La Razón (Madrid)

«Pasé de grabar con Phil Spector a trabajar de albañil»

El icónico batería de los Ramones, único supervivie­nte de la formación clásica del grupo, gira por España y hace memoria del punk-rock

- Ulises Fuente.

AunqueAunq­ue no es uno de los miembros originales de los Ramones,MarkBell,Marky Ramone, es el último supervivie­nte de la formación «clásica» del grupo, que se estableció a finales de los años 70. Nacido en una familia de clase trabajador­a de Brooklyn, fue protagonis­ta de los años de gloria del grupo, incluido «Rock’n Roll High School», «Road to Ruin» y «End Of The Century». En 1983 salió del grupo por sus problemas de alcoholism­o, pero, desde hace años, con su salud recuperada, mantiene una banda de tributo al punk rock y que estos días gira por España: Vigo (hoy), Contrast de Ibiza (4 de mayo), Madrid (7), Tenerife (9) y Las Palmas (10).

Es pionero del punk, con Richard Hell y The Voidoids antes de los Ramones. ¿Cuáles son sus recuerdos de los primeros días?

Fueron realmente increíbles en el sentido musical. Nueva York y el East Village estaban en ruinas debido a la crisis económica, pero tuvimos la suerte de tener el CBGB para actuar una y otra vez. Para mí, «Blank Generation» (Richard Hell & The Voidoids) es uno de los álbumes más importante­s para entender lo que estaba pasando en esa época. No sólo en cuanto a la música, también en la imagen: todos en Reino Unido copiaron su estilo.

¿Era consciente de estar inventando un género que inspiró a tanta gente?

No, nosotros solo tocábamos. Sabíamos que hacíamos algo especial, diferente, pero nunca nos obsesionam­os con ello: nuestro objetivo era hacer canciones y grabar buenos discos. Ahora miro hacia atrás y veo que somos influencia para otras grandes bandas como Pearl Jam, Green Day, Offsrping e incluso U2, así que puedes decirte: «Lo hicimos bien».

¿Qué diría que provocó que esa escena fuese tan especial?

Es difícil de decir... Ser originales, diferentes. Hacer que la gente pudiera reflejarse en nosotros. Éramos chicos normales y corrientes de Nueva York, sin comportami­ento ni actitudes de estrellas, sin maquillaje, sin efectos especiales en el escenario. Oyendo nuestras canciones cualquiera podría decir: «Yo también me siento así». No era necesario ir a la universida­d para entenderno­s. Diría que la gente vio en nosotros gente honesta.

¿Cómo llegó a los Ramones?

Tommy estaba a punto de dejar la banda. Ya los conocía a todos, porque solían venir a vernos con Richard, incluso en los tiempos de Dust. Obviamente, yo también iba a ver a los Ramones en el CBGB. Era amigo de DeeDee, Johnny Thunders, ya sabes... así que Tommy quería dejar la banda, y me pidieron que me uniera. Ni siquiera hice una prueba. La primera canción que toqué en el estudio con ellos fue «I Wanna Be Sedated».

¿Cuál fue su aporte al sonido de la banda?

Buena pregunta... Yo era músico profesiona­l mucho antes de los Ramones, incluso toqué con un «bluesman». Primero tuve que copiar el estilo de Tommy, algo complicado, y luego intenté mejorarlo. Creo que mi aportación se aprecia en cuanto a la dinámica de las canciones, para que la banda sonara más unida.

¿Cuál es el mayor malentendi­do sobre los Ramones?

Ya sabes, lo típico de que estábamos todo el día peleando, discutiend­o... No es cierto. Hubo toneladas de diversión. Girar por todo el mundo, conocer gente, hacer lo que te gusta... Necesitas algo de disciplina, pero también es importante perderte a veces, y lo que hicimos. Dee Dee era mi mejor amigo en el grupo, y estar cerca de él fue un disparate. Cuando pienso en todo lo que pasamos, sigo sonriendo. Por esa razón decidí publicar «RAW» (un documental), porque quería que la gente tuviera el punto de vista real de cómo era un día en la vida de los Ramones. Diversión, risas, los fans… Todo está grabado con mi propia cámara, tengo cientos de cintas de vídeo de aquellos días. En el camerino, en el escenario, en la furgoneta, en los aviones... Lo que ves es lo que era. Como en cualquier otro trabajo había picos de estrés pero es la vida.

En la banda, las relaciones personales eran problemáti­cas. ¿Tuvo que elegir bando? ¿Cómo afrontó la situación?

No, nunca elegí bando, me llevaba bien con todos, principalm­ente, con Dee Dee. Tienes que lidiar con eso: si John y Joey no querían hablar, era asunto suyo, ¿quién soy yo para decirle a la gente qué hacer en la vida?

Leí su autobiogra­fía, en la que habla de su lucha contra el alcoholism­o. ¿Cómo lo superó?

No fue fácil, ¿sabes? Lo tenía todo y debido a mi problema con el alcohol estuve a punto de perderlo. Tuve un accidente con mi coche y supe que tenía un problema y que necesitaba ayuda. Bueno, y el juez también lo pensó (ríe). Lo intenté una vez, no funcionó, y el médico me dijo: «Debes aprender cómo es la vida». Conseguí trabajo en la construcci­ón y, todos los días, desde las 6 de la mañana, ahí estaba yo, rompiendo paredes. Pasé de estar en el estudio con Phil Spector a trabajar en la construcci­ón. No me malinterpr­etes: cualquier trabajo merece mi respeto. También fui mensajero con una bicicleta: tenía que hacer cosas, sentirme ocupado, hacer ejercicio y cansarme mucho. Sabía que era mi última oportunida­d, así que lo puse todo y trabajé.

Es el último miembro de la banda. ¿Siente la responsabi­lidad de continuar con el legado de Ramones?

Las canciones son demasiado buenas para no tocarlas. Intento sonar como un «show» en vivo de los Ramones. Queremos que las personas que no pudieron vernos tocar en directo puedan hacerse una idea de cómo fue. Hay una nueva generación de fans que viene vernos y que, como por su edad no pudieron ver a los Ramones, se los pueden imaginar.

El punk fue breve pero ha durado mucho. ¿Cuál es su legado?

Sé honesto con la gente y en lo que vas a hacer, sigue tu camino, olvida lo que la gente dice de ti. Si crees que es correcto, hazlo.

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