La Razón (Madrid)

Roger Corman: mucho más que cine B

El oscarizado y apreciado cineasta, impulsor de carreras míticas de Hollywood, fallecía ayer a los 98 años

- Jesús Palacios.

EraEra tan inevitable como los impuestos, esos mismos que fue experto en evadir legalmente de mil maneras distintas: ha muerto Roger Corman, a la provecta edad de 98 años. Casi un siglo y, por supuesto, casi un siglo de historia del cine que se va con él. Pero una historia alternativ­a, paralela a la de los grandes nombres y produccion­es que suelen encabezar las encicloped­ias cinematogr­áficas, caracteriz­ada por un saber hacer especial cuyo lema principal bien podría ser este: menos es más. Algo difícil hoy de entender. Siempre desde el bajo presupuest­o (a veces no sólo económico, sino también artístico y hasta moral), este genio que consiguió ascender de «rey de la serie B» a «padre espiritual del Nuevo Hollywood», productor, guionista, actor y, por supuesto, director, convirtió los defectos asociados tradiciona­lmente al «poverty row» de Hollywood, a su cara B más desvergonz­ada y comercial, en una praxis autoral de los géneros populares que sirvió de escuela y formación para talentos como los de Coppola, Scorsese, Jonathan Demme, Peter Bogdanovic­h, John Sayles, Ron Howard, Joe Dante, James Cameron, Curtis Harrington o Paul Bartel, impulsando de paso la carrera de estrellas del calado de Jack Nicholson, Dennis Hopper, Bruce Dern, Peter Fonda, Charles Bronson, Robert Vaughn o Diane Ladd.

Sin prejuicios ni recelos

Asociado indeleblem­ente al cine de monstruos más divertido y eficaz de los años cincuenta, es fácil olvidar que produjo y dirigió también pequeñas joyas del film noir y de gánsteres como «Machine-Gun Kelly» (1958), «I, Mobster» (1958) o «Mamá sangrienta» (1970), por no hablar de comedias negras como las ácidas y desopilant­es como «Un cubo de sangre» (1959) y «La pequeña tienda de los horrores» (1960). Su ciclo de películas basadas o, mejor dicho, inspiradas en la obra de Edgar Allan Poe, en colaboraci­ón con el escritor Richard Matheson como guionista y el fantástico diseñador de producción Daniel Haller, protagoniz­ados en su mayor parte por Vincent Price, marcarían el género durante los años sesenta, influyendo en toda una manera de hacer, ver y entender el gótico, que llega hasta Tim Burton.

Sin hacer ascos nunca a ningún estilo o temática, cuanto más popular mejor, fue pionero del cine psicodélic­o, de las películas de motoristas salvajes, las comedias eróticas, los filmes de prisiones femeninas, de residencia s de enfermeras, incursiona­ndo en la ciencia ficción más loca con «La resurrecci­ón de Frankenste­in» (1990), su última obra como director, y hasta en el cine bélico, dirigiendo personalme­nte una gélida y espectacul­ar recreación de las hazañas de «El Barón Rojo» (1970). Con un ojo siempre puesto en las finanzas, pero también una selecta educación en colegio católico, una cultura

«Corman poseía una cultura amplia, erudita y liberal, así como una gran capacidad predictiva»

amplia, erudita y liberal, y una capacidad inusitada para prever las modas, modos y modales de Hollywood, explotándo­los incluso antes de que llegaran –con «Carnosauri­o» (1993), dirigida por Adam Simon, inventó la tendencia de imitar los grandes éxitos, en este caso «Parque Jurásico» (1993), meses antes de que se estrenaran–, fue uno de los pioneros en poner mujeres al frente del negocio, empezando por su propia esposa y productora, Julie Ann Corman, quien le sobrevive con 81 años, y siguiendo con directoras como Barbara Peters, Amy Holden Jones, Penelope Spheris o Katt Shea, entre otras. Dotado de una elegancia y sentido del humor innatos, más allá de su legendaria tacañería –siempre le recordaré preguntánd­ome cómo Álex de la Iglesia había podido hacer Acción Mutante (1993) con solo un millón y medio de euros–, Roger Corman demostró ser mucho más que el rey de la serie B: uno de los grandes artistas vanguardis­tas y populares al tiempo del siglo XX. Con él, muere también una forma de entender el negocio y el arte cinematogr­áficos que ya nunca volverá.

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AFP George Segal en una escena de «La matanza del día de San Valentín», cinta de Corman sobre Al Capone
 ?? ?? El actor Vincent Price en «El cuervo», 1963
El actor Vincent Price en «El cuervo», 1963
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Nicholson en «La pequeña tienda de los horrores»

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