«Tenemos que devolver la pelota a la política»
Los abogados de Junqueras, Romeva y Forn ven desobediencia y niegan la rebelión y la sedición
Desobediencia sí, pero ni rebelión ni sedición. Las defensas del ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y de los ex consellers Raül Romeva y Joaquim Forn redujeron ayer a una mera desobediencia las consecuencias penales de los hechos por los que se han sentado en el banquillo en el juicio del «procés». Tanto Andreu Van den Eynde como Javier Melero rechazaron que en el desafío soberanista hubiese alzamiento ni violencia y cargaron con dureza contra el coronel Diego Pérez de los Cobos, coordinador del dispositivo policial el 1-O. Pero lo hicieron por caminos bien distintos: Melero, abogado de Forn, ciñó su intervención a las lindes del Derecho Penal. El abogado de Junqueras y Romeva, sin embargo, optó por un informe final de marcado signo político.
Van Den Eynde instó al Tribunal Supremo (TS) a «devolver la pelota a la política» en la sentencia y reprochó a la Fiscalía que haya «confundido la desobediencia con la rebelión», pues en el proceso independentista, subrayó, «no hay alzamiento ni violencia ni armas». El letrado dio incluso un paso más allá y se arrogó la representación del independentismo catalán. «Estamos ahí, con la mano tendida, para solucionar este conflicto», lanzó el guante al tribunal. «Cuando no hay negociación ni política hay protesta, hay indignación» –lamentó en esa misma línea más propia de un mitin de campaña–, tras reivindicar la capacidad de las sentencias para «resolver conflictos».
Van den Eynde defendió la decisión del Gobierno de Carles Puigdemont de impulsar el referéndum del 1-O pese a la prohibición judicial. «Hizo lo que hacen los políticos, que es cumplir el programa electoral». «Desafección e indignación no son violencia», insistió al tiempo que redujo la violencia del «procés» a tres casos aislados y solo de forma «reactiva» a la actuación policial.
«Votar no es delito. Ser independentista no es delito», recalcó tras quejarse de que los acusados han sido objeto de una «causa general» en la que «lo que se persigue es una ideología».
«Todo es exageración, todo es ruido», se quejó respecto a la «espontánea» concentración que entorpeció los registros judiciales en la Consejería de Economía el 20-S. «Tenemos dos coches rotos y se habla del apocalipsis», ironizó sobre los coches de la Guardia Civil devastados.
El abogado de Forn, por su parte, defendió la actuación del ex conseller de Interior y se mostró muy crítico con el dispositivo policial diseñado por Interior el 1-O, que calificó de «aberrante» y «pretendido y buscado». Esa «ineptitud de sus mandos», argumentó, condujo a los agentes «a una situación endemoniada en la cual el cumplimiento del deber llevaba a un deterioro de su imagen pública». De hecho, defendió que solo los Mossos cumplieron «lealmente» las instrucciones de la Fiscalía, pues, según él, el «objetivo político» del Gobierno de Rajoy era «que nadie pudiera decir que era un referéndum homologable».