que tiene dotes para manipular a los hombres aprovechando su físico imponente y emprende un camino sangriento para salir de esa miseria dejando un reguero de cadáveres. Esas son las premisas que visten el personaje de Monterroso que yo he llevado a la Extremadura de 1917 para reproducir las mismas condiciones, digamos que he españolizado esta «mantis religiosa» que se aprovecha del macho y cuando ya no le sirve, lo devora.
El argumento recuerda a Tarantino y al western más violento.
Como escritor de novela negra tengo dos obligaciones, incomodar al lector y engañarlo en buena lid. Que haya violencia es un hecho inherente a la propia novela en sí, porque estamos en un entorno hostil, con personajes que viven más en la oscuridad que en la luz y todo eso genera violencia. Y tengo que engañar al lector con giros argumentales que despisten para que no se adelante a los acontecimientos y se enganche, para mantener ese suspense sostenido que es condición indispensable de thriller, que se alimenta de esto, hacerle creer algo que no va a suceder.
No había muchas mujeres asesinas en serie en esa época
Muy pocas, el caso de Belle Gunness es casi único en el mundo, encabeza la lista de mujeres asesinas en serie y en España se conocen muy pocos casos, casi todos tienen que ver con homicidios a ancianas que cuidaban o ángeles de la muerte, todo ese tipo de crímenes que perpetraban normalmente con veneno, porque el caso de esta noruega, es único.
Como escritor tengo el deber de incomodar al lector y engañarlo en buena lid», dice Gellida