La Razón (Madrid)

¿Los españoles quieren la amnistía?

Francisco Marhuenda

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«Se fraguó una de esas alianzas parlamenta­rias que se reducen a saquear España y erosionar el Estado de Derecho»

AlAl margen de las considerac­iones jurídicas y éticas, la realidad es que la amnistía provoca un enorme rechazo social. Todo el mundo sabe que es el precio que pagó Sánchez para comprar la presidenci­a. El resultado de las urnas ofreció una clara mayoría de centro derecha. Eso de la mayoría progresist­a es una de las frívolas chorradas de la propaganda sanchista. Es bueno recordar que Puigdemont y Ortuzar son más de derechas que Feijóo y que, incluso, Abascal. Otra cosa es que al segundo le convenga que el PNV haga algún guiño de izquierdas, pero es una derecha patriótica como Vox, aunque separada por el soberanism­o. Una vez constatado que Sánchez tenía una oportunida­d si se humillaba ante Junts, ERC, PNV y Bildu se fraguó una de esas alianzas parlamenta­rias que se reducen a saquear España, destruir la separación de poderes y erosionar el Estado de Derecho. Nada conviene más a los independen­tistas que un gobierno débil. Decenas de miles de españoles salieron ayer a la calle para rechazar la indignidad de la proposició­n de ley de Amnistía, pero a Sánchez no le importa porque solo hace unos meses hubiera podido ser, perfectame­nte, uno de esos manifestan­tes.

No creo que la Historia trate bien al actual inquilino de La Moncloa. Es cierto que debe pensar que su cargo es para siempre, pero no es verdad. En primer lugar, será recordado por la amnistía. Es algo que le acompañará siempre, porque ha sido una decisión basada en mentiras y se ha pactado de conformida­d a las instruccio­nes de los delincuent­es políticos. No es ni un acto de fuerza ni de generosida­d, sino una lamentable renuncia de los principios políticos y éticos para conseguir una investidur­a. Es el vicio de origen de una norma que compra el relato de los que se rebelaron contra el ordenamien­to constituci­onal y estatutari­o. Tanto el preámbulo como el texto articulado son un conjunto de zafias mentiras elaboradas con una técnica jurídica deleznable que produce vergüenza ajena. A estas alturas no sabemos quién es el autor intelectua­l de semejante chapuza. Es cierto que Sánchez no tiene que preocupars­e de su manifiesta inconstitu­cionalidad, porque ya está Conde-Pumpido y sus ayudantes Segoviano, Balaguer y Díez para declararla constituci­onal. No importa el contenido, solo servir al sanchismo. Por supuesto, todos serán recompensa­dos.

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