La lesión que cambia la NBA
En el quinto partido de las finales ante Toronto Raptors y puede estar un año en el dique seco
Solo hay quinto malo para Kevin Durant. Fue en el quinto partido de semifinales de conferencia ante los Rockets cuando se lesionó en el gemelo y fue en el quinto partido de las finales cuando se lesionó en el tendón de aquiles.
Después de muchos rumores sobre si el alero no quería jugar para no romperse antes de un verano que iba a ser clave en su carrera, en el Scotiabank Arena, y con su equipo al borde de la eliminación, los médicos optaron por declarar «apto» a Kevin Durant. El, para algunos, mejor jugador del planeta dejó un primer cuarto fantástico. Moviéndose con soltura y siendo un arma letal desde el perímetro. Pero en una acción al comienzo del segundo periodo, su cuerpo dijo basta. En ese momento cambió el curso de la NBA.
Los Warriors, en su quinta final en cinco años, consiguieron reponerse de la baja de una de sus estrellas gracias al acierto de Curry y Thompson en los últimos minutos. Así forzaron el sexto partido de una serie en la que siguen por detrás (3-2).
Pero la lesión de Kevin Durant no afecta únicamente a estas finales ante Toronto, sino a todo el mapa futuro de la NBA. Con él en cancha los Warriors consiguieron un más seis, en un partido
que ganaron por uno, y una sensación de dominio y posibilidades en ataque inabarcables para los canadienses. Desgraciadamente para ellos, y para el espectáculo, ese juego no se volverá a ver en estas finales.
Si hay algo peor que la lesión de una gran estrella, es alegrarse de ello. Después de su comportamiento modélico durante los primeros partidos, la afición de los Raptors dejó una imagen bochornosa aplaudiendo la lesión del MVP de 2014. Sus propios jugadores, Kyle Lowry a la cabeza, criticaron este gesto. Thompson y Green le dedicaron algunas palabras a la afición canadiense después del choque y, de llegarse a un hipotético séptimo partido, la temperatura podría ser muy alta. La realidad, aplausos aparte, es que Durant se iba cojeando y esta vez era el tendón de aquiles, una de las lesiones más temidas en el baloncesto.
Sus compañeros se empeñaron en ganar el partido y alargar las finales. Durant se lo agradeció al finalizar el partido, «como un trago de tequila» así definió el alero el triunfo de su equipo.
En la bahía no hay sabor a tequila, la victoria supo muy agridulce. Habrá sexto partido, la madrugada del jueves, pero a qué precio. Los médicos y compañeros al borde de las lágrimas explicaban que Durant no volverá a jugar esta temporada, y tal vez tampoco la siguiente. Bob Myers, «general manager» de los Warriors lo definía con una frase que ya es historia de la liga: «Toda la NBA ha cambiado esta noche».Y es que los rumores sobre Durant y su más que probable salida a Nueva York, son ahora páginas mojadas.
El MVP de las últimas dos finales, que iba a ser agente libre este verano, puede ahora perderse toda la temporada. La pelota está en el tejado de las franquicias, pero todo hace indicar que Knicks y Clippers, los dos equipos que más han sonado, esperarán ahora un año más.
Durant puede hacer efectiva su «player option» y quedarse una temporada más en Golden State por 31,5 millones, algo que parecía imposible hace dos días, pero su lesión ha cambiado la historia de la NBA.