SAKE Y MEDITACIÓN
Entre la galería de la planta baja y el teatro del ICA de Londres, el artista argentino Rirktit Tiravanija ha instalado una zona de bar compuesta por mesas bajas, y en la que se sirve sake y comida japonesa. Cualquiera puede participar de este espacio con el artista ha querido huir de la urgencia instalada en la cultura del «estar de pie» de Occidente y promover la pausa del estar sentado propia de Japón. La suya es una instalación que promueve la meditación, la disidencia silenciosa. Si, como anotó Marina Abramovic en uno de sus escritos, «la mayor fuente de peligro es hablar demasiado», lo que Tiravanija propone es eso: una política de la resta, de la acción sin acción. Para entender en su entera dimensión el sentido de esta obra conviene contextualizarla en una de las teorías que más fortuna crítica tuvieron durante la década de los 90: la llamada «estética relacional». Formulada por el francés Nicolas Bourriaud propugna un arte no de objetos, sino de relaciones. El artista ha de huir de las estrategias expositivas usuales y crear marcos, ajenos a las dinámicas cotidianas en los que los individuos se puedan relacionarse con criterios más creativos y libres. La seña de identidad de Tiravanija es la transformación de cada inauguración en un set en el que el propio artista cocina para los invitados un menú thai. Lo importante de esta acción no es la obtención de ningún objeto estético, sino la experiencia surgida del intercambio. En realidad lo que queda es casi nada: útiles de cocina, la carta con el menú y poco más. Se trata de formar parte del arte en lugar de contemplarlo pasivamente. Lo que se vive deja una huella mucho más indeleble que lo simplemente se ve de un modo intelectual o estético.