La Razón (Madrid)

«Estaba más nervioso por cómo saludar a la reina que por la final»

Se cumplen 30 años de la primera final española de la historia en Roland Garros, en la que Sergi Bruguera se impuso a Berasategu­i, el jugador de la derecha única

- Francisco Martínez.

AlbertoAlb­erto Berasategu­i (Bilbao, 50 años) fue la sensación de Roland Garros en 1994. «Derechateg­ui», «Arrasategu­i», decían las portadas sobre un tenista que tenía una empuñadura peculiar y única en el golpe de derecha que arrasó en ese torneo hasta que en la final no pudo con Sergi Bruguera. Fue la primera final de Roland Garros entre dos españoles.

¿Por qué daba la derecha así?

Venía ya cuando entrenaba en Bilbao. Al principio cogía la raqueta como todo el mundo, pero como era pequeñito y no tenía mucha fuerza, se me fue girando la empuñadura porque me daba la sensación de que desarrolla­ba un poco más de potencia y efecto liftado, y hacía daño. Me la intentaron cambiar en Estados Unidos [entrenó allí de los 13 a los 16 y volvió a España para formar parte del Equipo Bimbo, en el que estaban también jugadores como Corretja o Albert Costa], decían que con esa empuñadura jamás iba a llegar a nada y además tuve algún problema de codo y pensaron que era por eso.

Pero se me pasó y nunca más tuve problemas ni de muñeca ni de codo. Hubo un chico en Valencia que jugó con la misma empuñadura de derecha, pero no llegó a profesiona­l. A mí me iba bien, pero eso no se enseña. Hay que tener ciertas caracterís­ticas: yo aceleraba muy rápido, me movía muy rápido de piernas.

Llega a la final de Roland Garros 1994, muy joven.

El año anterior había ganado en

Sao Paulo mi primer título, y quizá la explosión más grande fue la de Niza en ese 1994, donde gané a dos «top 10», Courier y Edberg). También hice final en Bolonia. Llegué a París demasiado joven, para mi gusto, con confianza para coger experienci­a de cara a poder hacer un buen papel en años posteriore­s, pero fui avanzando...

¿Se acuerda de los partidos?

Más o menos. Ferreira, retirada; Piolin; Frana...

Kafelnikov antes...

Kafelnikov; Frana se me retira; Ivanisevic; Larsson y Bruguera... A veces me vienen a la cabeza momentos, puntos y situacione­s dentro y fuera de la pista.

¿Por ejemplo?

Sobre todo antes de empezar, lo típico es estar nervioso, la pista central llena, primera final española de todos los tiempos, en la grada había muchísimos familiares, y me dijeron que venían los Reyes de España y quizá estaba más nervioso por eso que por el partido, por cómo tenía que saludar, sobre todo a la Reina, que al Rey es un poco más campechano y sabía cómo hacerlo. Recuerdo que a Santana, que era el que iba a bajar a pista a entregarno­s el trofeo, le pregunté: «¿Cómo tengo que saludar a la Reina, que tú has estado en estas situacione­s?» Y él me dijo: «Pues tú le coges la mano y le das un beso en la mano».

Y...

Le cogí la mano como me había dicho Manolo, y ella me la retiró, me sentí un poco avergonzad­o. Pensé: «Manolo...»

¿Comenta ahora el partido con Sergi?

Ya nos llevábamos bien y ahora incluso nos vemos más. Él me hace bromas y yo le digo que le dejé ganar. Quedamos para jugar a pádel, y si me saca lo de la final le cambio de tema.

Antes, se podía jugar casi todo el año en tierra.

Había muchos más torneos en tierra y te contaban los 14 mejores para el ranking. Hoy ha cambiado el sistema de puntuación y la pista rápida se ha ido imponiendo, tal vez influencia­do, yo creo, por Estados Unidos, que siempre había sido el gran propulsor del tenis.

Y ahora se juega casi igual en todas las superficie­s...

Sí, pero es verdad que antes las pistas rápidas eran mucho más rápidas, sobre todo la cubierta. Se jugaba en moqueta, que se parecía a la hierba, la bola como que resbala y no bota hacia arriba, y eso a los grandes sacadores o al que juega muy recto le beneficia. Hoy en día en muchas pistas rápidas se puede jugar bien de fondo. Incluso en Wimbledon, en nuestra época era un tipo de hierba y quisieron hacerlo un poco más lento y cambiaron la hierba. Tenía oído, no sé si es verdad, que la querían hacer

Llegué al Masters jugando solo en tierra. A veces pienso que se cambiaron las normas por mí»

otra vez un poco más rápido, pero no dan con la hierba de antes.

Hasta el 97 no juega el Open de Australia.

Sí, por lo que comenté del ranking. A veces, a veces, eh, pensando, me da la sensación de que la norma se cambia un poco por mi culpa. Porque llegué al Masters jugando prácticame­nte en tierra batida, no iba a Wimbledon e intentaba evitar los torneos de pista cubierta. No me digas por qué, pero a partir de ahí empezaron a cambiar muchas cosas: el sistema de ranking, los torneos de tierra empezaron a degradarlo­s y se premió más al que jugaba en todas las superficie­s, pero sobre todo en pista rápida. Al final también hice algún resultado decente en dura.

GanóaAgass­ienelOpend­eAustralia. ¿Es el partido que más recuerda?

Aparte de los de París, que fueron todos buenos, incluso la final, ya que Sergi era superior, era como el Rafa de aquel momento en tierra batida; quizá el que más recuerdo sí fue el de Agassi. Cuando me metí en el Masters él fue uno de los que criticó que cómo un jugador solo de tierra podía llegar, que eso no podía ser, y se te queda en la cabeza, más viniendo de Agassi. Después de ganarle me da la mano y me dice: «Has mejorado mucho en pista rápida...» Y yo pensaba: «Sí, sí, has mejorado mucho...» Y recuerdo también que a la entrada en la pista central, él estaba con Brooke Shields por entonces, y estábamos en el túnel de salida de esa pista central de Melbourne, y se estaban riendo, ji, ji, ja, ja, y yo ahí solito con mis raquetas. Y le dijo, recuerdo, le dijo: «A ver si acabas rápido el partido y vamos a cenar». Era el turno de las ocho. Y tres horas y media más tarde, me la encuentro en el mismo sitio llorando y consolando a Agassi.

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AFP

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