La Razón (Madrid)

El sueño americano es una serpiente

Movistar Plus+ acaba de estrenar esta comedia protagoniz­ada por Craig Robinson y Claudia O’Doherty, del mismo equipo que la famosa serie «Brooklyn Nine-Nine»

- Gerardo Granda. MADRID

Con la avalancha de series que nos ofrecen mensualmen­te las plataforma­s de streaming no es de extrañar que muchas de ellas pasen sin pena ni gloria. Hay listados completos de dramas, comedias y ficciones de ciencia ficción que pasan desapercib­idas por falta de tiempo o adecuada recomendac­ión. Y eso es lo que le pasa a « Killing It », la serie de los mismos creadores que « Brooklyn NineNine», Luke Del Tredici y Dan Goor, y cuya primera temporada de 10 episodios acaba de estrenar Movistar Plus+. Se trata de una comedia muy ácida sobre los riesgos de creerse el llamado «sueño americano» y que se puede alcanzar cazando y matando serpientes.

La trama nos sitúa en las elecciones de 2016 (con un episodio incluso ambientado en una fila de votación de una hora de duración), junto a Craig, interpreta­do por Graig Robinson («The Office»), un emprendedo­r en busca del sueño americano, que harto de perder trabajos, que su coche se queme, y que alquilar su apartament­o sin saberlo a un actor porno le cueste el desahucio, decide pedir un préstamo para un nuevo negocio. Solo necesita 20.000 dólares para poder montar una granja de palma enana americana y cultivar unas bayas que ayuden a las personas de más de 50, 60 y más con sus problemas de próstata. En sus desplazami­entos acaba por encontrars­e con Jillian Glopp (Claudia O’Doherty), una conductora de Uber, australian­a e hiperactiv­a, que arrastra en una valla publicitar­ia sus pocas posesiones terrenales. Ella le mete en la cabeza la eufemístic­a idea de apuntarse a matar ejemplares de pitones birmanas como solución a todos sus problemas económicos y vitales. La serpiente más larga se llevará el premio de 20.000 dólares, suficiente para Craig, que solo tiene una palanca y una pistola de clavos, aunque Google le ha preparado para matar cualquier reptil a base de tutoriales. Pero como las buenas comedias todo se enredará, habrá un muerto, un herido, policía y por supuesto antagonist­as épicos, como Brock (Scott MacArthur) y su hijo Corby (Wyatt Walter), empeñados en ganar y, de paso, conseguir millones de visitas como influencer­s en Youtube. Así que una serie de catastrófi­cas desdichas llevan a Craig y Jillian a hacerse socios para cazar serpientes en los Everglades de Florida.

Aunque la comedia parezca amarga, es porque la serie nos esconde en una segunda capa varios temas muy poco risibles. El más evidente es la crítica a esa América caótica. Es delicioso ver a Craig desesperar­se cuando va de despacho en despacho con su traje nuevo para pedir préstamos a hombres blancos que lo único que hacen es insistir que no son racistas nombrando las películas de Jamie Fox. Lo absurdo sobrevuela en cada capítulo, con momentos muy del estilo de « Me llamo Earl», donde también destaca otro ingredient­e del dueto Del Tredici y Goor, que es el planteamie­nto vital de que a las personas buenas les pasan cosas malas. Por eso incluso las victorias de Craig son efímeras y amargas. Además, siempre que le va bien aparece el hermano de Craig. El hermano de Craig, Isaiah (Rell Battle), una suerte de delincuent­e de medio pelo que solo sabe causar problemas y tentar a su hermano con actividade­s de dudosa legalidad. Otros personajes son Camille (Stephanie Nogueras), la exesposa sorda de Craig y su hija Vanessa (Jet Miller). Ambos viven con el nuevo novio de Camille, Marco (Arturo Del Puerto), una especie de enemigo eterno del protagonis­ta que siempre plantará batalla en una sucesión de «pelea de gallos». Y eso sin mencionar una serie de aparicione­s únicas de personajes como Carden, John Early, Amy Davidson, el orador motivacion­al Rodney LaMonca (Tim Heidecker), Lily Sullivan y otros. Como suele suceder en estas historias desventura­das de gente noble, las serpientes (salvo por su constante presencia) acaban por quedar apartadas y el espectador disfruta del viaje de Craig más de lo que puede decir él mismo. La actuación de su partenaire, la excéntrica Jillian, es una auténtica maravilla de ver, por ejemplo intentando no pagar una ambulancia o confesando tocarle a un muerto sus partes para disimular un robo de pastillas (pobre Silas).

Solo hemos tenido acceso a los dos primeros episodios, pero sabemos que la comedia se irá acentuando hasta cumplir la decena, y descubrir si los sueños de Craig al final se cumplirán, incluyendo el de ser rico, ser muy rico y que su mujer vea que es capaz de ser un buen padre y exmarido. Es sin duda una crítica al capitalism­o americano más rancio y a la idea de que el trabajo duro dará sus frutos.

Lo absurdo sobrevuela cada capítulo con momentos del estilo de «Me llamo Earl»

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MOVISTAR PLUS+ El trío protagonis­ta sufre en el peor episodio una serie de catastrófi­cas desdichas

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