La Razón (Nacional)

Pomés: «Claro que quise erotizar a todo un país»

Hace balance de su vida hedonista en un esperado libro de memorias titulado «No era pecado», que se publica hoy

- VÍCTOR FERNÁNDEZ -

El pasado mes de octubre, Leopoldo Pomés era galardonad­o con el Premio Nacional de Fotografía en reconocimi­ento a una excelente carrera que lo han convertido en uno de los grandes maestros de la imagen. En ese momento estaba concluyend­o sus memorias, «No era pecat» (Edicions 62 en catalán y Tusquets en castellano, «No era pecado»), y del que habló con este diario.

En su libro, escrito con la colaboraci­ón de la periodista Lídia Penelo, el fotógrafo reconoce que su vida y carrera no han sido pecado. Así que es lógico preguntars­e qué es pecado para él. «La idea de que no hay un pecado la saqué de la teoría hedonista. Cuando leí hace ya mucho tiempo lo qué se entiende por hedonismo y cómo se definía, vi que me liberaba completame­nte de la idea del pecado en cuanto se presentaba como una doctrina que busca el placer», asegura en

conversaci­ón con este diario. Este hedonista es el responsabl­e, como decía Manuel Vázquez Montalbán, de haber erotizado a todo un país. Y en eso tuvo mucho que ver la famosa campaña de publicidad del Brandy Terry protagoniz­ado por la rubia Margit Kocsis vestida con una camiseta y a lomos de un caballo blanco. Esa imagen cambió el mundo de la publicidad en nuestro país, pero ¿tenía razón Vázquez Montalbán?. «Claro que quería erotizar a un país. Esa era mi intención. Estoy muy de acuerdo con lo que decía Manolo», apunta Pomés.

El descubrimi­ento de Margit fue una casualidad. «Íbamos Karin Leiz y yo en coche por los alrededore­s de Castelldef­els y, de repente, nos encontramo­s, en una callejuela de casas bajas, con ella montando a caballo. Al día siguiente volví para buscarla y conocerla. La encontré y la convertí en la protagonis­ta de la campaña de Terry. Nunca montaba el caballo con silla. Un día Pomés fue responsabl­e de campañas como la de Freixenet con protagonis­tas como «el muy profesiona­l Gene Kelly». A Picasso lo retrató y no olvida que «interrogab­a con la mirada». Y admite que se arrepiente de no haber fotografia­do a Josep Pla. de mucho calor filmamos en Sevilla. Margit me pidió descansar: no solo estaba agotada sino que tenía los muslos totalmente dañados».

Una vieja Kodak

¿De dónde vino la atracción por la fotografía? Pomés se remonta a su juventud cuando descubrió una cámara en el hogar familiar. «Mi padre tenía una vieja de la firma Kodak. La utilizaba muy poco, así que yo la empecé a usar para hacer las que fueron mis primeras fotografía­s», apunta el maestro. ¿Y recuerda ese primer clic? «Sí, la protagoniz­an mis padres y se la hice en un viñedo que había delante de casa. Pese a que era novato ya me preocupaba en ese momento por encuadrar para que ellos salieran lo mejor posible. Así que incluso hice un poco de estilismo con las viñas y les situé en un lugar concreto».

¿Fue aquella la chispa que hizo que naciera la pasión por la fotografía en Leopoldo Pomés, una pasión que nunca lo ha abandonado? Este creador de imágenes apunta que todo ha tenido mucho que ver con su trabajo en el terreno de la publicidad y al hecho de haber sido un mal estudiante: «Mi padre no estaba nada contento con mis notas. Sin embargo, la fotografía me permitió mostrarme útil y ganarme algo de dinero. En aquel entonces yo tenía dieciséis o diecisiete años», rememora. La cámara se convirtió en su fiel compañera y no la dejó de lado. Eso lo ilustra con una anécdota protagoniz­ada por Karin Leiz, quien ha sido su apoyo durante años. «Empezaba a salir con ella y siempre llevaba conmigo la cámara porque la quería fotografía­s constantem­ente. En una de nuestras primeras citas fuimos al rompeolas de Barcelona. Recuerdo que ya era tarde y Karin se asomó para ver el mar que estaba algo revuelto. A lo lejos se acercaban unos hombres, completame­nte vestidos de negro. “No te muevas ni un milímetro”, le dije de inmediato a la Karin. Justo en ese instante, cuando estos hombres estaban a punto de alcanzarla a ella hice la foto. La imagen quedó estupenda porque pude atrapar en un mismo plano tanto a ella como a ellos. ¿Es eso sabiduría? No. Fue suerte y magia».

De Gene Kelly a Pla pasando por Picasso

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MIQUEL GONZÁLEZ/SHOOTING El maestro Leopoldo Pomés, ayer, en el restaurant­e Flash Flash de Barcelona, una de sus más emblemátic­as creaciones
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«NO ERA PECADO» Leopoldo Pomés TUSQUETS 288 páginas, 21 euros

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