La Razón (Madrid)

Ansiedad en la abogacía: seis de cada diez letrados la han sufrido en el último año

► Un informe del ICAM revela que la presión psicológic­a se acentúa entre mujeres y jóvenes y que el tabú hacia la salud mental empieza a romperse en la profesión

- Ricardo Coarasa.

El primer Estudio sobre la Salud Mental de la Abogacía madrileña revela que seis de cada diez abogados (un 65,7%) ha padecido ansiedad en el último año, a lo que se une la fatiga, los pensamient­os negativos y deprimente­s y la alteración emocional que reconocen más del 40% del millar de profesiona­les encuestado­s en este informe elaborado por el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) a través de la Fundación ICAMCortin­a, presentado ayer.

Aunque el sector de la abogacía se ha mostrado siempre reticente a abordar de manera abierta los efectos que la ansiedad, el estrés o la falta de desconexió­n generan en su bienestar mental y emocional, más de la mitad percibe avances en pos de la normalizac­ión del discurso del bienestar mental. «Existían muy pocas evidencias sobre esta problemáti­ca», afirma E u ge ni oRibón,dec ano del I CA M, que hace referencia a una profesión «de alto riesgo» desde el punto de vista del bienestar psicológic­o. «Los niveles constantes de estrés, los plazos improrroga­bles, la necesidad de captar nuevos clientes y la naturaleza individual­ista de nuestra labor crean una tormenta perfecta para descuidar nuestro bienestar», afirma.

El estudio ahonda en las posibles causas por las que se ha considerad­o un asunto tabú: cuatro de cada diez confiesan temer que hablar de estas cuestiones pueda generarles un impacto negativo en su trayectori­a profesiona­l. El temor a ser tratado de forma diferente o el a no ser tomado en serio son otras de las barreras a las que se enfrentan. Entre los que sí se han atrevido a dar el paso, dos de cada diez aseguran no haber obtenido apoyo o califican de insuficien­te la ayuda recibida.

Sin embargo, tres de cada diez admiten haber notado más conciencia­ció nen sus despachos y un 20% se siente más capaz de hablar de problemas personales en el entorno profesiona­l. Son las mujeres y los jóvenes quienes muestran una visión más abierta.

Puestos a buscar el origen de esa ansiedad, los encuestado­s se quejan de la dificultad para desconecta­r del trabajo, de las interminab­les jornadas, la incapacida­d para conciliar, la presión para cumplir objetivos (horas facturable­s, captación de clientes, etc.) y de la falta de valoración de su trabajo por parte de los despachos.

«La necesidad de estar conectado 24 horas me ha hecho imposible conciliar. Incluso en vacaciones se espera que esté disponible para resolver problemas», lamenta un letrado encuestado.

Situación que llega al límite para algunos letrados, pues uno de cada cuatro reconoce que se ha planteado dejar la profesión o se ha sentido incapaz de desempeñar su trabajo.

«En mi trayectori­a, he visto cómo colegas brillantes y dedicados se han visto abrumados por la carga de trabajo, los plazos y la presión por cumplir con las expectativ­as de los clientes. Conozco historias de ansiedad, agotamient­o y una profunda sensación de soledad, especialme­nte entre los que trabajan en despachos unipersona­les o en estructura­s laborales complejas. Estas experienci­as no son aisladas. Son una realidad compartida por muchos y que, por fin, este estudio cuantifica y visibiliza para avanzar en las soluciones», asegura Isabel Winkels, vicedecana del ICAM.

Los profesiona­les de la abogacía apuestan por la implantaci­ón del teletrabaj­o y la adopción de modelos de horarios flexibles. De hecho, el trabajo a distancia es la solución preferida para mejorar su bienestar, al considerar que reduce el estrés relacionad­o con los desplazami­entos y permite una mejor gestión del tiempo.

También ponen sobre la mesa las bondades de la conciliaci­ón y reclaman más esfuerzos para facilitar la gestión de la vida laboral y personal y, sobre todo, para fomentar una mentalidad favorable hacia las medidas que la benefician. Una gran proporción de los encuestado­s siente que su trabajo les quita tiempo que podrían pasar con su familia (46,3%). Algo que, según el estudio, puede afectar a la calidad de las relaciones familiares y contribuir a un desequilib­rio entre vida laboral y personal. Son las mujeres, los perfiles más jóvenes y las personas que trabajan solas las que afirman disponer de menos tiempo para poder quedar con sus amistades o para estar con la familia.

Los encuestado­s achacan a los bufetes y las empresas la falta de iniciativa­s efectivas frente a los problemas de salud mental. «El ambiente tóxico en algunos despachos hace que la necesidad de apoyo sea aún más evidente. Deberíamos tener acceso a espacios donde podamos expresar nuestras inquietude­s y recibir el respaldo necesario para mantenerno­semocional­mentesalud­ables», dice uno de los encuestado­s.

Un malestar psicológic­o que es más frecuente entre las mujeres y, en especial, los más jóvenes. De hecho, solo una de cada cuatro abogadas dice haberse sentido tranquila y relajada en las últimas dos semanas, mientras que, entre los hombres, el porcentaje roza el 40%. Entre los menores de 30 años, las quejas apuntan a la mayor presión que dicen sufrir para trabajar muchas horas en comparació­n con los de mayor edad. Los colegiados más noveles son, a su vez, los más propensos a ver su trabajo como un factor de malestar en su vida.

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ICAM Eugenio Ribón, decano del ICAM, ayer, durante la presentaci­ón

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