Planeta y Goncourt, «amour fou» por el libro
Durante muchos años, los viernes, a las nueve y media de la noche, en la televisión pública francesa Antenne 2 se emitía un programa dedicado a la literatura y los libros. Hablaba un hombre con las gafas en la punta de la nariz en horario de máxima audiencia, mientras otras cadenas dedicaban inacabables programas de variedades y concursos. Era enero de 1975 cuando se emitió por primera vez «Apostrophe», dirigido y presentado por Bernard Pivot, ejemplo de periodismo cultural y apuesta por la educación y el libro. Desapareció en 1990, pero dejó huella: se podía hacer un programa de libros en la televisión y no dormirse. Ayer estuvo en Madrid como presidente de la Academia Goncourt, que patrocina el premio más importante de las letras franceses, y debatió con José Creuheras, su homónimo en el Grupo Planeta. En 1952, José Manuel Lara fundó un premio literario con la intención de remover las letras españolas y conseguir que los escritores cobrasen por su trabajo. Parece poco, pero fue mucho. El Premio Planeta consiguió que el libro llegase a muchas casas y que la televisión hablase de escritores y de literatura. Creuheras no rehuye de las nuevas tecnologías, lo que siempre es una tentación para un editor, porque es una herramienta clave para conseguir lectores. Pivot recurrió hace 44 años a la televisión y pudo conseguir que el mismísimo –el antintelectual aunque neurótico freudiano– Woody Allen fuese a su programa para responder al cuestionario Proust... y no morir en el intento. Demostró que se puede hablar de libros y que el mundo no se venga abajo.