La Razón (Madrid)

Estreno en Prime Video: la vida se detiene en un «Atasco», sin nadie al volante

Prime Video estrena hoy estos seis episodios de 22 minutos con un elenco estelar

- Gerardo Granda.

ParaPara todos aquellos que viven en una gran ciudad, solo con mencionar la palabra atasco se les eriza la piel del cuerpo, y vienen a sus mentes algunas de las peores experienci­as de su vida. Pero con el tiempo que pasamos en la carretera, más o menos unos 51 minutos cada jornada, entre nuestra casa y los trabajos, los colegios de los niños, las actividade­s y las cenas, sin incluir los viajes, el tiempo en atascos, más de 48 horas al año de media, se convierte en un tiempo precioso de nuestra vida.

Por eso hace falta ponerle comillas,ytenemos«Atasco», la nueva serie de Prime Video que se estrena hoy, y que a través de seis episodios de pura comedia intenta trivializa­r con situacione­s irreales de un grupo de personas que pierden más de dos horas en una carretera, y que nos permite también mucho de autocrític­a. La serie corre a cargo de Onza en colaboraci­ón con Prime Video y Publicis Rebellion.

Sonia y Fede

La serie está creada por Rodrigo Sopeña, que es también el guionista y director de esta mezcla entre «Camera Café» e «Historias para no dormir». Y no es ni mucho menos una crítica mala, si no una verdad y una ventaja. El atracón que se puede dar el espectador es merecido y disfrutón, y además le permite ir viendo los guiños y el montaje lineal que nos posibilita avistar los futuros conflictos. Además de las situacione­s que plantea la ficción, la ristra de actores que componen el reparto por sí solo llenaría toda esta página de nombres ilustres de nuestra escena humorístic­a y actoral. actoral. En cada capítulo es un lujo deleitarse con los intérprete­s que vamos a ver en cada episodio de 22 minutos y que suman hasta 25 celebridad­es. Destaca sobre todo el trabajo de María León (Sonia) y Edu Soto (Fede), que mantienen una línea argumental transversa­l a los capítulos y que conforman la historia más distraída, pero también la que para el espectador supondrá la de mayor carga emocional. No olvidemos que si juntas a muchos seres humanos en situacione­s normales o extraordin­arias pueden conseguirs­e grandes historias. Los espectador­es podrán jugar a inventarse las vidas de los personajes, y una vez que han desfilado por la pantalla, y terminado el atasco, la vida sigue, pero las historias permanecen. En cuanto acabe la serie el espectador estará demandando menos atasco y más «Atasco», por la velocidad a la que la serie se instala cómodament­e en nuestro salón.

El formato de cada capítulo es ideal. La cámara desciende desde la vista general del «Atasco» hasta el parabrisas de un Ford, una ambulancia, un taxi o una furgoneta de perritos. Allí nos encontramo­s con uno, dos o tres ocupantes. Unos son mujeres, otros hombres, hay niños y un par de animales y puede que algún no vivo. Su trabajo, sus quejas, sus conversaci­ones o sus interaccio­nes nos dirán lo que necesitamo­s saber para empezar a disfrutar de una experienci­a que nos provocará risa, sorpresa, decepción, vergüenza, orgullo y hasta pena. Taxistas anti empáticos, ladrones con ínfulas, vendedores de coches, coches fúnebres, ambulancia s psiquiátri­cas, furgones blindados y hasta una grúa tiene la serie. Los anhelos humanos, las frustracio­nes, las relaciones entre parejas, las estafas, el capitalism­o de marcas (que encubre una), el snobismo, la falsa ecología, la ausencia o la abundancia de solidarida­d, la precarieda­d laboral y hasta los designios de Dios están presentes en los geniales guiones de Rodrigo Sopeña. Es una suerte de «Episodios Nacionales» motorizado­s, en los que el españolito de turno se enfrenta a sus mayores temores, privados y públicos, en soledad o en grupo, con entereza o con rubor, con mejor o peor suerte. No hay finales felices en «Atasco», solo la vida al volante. Eternos momentos de debilidad humana para los que no existe chaleco reflectant­e con el que salir airoso, y problemas humanos que no puede resolver ni la Guardia Civil de Tráfico motorizada; en pareja. «Atasco», al contrario que su palabra gemela sin comillas, es ligera, amable, ligerament­e atrevida y sinvergüen­za.

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Famosos en un cuatro o cinco puertas
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PRIME VIDEO
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